J. CEPEDA
CÁCERES.
Lunes, 8 de octubre 2018, 08:02
Reverdecida en las últimas semanas gracias a las reivindicaciones de diferentes asociaciones vecinales de la ciudad, la de la Ribera del Marco es una historia que encierra desdicha y genera impotencia en la ciudadanía a partes iguales. El recurso natural que favoreció los primeros asentamientos de la urbe es hoy, fue ayer y seguramente lo será mañana, vilipendiado por las diferentes administraciones públicas, hasta el punto de que este 'arroyo madre' de la ciudad ha pasado a ser una especie de hijo repudiado. Y es que el jardín de la excelentemente conservada Ciudad Monumental ha sido condenado, sin juicio previo, a vivir de espaldas a la ciudad no solo a efectos turísticos, sino también cotidianos para una ciudadanía que no puede disfrutar de este entorno natural, cada vez más degradado a causa de la maleza y la suciedad, sin haberse ejecutado en las últimas décadas plan alguno de recuperación.
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Desde mediados de los años 90 la temática de la Ribera del Marco ha sido un asunto recurrente en la vida política y social de Cáceres. Mucho se ha escrito, pero poco o nada se ha ejecutado sobre el terreno. Bien es cierto que sus aguas casi tocaron la miel de las grandes e inversiones con su inclusión en los Presupuestos Generales del Estado. De aquellos años, justo al inicio de la presente década, tan solo resuena vagamente el eco de aquellos cantos de sirena, pues las previsiones de los dineros estatales acabaron consumiéndose como una pavesa hasta quedar en nada. Al menos en lo que a la ordenación integral de este arroyo se refiere.
Bajo llave, a buen recaudo en el cajón de los pretéritos, están los tiempos en los que la rehabilitación medioambiental de este espacio natural entró en los planes de la acción política local con la convocatoria de un concurso municipal de ideas llevado a cabo en el año 1999, con José María Saponi en la alcaldía de Cáceres. El dictamen de la mesa de contratación versó entonces a favor de la propuesta técnica más ambiciosa de cuantas se presentaron, referida a una ordenación integral de la ribera, confecciona por el despacho profesional de Jesús Urueña. El proyecto no solo recogía la urgente canalización y tratamiento hidráulico, sino que también contemplaba una adecuación de todo el entorno con la creación de un parque, zonas verdes, paseos, carril bici, puentes e incluso lagos. En total, la actuación requería una inversión de 2.900 millones de las antiguas pesetas. Palabras mayores.
Para no perder los fondos procedentes de los planes europeos de 1994-1999, el Ayuntamiento de Cáceres tuvo que invertir de forma urgente los 175 millones con los que contaba antes de que en junio de 1999 venciese el plazo. 75 de aquellos millones fueron destinados al pago del proyecto técnico elaborado por Urueña, mientras que los otros 100 se destinaron a las labores de encauzamiento desarrolladas por Ferrovial. Unos trabajos que sirvieron para reducir, al menos en parte, el peligro de inundaciones en los márgenes de la ribera.
Ya en el año 2002 el Ayuntamiento de Cáceres y la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) firmaron un convenio a través del cual se anunciaba un corredor verde en la Ribera del Marco, cuya primera fase requeriría una inversión de seis millones de euros. Por aquel entonces el PP regía la ciudad y gobernaba la nación. Tras el cambio de siglas en el Gobierno central, los responsables de la CHT consideraron que el proyecto inicial no era el más adecuado, apelando a directrices medioambientales. Es por ello por lo que la Ribera del Marco permaneció en el olvido hasta la llegada de Carmen Heras a la alcaldía cacereña en 2007, año en el que el Consistorio suscribió un nuevo acuerdo con el organismo hidrológico nacional, cuando el PSOE ocupaba tanto Moncloa como la alcaldía.
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Posteriormente, la CHT encargó la elaboración de un proyecto técnico que le fue adjudicado a Aristos, empresa que en 2009 ejecutó la redacción por 69.000 euros. La actuación sobre el terreno requería una inversión de 50 millones de euros, con una primera fase de seis millones, de los cuales 1,5 debían ser aportados por el Ayuntamiento en plena crisis económica. Algo que, a tenor de lo evidenciado, resultaría inviable para las arcas municipales.
El trabajo de los seis millones de euros fue apuntado en los Presupuestos Generales del Estado del año 2010, cuando se contemplaron partidas plurianuales que en un principio debían extenderse hasta 2013, toda vez la propuesta había superado en 2011 la declaración de impacto ambiental. Partidas económicas que nunca llegaron a materializarse en hechos.
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En todos estos años tan solo se han llevado a cabo tareas de limpieza, la última ejecutada por la CHT, así como algunas mejoras puntuales implementadas por la Universidad Popular en 2012, cuando se destinaron 365.000 para tareas de limpieza, retirada de basura y colocación de rótulos informativos, así como desbroce de arbustos y reparación de algunos caminos.
Tras permanecer alejada del foco mediático en los últimos años, el Ejecutivo local ha vuelto a desempolvar recientemente esta vieja reivindicación sobre la recuperación del entorno de la ribera. Si bien Elena Nevado hizo mención en enero al proyecto de los 50 millones de euros elaborado en 2009 por la CHT, el pasado día 24 fue Montaña Jiménez, la concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Cáceres, quien ratificó las intenciones del Consistorio cacereño. Palabras que no evitan un 'réquiem' al unísono por la Ribera del Marco.
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