Promueven una tercera subasta para el edificio degradado de Pintores-Moret, en pleno centro de Cáceres

Mientras tanto, los dueños volverán a hacer un nuevo intento por darle salida en el mercado. Tras dos tentativas fallidas, la intención es convocar una tercera subasta, según ha podido saber este diario por fuentes conocedoras de la operación. El motivo que lleva a dar este paso es que, ahora sí, podría haber compradores interesados en un inmueble que goza de una situación privilegiada, según estas mismas fuentes.

No obstante, la última palabra en este caso la tiene el juez, ya que se trata de un caso que ha pasado por los tribunales. La salida a subasta, de hecho, es el último paso de un proceso judicial denominado división de la cosa común. Se trata de una fórmula prevista por la ley a la que se recurre cuando un bien es indivisible, como es el caso, y no existe acuerdo sobre cómo repartirlo entre todos los propietarios.

El edificio, conocido por albergar durante años los populares almacenes de los Sobrinos de Gabino Díez, ha salido hasta este momento dos veces a subasta. Pero la convocatoria ha quedado desierta en ambos casos. La última vez fue el pasado mes de febrero. Y nadie pujó por el edificio. Igual que ocurrió en 2019. La diferencia era que este año se esperaba que hubiera, al menos, una puja, ya que existía una oferta previa por escrito, pero al final no llegó a formalizarse.

El inmueble, cuya dirección exacta es el número 36 de la calle Moret, tiene dos alturas y una planta baja y data de 1910. Fue reformado en 1965. Cuenta con una superficie construida de 806 metros cuadrados en una parcela de 294.

En la subasta convocada el pasado mes de febrero –fue publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE)– el valor de tasación del inmueble fue de 781.000 euros y se estipulaba que no se adjudicaría por menos de 309.000 euros.

De manera paralela a este recorrido, el Ayuntamiento de Cáceres ha actuado en el inmueble, hasta ahora de manera preventiva, por el mal estado en el que se encuentra. A comienzos de 2023 fue acordonado por la Policía Local debido al riesgo de desprendimientos de elementos de su fachada. Y unos meses después, en verano, el Consistorio anunció que lo arreglaría de forma subsidiaria y pasaría la factura a los dueños.

Medio año después, el pasado mes de marzo, el equipo de Gobierno reiteró este anuncio con más detalles. El Ayuntamiento comunicó que había encargado ya la redacción del proyecto para efectuar ese arreglo. Se dijo entonces que la intervención se llevaría a cabo después de Semana Santa para que no se vieran afectadas las procesiones. La Pasión cacereña finalizó el 31 de marzo, hace más de un mes. El portavoz del equipo de Gobierno, Ángel Orgaz, detalló que la idea era intervenir en todos los elementos de la fachada que lo requieran.

«La ley de procedimiento nos lo permite y lo vamos a hacer. La prioridad es la seguridad de los vecinos», comentó Orgaz. Al ser cuestionado hace tres semanas por el inicio de estos trabajos, el portavoz municipal señaló que todavía no había fecha. «Hemos tenido conocimiento de que los técnicos se encontraban con los trabajos previos para poder proceder cuanto antes con esa ejecución subsidiaria», apuntó.

Precisamente coincidiendo con la Semana Santa y con la gran afluencia de turistas que durante estas fechas visitan la ciudad, el Ayuntamiento colocó una lona para cubrir las vallas metálicas puestas en enero de 2023 después de que se cayeran varios elementos de la fachada a la vía pública. Esa lona se encuentra ya cubierta de grafitis.

La colocación de estas vallas tuvo como gran perjudicado al establecimiento de hostelería Lizarrán, que hasta entonces colocaba su terraza delante de la fachada de este inmueble. Al ser acordonado el edificio, los veladores desaparecieron de la vía pública, el negocio vio mermar sustancialmente sus ingresos y, al final, optó por dejar el local y abandonar la zona. Se ha trasladado a la calle Obispo Ciriaco Benavente.