Robo en Atrio: una cama deshecha, dos huellas bajo la tele y el coche de la huida

Tras una primera inspección ocular realizada por los agentes de la Policía Nacional de Cáceres, la habitación donde se alojó la pareja formada por Constantín Gabriel Dumitru y Priscila Lara Guevara, la 107, quedó precintada durante varios días hasta que el 30 de octubre llegaron a la ciudad agentes de la Comisaría General de Madrid para tomar pruebas.

Lo primero que hicieron estos agentes, según contó uno de ellos este lunes en el juicio, fue hacer un reportaje fotográfico para ver cómo estaba la escena. «Empezamos por la zona de la habitación y seguimos por el baño. Empleamos los reactivos adecuados en distintas superficies que dieron como resultado el revelado de dos huellas. Estaban bajo el mueble de la televisión», detalló el agente, que no supo precisar a la fiscal si este hallazgo arrojó algún tipo de resultado. Son los peritos quienes cotejan los datos. Precisamente este miércoles está prevista la declaración de los peritos.

En el baño los agentes, que también se llevaron muestras de ADN, cogieron restos de la cisterna del wc, de la tapa y del propio inodoro. Los agentes también se desplazaron hasta la bodega, donde se recabaron muestras de ADN.

Según declaró este lunes el recepcionista del hotel que esa noche atendió a la pareja, pudo observar en una de las dos ocasiones que subió a la habitación para atender las peticiones de Priscila (primero solicitó una ensalada y después un postre con el fin de despistarle) que la cama estaba completamente deshecha.

Cuando la camarera de piso se dispuso a arreglar la habitación a la mañana siguiente, se percató de que faltaban cuatro toallas, según relató ayer el juicio. Fue la última en declarar. No pudo terminar de arreglar el cuarto, dijo, porque su compañera le indicó que lo dejase, ya que la Policía había dado orden de dejar la habitación como estaba.

Se sabe que para huir de Cáceres emplearon un Mercedes que ya habían utilizado de abril a septiembre de 2021 para realizar diferentes desplazamientos, según se indicó en el juicio. Una hora después de salir de Atrio, de madrugada, pasaron por el kilómetro 218 en dirección a Madrid. El teléfono de Constantín Gabriel Dumitru ha revelado conversaciones con sus hijos en los que les pedía que contactaran con el propietario del vehículo para devolvérselo, que dejaron estacionado en una calle de la capital de España.

Otra de las cuestiones sobre la giró este lunes la vista fue la llave maestra con la que se accedió a la bodega. Los empleados revelaron que se guarda en un «cajetín» que hay en la recepción. El recepcionista la llevaba consigo hasta que tuvo que desplazarse por segunda vez a la cocina para preparar el postre que Priscila le requirió entre la una y las dos de la mañana.

En el juicio, además, se ha aclarado que tanto la cena como la reserva de la habitación la pagó en metálico Dumitru una vez que terminaron de almorzar. Y que la ensalada y el postre se abonó con una tarjeta prepago antes de salir del hotel de madrugada. Él nunca llegó a registrarse. La reserva la hizo ella.