La pregunta sobre cuándo llegaría su traslado ha acompañado, durante décadas, al colegio de educación especial Proa. Es una reivindicación tan antigua que cuesta saber cuándo empezó a hablarse de la necesidad de que los alumnos de este centro contaran con mejores dotaciones, una realidad ya cercana con la contratación el pasado mes de diciembre de las obras para la construcción del nuevo centro en Casa Plata.
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Sixto Iglesias, histórico director de este colegio, jubilado desde el año 2019 pero que está participando de forma directa en el proyecto del nuevo Proa, asegura que muchos de los problemas del recinto tienen que ver con estar ubicado en un espacio que no es adecuado para el uso educativo de ningún tipo. Promovido por la que entonces era la Obra Social de la Caja de ahorros de Cáceres y la de Plasencia (después Caja de Extremadura y actualmente Liberbank) hace 52 años, se estableció aprovechando instalaciones de la mina de fosfato de Cáceres. «Se fueron haciendo distintas adaptaciones, pero nunca se pensó en centro educativo y mucho menos para educación especial».
En el año 1983 se lleva a cabo la transferencia por 30 años de este recinto educativo al Ministerio de Educación. Posteriormente pasaría a depender de la Consejería de Educación. Además de por el deterioro de sus instalaciones, otro de los motivos por los que se hacía necesario el traslado de este colegio es porque el terreno pertenecía a la Caja, apunta a Iglesias, que, de haberlo necesitado, podría haber hecho valer su derecho a utilizarlo desde 2013.
Echando la vista atrás, Iglesias reconoce que Proa ha tenido que ir lidiando con diferentes deficiencias. «La instalaciones que había ni siquiera estaban adaptadas a lo que ahora entendemos por alumnos de necesidades especiales, porque los talleres de carpintería eran para alumnos con mucha más capacidad, y las Cajas de Ahorros cuando había en los pueblos familias demasiado numerosas o con problemas para alimentarlos, traían a Proa a niños que ahora mismo no irían», explica este docente, que asumió la dirección del centro hace cerca de 20 años.
¿Por qué se tardó tanto en buscar una solución a este centro educativo? «Las administración entendía que se necesitaba, hubo un momento en el que se pudo haber hecho pero surgieron problemas a nivel local por falta de entendimiento entre los partidos que estaban en el Ayuntamiento por entonces».
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Iglesias recuerda que hubo un proyecto promovido por Caja Extremadura en el que se construiría un nuevo colegio en Aldea Moret, en los mismos terrenos. Hubo un segundo intento en otra parcela ubicada también en esa barriada, cerca del centro de interpretación minero. «Pero tanto los padres como el profesorado pusimos muchísimas pegas porque entendíamos que no era el sitio más idóneo, Casa Plata sin duda es la mejor opción».
Para Sixto Iglesias el cambio que va a experimentar el colegio, cuyas obras está previsto que arranquen esta primavera y que se extiendan durante dos años, es tan importante que Proa (el único colegio de educación especial que hay en la ciudad y el único en la provincia con residencia) se va a poner en la vanguardia de la educación especial en nuestro país. «Va a ser pionero en España, el proyecto es una maravilla».
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Iglesias subraya la importancia del internado con el que cuenta también este centro educativo, que da cabida a alumnos de tres a 21 años. El nuevo centro va a contar con una especie de apartamentos con cocina y dormitorio. «Para que los alumnos puedan vivir con cierta autonomía y tener todos los servicios del centro». Hay incluso una habitación de invitados en la que pueden alojar puntualmente a personas que lo deseen. «Hay pocos centros en España que tengan estas dotaciones», remarca.
La reforma educativa, la Lomloe, ha hecho generar dudas sobre el mantenimiento de la educación especial. «La gente que se cuestiona la educación especial no tiene ni idea de lo que están hablando, la prueba de que se va a mantener la educación especial es que en Extremadura se está construyendo un centro puntero», destaca Iglesias. Él es partidario de la educación especial y la defiende bajo el criterio de equidad. «En educación especial no podemos hablar de igualdad, hay que darle a cada uno lo que necesita».
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Todos (personal docente, asociación de madres y padres) esperan ya que se ponga la primera piedra de un colegio que, aunque muy ligado a Aldea Moret, necesita un nuevo espacio y dotaciones suficientes para romper la inercia arrastrada a lo largo de las décadas.
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