«Ya ni recuerdo cuándo hemos vendido el último piso en esta zona»

El barómetro de la situación de la Madrila desde el punto de vista de zona residencial es el grado de interés que puedan despertar las viviendas y locales comerciales allí ubicados. En este sentido, Manuela Pérez, responsable de una agencia de gestión inmobiliaria de la ciudad, explica que la Madrila sigue siendo identificada con el problema del ruido, pero matiza que las dificultades para vender una vivienda en este enclave no sólo tienen que ver con ese escollo, sino también con el hecho de que se trata de una urbanización ya antigua, es decir con unos bloques de pisos que pueden tener 40 años o más.

«Influyen las dos cosas», afirma Manuela Pérez, quien reconoce lo verdaderamente difícil que resulta vender un piso en este céntrico barrio: «Ya ni siquiera recuerdo cuándo hemos vendido el último piso en la Madrila», afirma y pone como ejemplo una vivienda que ofrece su agencia por 60.000 euros, ubicada en la calle Santa Teresa de Jesús, con cuatro dormitorios.

Según explica, en la Madrila se venden pisos de cuatro dormitorios por precios que pueden oscilar entre los 75.000 y los 80.000 euros, pero reconoce que resulta difícil encontrar compradores. Preguntada sobre si la disminución del ruido y del trasiego nocturno ha influido en una posible recuperación, Manuela Pérez cree que no: «No se ha recuperado todavía», pero insiste en que influye que son pisos con demasiada antigüedad, como el propio polígono, cuyos primeros bloques de viviendas fueron construidos a finales de los años 60.

Lo que sí tiene más salida es el alquiler, y entre las personas que demandan vivir en esta zona están los estudiantes. Un piso de cuatro dormitorios se puede alquilar por 450 euros, indica.