Primeros Pobladores regresará en diciembre a la cueva de Santa Ana para retomar la campaña de excavaciones que se detuvo en 2019. Fue a finales de ese año la última vez que se llevaron a cabo trabajos de investigación en una cavidad que ofrece muestras ... de la evolución tecnológica de los homínidos en los últimos 800.000 años y de donde se han extraído piezas animales de gran antigüedad, como un cráneo de hiena del Pleistoceno Medio cifrada en 350.000 años o un oso de hace 600.000. También hay una importante industria lítica y de caza.
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Antoni Canals, codirector junto a Eudald Carbonell de Primeros Pobladores, confirma que un equipo de investigadores que no superará las diez personas volverán para continuar haciendo dataciones que ayuden a establecer la edad real de este espacio, un punto de especial dificultad para el estudio debido a que los sedimentos están removidos por el freático, un proceso geológico natural. Santa Ana forma parte del Calerizo, ese subsuelo en el que se hayan restos del pasado más remoto de Cáceres.
2020 fue un año en blanco para la investigación. A pesar de que a partir del segundo semestre del año muchas actividades lograron remontar y ponerse en marcha de nuevo, en este caso la imposibilidad de mantener la distancia de seguridad para poder llevar a cabo los trabajos de excavación obligaron a aplazar esta nueva campaña, que habitualmente se lleva a cabo en septiembre y que en 2019 se retrasó por motivos burocráticos.
En este 2021 estas excavaciones se trasladan también a diciembre para garantizar que todos los participantes (doctorandos jóvenes que en algunos casos llegan de otras comunidades autónomas) estén ya vacunados. «Espero que todo el mundo pueda venir con su papel, con su pauta ya completa», indica Canals.
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La investigación de Primeros Pobladores regresará sin contar con ningún tipo de financiación local o regional y tendrá únicamente el apoyo del Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona. Será una campaña corta. «Nuestro objetivo es intentar acabar el sondeo y coger más muestras para intentar obtener dataciones cosmogénicas basadas en aluminio y otros metales para permitir situar de una forma más correcta el yacimiento». En 2019 ya se había utilizado este sistema. Se han enviado muestras a un laboratorio francés y se está a la espera de resultados que tendrán que ser cotejados «con nuevas muestras, habrá que coger sedimentos y materiales».
El alcalde de Cáceres, Luis Salaya, ha planteado a la Junta la construcción de una neocueva en Maltravieso que permita, igual que sucede en Altamira, visitarla de una forma realista pero sin alterar la real. Para Canals, que hasta 2008, cuando la Junta de Extremadura cerró la cueva a la investigación, llevó distintas campañas en esta cavidad, «un centro más grande y más moderno seguramente sea necesario, si llega, bienvenido, pero hay algo mucho más básico, que se llama cueva del Conejar, que necesita apoyo». A su modo de ver, este espacio que forma parte también del Calerizo y que muestra el paso del Paleolítico al Neolítico está «abandonado». Él ha planteado un proyecto consistente en crear un aula educativa para el instituto Al-Qázeres que permitiría también las visitas externas, pero considera que la administración no muestra interés.
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Otro de los asuntos pendientes y que hasta ahora no se ha podido llevar a cabo ha sido la celebración del 20 aniversario de los trabajos del grupo Primeros Pobladores, que se cumplió en año pandémico. En realidad, todo empezó en Malpartida de Cáceres en 1999, donde se hizo la primera excavación en el yacimiento Vendimia. El grupo se creo oficialmente en el año 2000 y en 2001 se empezó excavando Santa Ana, situada en el recinto militar del Cefot. El proyecto de hacer una exposición recogiendo esta efemérides continúa en marcha, según indica Antoni Canals.
En abril de 2019 la Consejería de Cultura inauguró un programa por el que 12 personas a la semana durante un año podrían adentrarse por los 130 metros de profundidad de Maltravieso. Se trataba de una fórmula experimental para comprobar cómo afecta la contaminación exterior a la cueva. La idea era, una vez terminado este proyecto piloto, establecer de qué forma afecta la contaminación externa a las pinturas rupestres de la cueva para permitir la reapertura a la investigación de esta cavidad, cerrada por motivos de seguridad desde 2008.
La pandemia se cruzó por medio y se suspendieron las visitas a falta de un mes para completar el plazo que se había establecido. Un año y medio después la Junta no ha vuelto a restablecer el programa de visitas. Consultada por este diario, argumenta que al ser un espacio reducido no se garantiza que pueda mantenerse la distancia de seguridad. Tampoco se ha presentado el estudio con las conclusiones.
Para Antoni Canals, paleoantropólogo y codirector del grupo Primeros Pobladores, los meses en los que se ha desarrollado esta campaña serían suficientes para obtener resultados. A su modo de ver «seis meses de visitas hubieran bastado». Su explicación es crítica con la Junta. «Creo que está aparcado, yo mismo me he intentado poner en contacto con los miembros de la comisión de Maltravieso y esto no está funcionando, no he hablado con el director del Museo, pero muy probablemente esté parado».
Para él el hecho de que no se investigue en la cueva «no es sostenible desde el punto de vista científico, solo es sostenible políticamente, y la comisión y los compromisos no han servido para nada», opina.
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