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El artista Ryan Gander junto con la directora del Museo, Sandra Guimaraes. JORGE REY

Ryan Gander llama a «usar la imaginación» y «hacerse preguntas» en su muestra del Helga de Alvear

El artista británico, que exhibe su primera gran antológica en Europa cree que «si vivera en Cáceres, sería muy afortunado»

Cristina Núñez

Cáceres

Miércoles, 4 de diciembre 2024, 16:22

Un globo de helio que se ha escapado de una mano y está detenido en el techo, un helado Magnum que se derrite en el suelo, carteles de exposiciones que nunca se han producido, una gran bola negra con la inscripción: «¿Tienen dientes los fantasmas?». ... Y Brenda, una gorila animatrónica que observa el mundo debajo de su mesa, entre decenas de obras que dejan con la boca abierta.

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No sería muy acertado decir que el artista Ryan Gander (Chester, Reino Unido, 1976) plantea en su muestra del Helga de Alvear un paseo por lo insólito, porque lo insólito está siempre presente en este Museo de Arte Contemporáneo. En su exposición ‘Gruñidos, silbidos, gemidos, ladridos y gritos’ además de lo inesperado él hace, a través de un centenar de obras, una llamada a utilizar la imaginación como «un músculo que necesita ir al gimnasio con regularidad», tal y como señalaba este miércoles en la presentación de la muestra, la previa para los medios de comunicación de la inauguración oficial, que tiene lugar esta tarde.

'Gruñidos, silbidos, gemidos, ladridos y gritos' puede verse hasta el próximo 4 de abril. JORGE REY

Para el autor «la mejor educación consiste en hacer preguntas o proporcionar catalizadores, no en aprender respuestas, particularmente en un contexto, como el mundo en el que vivimos, que cambia de forma tan rápida, donde las respuestas devienen erróneas y obsoletas con suma inmediatez».

Gander, que ha pasado dos semanas en Cáceres trabajando intensamente en el montaje de esta muestra, que podrá verse hasta el 20 de abril y que está comisariada por la directora del Museo, Sandra Guimaraes. Se trata de la primera antológica en Europa y su primera exposición en España, que cuenta con un centenar de obras y un proyecto de arte público llamado ‘The find’, en el que se van a distribuir monedas en distintos lugares de la ciudad para llevar a cabo una especie de búsqueda del tesoro. La idea es que fluya la interacción con el público. La entrada por Camino Llano es toda una declaración de intenciones de ese diálogo que quiere establecer con los espectadores. Allí ha colocado el número de un teléfono con el que quiere hablar y recibir mensajes para abordar, dijo ayer, todo tipo de asuntos.

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El artista, que ha trabajado intensamente estos días en la ciudad, ensalzó el Museo de Arte Contemporáneo. «Es mejor que muchos museos de grandes ciudades, en Inglaterra no tenemos muchos museos en general, tenerlo aquí es una maravilla, si viviese en Cáceres sería muy afortunado». Eso sí, comentó el exceso de carne de cerdo que inspira la dieta ibérica y los veleidosos horarios de esta zona del planeta.

La muestra traza «el desarrollo del lenguaje distintivo por el que es conocido el artista, ideando hilos temáticos e incluyendo instalaciones icónicas, así como obras recientes y nuevas, producidas especialmente para esta exposición en el Museo Helga de Alvear y que resaltan la singularidad de la práctica artística de Gander en las dos últimas décadas», puede leerse en el dossier de prensa preparado para esta cita. «He desayunado a la hora de comer y he comido a la hora de cenar», bromeaba durante la presentación.

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Singularidad

Ryan Gander está considerado como uno de los artistas más singulares y «formalmente comprometidos de nuestro tiempo», señala el Helga de Alvear. Ha adquirido reputación internacional gracias a su obra, que se materializa en formas muy diversas, desde la escultura al cine, pasando por la escritura, el diseño gráfico, la instalación o la performance, entre muchas otras.

Ha sido galardonado con numerosos premios, entre ellos el Zurich Art Prize de 2010, el ABN Amro Art Prize de 2006 y el Prix de Rome de Escultura en los Países Bajos. En 2017 se le concedió la Orden del Imperio Británico por sus servicios al arte contemporáneo. En 2019 se le concedió la beca Hodder en la Universidad de Pricenton y en 2022 fue elegido académico real para la categoría de escultura.

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