El 'Rey de Extremadura' se corona en Cáceres

Las cerca de 7.000 personas que estuvieron cerca de llenar el Recinto Hípico asistieron a un espectáculo de primer nivel en lo musical de casi tres horas y cuarto de duración (incluido el descanso de 35 minutos), con un sonido impecable, al que si acaso se puede poner como defecto las largas pausas entre casi todas las canciones, una falta de ritmo que enfrió un poco el ambiente, sobre todo en la primera parte, pero también comprensible por la veteranía del protagonista principal de la velada. No hay que olvidar además que este sábado el placentino repite en el mismo escenario tras menos de 24 horas de reposo.

El que ha sido el segundo concierto de la recién iniciada gira 'Ni santos ni inocentes', surgida del disco 'Se nos lleva el aire', siguió la línea del tour anterior del álbum 'Mayéutica', con una lista de temas centrada en los discos de Robe pero sin olvidarse de algunos de los grandes clásicos de Extremoduro.

Con una puesta en escena muy sobria y sin excesivos efectos de luz para darle todo el protagonismo a la música, las canciones de 'Se nos lleva el aire' se fueron intercalando durante todo el concierto con las de los también exquisitos trabajos previos de Robe y no pocos temas de Extremoduro. Una mención especial merece la emocionante interpretación, justo antes del descanso, de esa epopeya musical de casi 10 minutos de duración llamada 'El poder del arte', y ya en la segunda mitad de gran parte de 'Mayéutica', que fue quizás lo mejor del concierto.

Los momentos de mayor comunión con el público se dieron, como suele pasar en los recitales de Robe, cuando Iniesta sacó el armamento pesado en forma de canciones míticas de Extremoduro como 'Stand by', 'Si te vas', 'La vereda de la puerta de atrás', 'Sucede', 'El camino de las utopías' o 'Ama, ama, ama y ensancha el alma', que sirvió una vez más para cerrar el concierto entre el delirio del personal cerca ya de la 1.30 de la madrugada. No hubo bises propiamente dichos, algo también marca de la casa.

Al margen de lo musical, cabe destacar la exhibición sobre el escenario de banderas y pañuelos palestinos por parte de algunos de los miembros de la banda en solidaridad con el pueblo de Gaza, y el mensaje 'Stop genocidio' escrito en la parte trasera de la guitarra de Woody Amores.

El acceso del público al Recinto Ferial se llevó a cabo con normalidad y sin retenciones, aunque a la salida sí se produjeron grandes colas de personas para regresar a la ciudad en alguno de los autobuses especiales habilitados por el Ayuntamiento.

El concierto, previsto para las 22.00 horas, comenzó con unos 15 minutos de retraso, un tiempo de espera que los espectadores aprovecharon para acercarse a las barras, y algunos hasta para hacerse fotos con el actor y humorista Florentino Fernández, que estuvo entre el público asistente.