Un poco de mundo

Hace años seguía las huellas del gran viajero tangerino del siglo XIV, Ibn Batuta por el sudeste asiático trabajando en un artículo que estaba escribiendo. Al pasar por Kuala Lumpur, tuve la oportunidad de reunirme con varios de mis antiguos estudiantes yemeníes que estaban formándose en Malasia. Kuala Lumpur está a años luz de los rascacielos de adobe de Saná y, como escritor de viajes, sentía curiosidad por ver la reluciente metrópolis asiática a través de sus ojos. Después de mostrarme su campus universitario, estaban ansiosos por enseñarme sus descubrimientos en este lugar exótico que era tan extraño para todos nosotros. Aunque procedían de un lugar caluroso, a lo que no podían acostumbrarse era a la humedad y a las intensas lluvias que marcan los días en esta parte del mundo. Ingeniosamente, su solución había sido utilizar los interminables centros comerciales climatizados para explorar la ciudad. Estos templos modernos no eran los zocos al aire libre llenos de comerciantes individuales de su tierra natal. Bajo la sombra de las torres Petronas, en ese momento los edificios más altos del mundo, las eternas tiendas, que estaban tan alejadas a su experiencia, ejemplificaron para ellos lo que era diferente y, por lo tanto, valía la pena ver. Ahora surge como idea principal de los nuevos usos del Hospital de la Montaña aquí en Cáceres, convertirlo en un centro comercial. La reconversión de un edificio tan clave en el corazón de la ciudad es una oportunidad para hacer un cambio transformador al estilo Guggenheim en nuestra ciudad. No aprovechar esta oportunidad para revitalizar el centro de la ciudad estaría a la par con el error colosal de desterrar el campus universitario a su ubicación actual en la lejana estepa. Al final de su primer año en Malasia, mis alumnos me escribieron contándome sus nuevos descubrimientos, mucho después de que el brillo inicial de los templos comerciales se hubiera desvanecido. Con un poco de experiencia y quizás mundo, aprendieron rápidamente que no es oro todo lo que reluce. Ahora, en la era de Amazon con el cierre de tiendas físicas en todo el mundo, desde Malasia hasta Pintores, estoy seguro de que también estarían de acuerdo en que lo último que necesita el mundo es un Zara más grande y brillante.