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Se pensaba que iba a ser la solución definitiva para acabar con el estado de abandono que arrastra el céntrico inmueble situado en la esquina de la calle Pintores con Moret, en Cáceres, acordonado desde hace un año por su mal estado y por ... el riesgo de desprendimiento de elementos de su fachada. Pero la subasta convocada para dar salida al inmueble ha quedado desierta. Nadie ha pujado por el edificio, según han confirmado a este diario fuentes conocedoras del proceso. Se trata de la segunda vez que esta construcción sale a subasta, ya lo hizo en 2019, y que la convocatoria queda desierta. La diferencia es que ahora se esperaba que se presentara, al menos, una puja, ya que existía una oferta previa por escrito, pero al final no ha llegado a formalizarse.
¿Qué pasará ahora? La salida a subasta ha sido el último paso dado, de momento, en el proceso judicial en el que se encuentra inmerso el inmueble, denominado división de la cosa común. Se trata de una fórmula prevista por la ley a la que se recurre cuando un bien es indivisible y no existe acuerdo sobre cómo repartirlo entre todos los propietarios. La tasación del inmueble era de 781.193 euros y su precio mínimo de adjudicación, 309.000 euros.
En estos momentos se estudian otras alternativas para continuar con la ejecución. Una de la salidas sería la venta directa. En cualquier caso, se busca una solución rápida porque interesa a todas las partes. Según los detalles recogidos en la convocatoria de la subasta publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), hay ocho personas afectadas por esta operación. Son los hermanos García Candela, García Rodríguez y Varona García. Es un procedimiento judicial voluntario que se coordina desde el Juzgado de Instrucción número 2 de Cáceres. El edificio se encuentra en el 36 de Moret, con fachada y acceso desde la calle Pintores. Data de 1910 y cuenta con una superficie de 806 metros cuadrados.
Del inmueble destacan dos aspectos. Su situación de privilegio en pleno centro y su abandono. Es un bloque que cuenta con cuatro plantas, según recoge el Catastro. El uso es residencial en tres de ellas, además de almacén en la planta superior y uso comercial en la planta baja y en la primera. Durante años albergó los conocidos almacenes de los Sobrinos de Gabino Díez.
El deterioro que arrastra el inmueble y su vallado dejó sin terraza al vecino restaurante Lizarrán, que meses después decidió echar el cierre en la zona al mermar sus ingresos y a trasladar el negocio a la calle Obispo Ciriaco Benavente. Las cofradías, mientras tanto, han pedido al Ayuntamiento que refuerce la protección de cara a la Semana Santa para evitar que el público que asiste a las procesiones cuyo recorrido discurre por Moret-Pintores se coloque detrás de las vallas. El Consistorio ya ha actuado y ha reforzado recientemente esta protección con vallas de obra.
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