Carlos Fernández y Sonia Martínez son vecinos de la Ciudad Monumental de Cáceres. En casa tienen dos coches. Hace unos días recibieron una notificación del Organismo Autónomo de Recaudación y Gestión Tributaria (OARGT) de la Diputación Provincial de Cáceres mediante la cual se les comunicaba ... que tenían que pagar cuatro multas (con una penalización de 80 euros cada una) por acceder al recinto monumental con sus vehículos. Su gran y desagradable sorpresa llegó cuando fueron a la sede de la Policía Local para tratar de esclarecer los hechos. No entendían nada. Fue entonces cuando el agente que les atendió les indicó que entre los dos vehículos sumaban medio centenar de sanciones.
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«La primera multa es del 12 de febrero. Y nos llegan ahora, dos meses después. Nos han puesto 50 multas a mi mujer y a mí por acceder a nuestra casa», resume Carlos. «No nos han dado la oportunidad de aclarar, de recurrir o de corregir la conducta, si es que es una infracción», agrega.
«El problema es que hay varios permisos y varias normativas funcionando al mismo tiempo», resume la pareja. Los permisos de los que gozaban Carlos y Sonia eran temporales, con una duración de tres años. «Yo no era consciente de que mi permiso era temporal porque el anterior que tuve era permanente. Pero me lo modificaron al cambiar de coche y actualizar la matrícula», expone Carlos. Ese permiso expiró en febrero. Pero antes, a finales de año, había solicitado la nueva autorización de entrada según la nueva normativa de acceso. Todas estas autorizaciones están sin resolver.
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«No era consciente de que el permiso caducaba en febrero. Pero, en cualquier caso, en diciembre había solicitado el nuevo permiso. Y la nueva ordenanza dice que, cuando te va a caducar un permiso, se puede solicitar el nuevo dos meses antes», esgrime el vecino.
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De manera temporal, para poder seguir accediendo, han pedido una prórroga del anterior permiso. Agradecen la buena voluntad de la Policía Local, que les ha ofrecido «soluciones parciales». Y preparan varias alegaciones.
«Desde mi punto de vista, todo esto viene motivado porque Europa ha exigido las zonas de bajas emisiones. Y a toda prisa, antes de las elecciones, sacaron una ordenanza nueva, con una cantidad de errores brutal. Y han sacado una ordenanza sin voluntad para gestionarla. Hace un año que la ordenanza está en vigor», expone el vecino.
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«En diciembre tuvimos una reunión con varios concejales y nos dijeron que no nos preocupáramos. Nos reconocieron que en diciembre había 700 solicitudes y que no se habían empezado a tramitar todavía», agrega.
Susana y Carlos ya tienen una experiencia previa de este tipo. Hace unos años recibieron 27 multas por utilizar el acceso desde la calle Caleros. «En esa ocasión, nos embargaron la cuenta y tardamos cuatro años en recuperar el dinero. Tenemos miedo a que nos ocurra otra vez«, señala Sonia. »Los vecinos no importamos«.
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«El argumento de esta corporación y de la anterior es que somos unos privilegiados porque tenemos todos los eventos que se celebran a la puerta de nuestra casa. Pero la realidad es que cuando llega el Womad no podemos disfrutarlo porque nos tenemos que ir. En el Womad aquí no se puede vivir», zanja Carlos.
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