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El chileno Juan Carlos Astudillo aprendió a tocar los cuencos tibetanos sentado en medio de un montón de ellos en una oscura habitación de un templo nepalí hace 17 años, según cuenta. «He viajado mucho a Nepal, India, Tailandia y es la primera vez que vengo al Womad a la aventura, a conocer Cáceres y a enseñar a la gente la técnica para tocar bien el cuenco», explica mientras hace una exhibición en el Paseo de Cánovas. Se trata de un instrumento de meditación que usan los maestros de yoga y cada uno de ellos ofrece una nota musical diferente.
Es uno de los artículos más exóticos que pueden adquirirse estos días en los puestos del Womad. Un espacio abierto que también ha aprovechado la cacereña Rosa Blanco para dar a conocer su marca Marinaduck, un proyecto profesional pionero en Extremadura que inició al quedarse en paro durante la pandemia. Esta exempleada del grupo Inditex confecciona moda sostenible con la técnica de estampación botánica o 'ecoprint'. «Lo trabajan mucho en la India, yo me muevo en redes sociales e Instagram, pero Womad ha sido mi bautismo en Cáceres», indica.
En este bazar de productos del mundo se puede comprar desde bisutería de distintos materiales, ropa, bolsos o almohadas térmicas, hasta esencias y jabones naturales o pequeñas esculturas talladas en piedra, pasando por portavelas aromáticos a base de ceras especiales que no se funden. «Por la mañana el ambiente es muy familiar y es un lugar muy accesible. Está muy bien organizado», valoran los responsables de este puesto de ambientadores artesanos, Amorina Gómez y Martín Excoffon, procedentes de Valencia.
Por tres euros se puede lucir un tatuaje temporal de jagua, una tinta hecha a base de esta fruta originaria de las selvas de Centroamérica. También son originales las marionetas de peluche y gomaespuma de La tienda de Títeres que regenta Katixa Jaúregui y que la cacereña Rocío Alvarado y su hija Cloe elegían este viernes. «Nos gusta porque vemos cosas diferentes y gente de otros lugares», decía Alvarado.
Llamativos son igualmente los jabones corporales naturales envueltos en lana de oveja y enriquecidos con aceites aromáticos. «Son cien por cien biodegradables y sustituyen a las esponjas sintéticas», explicaba Ana Estévez, de Experiencias del Guadiana.
Los nostálgicos de El pájaro azul pueden encontrar un trocito de la singular librería cacereña ya desaparecida. Su creativa dueña, Sara Sierra, junto con Inma Blanco, le dedica un homenaje con originales diseños de sombrerería y otras piezas propias de artesanía, como anillos de Frida Kahlo o pendientes y collares de ganchillo.
La nota solidaria la ha puesto el matrimonio de artesanos formado por Inmaculada Polo y Mané Miranda, promotores de una de las iniciativas de ayuda a Ucrania en la ciudad. Los empresarios han cedido un espacio de su puesto y donado a un grupo de refugiadas algunos artículos para que los vendan estos días y recauden fondos destinados al movimiento Unidos por Ucrania.
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