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La tienda de la galería de Cánovas ha sido la última en cerrar. Está sin actividad desde el viernes. ARMANDO MÉNDEZ
Sánchez Cortés cierra su última tienda en Cáceres tras 50 años de actividad

Sánchez Cortés cierra su última tienda en Cáceres tras 50 años de actividad

El viernes bajó la persiana del único local que seguía operativo en la galería de Cánovas y sus seis empleadas han sido despedidas por jubilación

Martes, 4 de octubre 2022, 07:02

La primera gominola que vendió vino de Alemania. Introdujo el 'snack' en Cáceres cuando arrasaba en Inglaterra y su nombre propio ha formado parte del paisaje urbano de la ciudad durante las últimas cinco décadas. Sánchez Cortés, la firma cacereña de frutos secos y golosinas, ha dicho adiós. El viernes bajó la persiana del último establecimiento que seguía operativo, situado en la galería comercial del Paseo de Cánovas. Sus seis empleadas han sido despedidas por jubilación del propietario y mediante un burofax, según han apuntado desde el ámbito de las trabajadoras.

La caída de Sánchez Cortés, marca vinculada a la memoria colectiva de generaciones de cacereños, ha sido una muerte anunciada que ha tenido en la pandemia, el descenso de ventas y en las deudas a proveedores la causa de una agonía que se ha dejado intuir lentamente a pie de calle.

En mayo de 2020 la empresa, con sede en el polígono industrial de las Capellanías, contaba con 14 establecimientos repartidos por diferentes puntos de la región y una plantilla de 60 trabajadores. Año y medio después, en noviembre de 2021, la firma había cerrado la mitad de sus tiendas y sumaba 45 empleados. En esos momentos, Sánchez Cortés trataba de refinanciar la importante deuda acumulada con sus proveedores y dueños de sus locales y afirmaba que mantendría la actividad. Su abogado, Raúl Fuentes, descartó su desaparición. Este diario se puso ayer en contacto, sin éxito, con el letrado de la empresa.

A partir de este verano Sánchez Cortés ha continuado con sus cierres. Ha llevado a cabo cuatro clausuras (las tiendas situadas en San Pedro de Alcántara, Gil Cordero, Antonio Hurtado y plaza de San Juan) mientras sus trabajadores han denunciado, al menos por cuatro letrados diferentes, retrasos en el pago de sus nóminas.

El último capítulo se escribió el viernes en la galería comercial de Cánovas. Sus cristales han quedado cubiertos por papeles y en tres de sus escaparates hay carteles en los que se anuncia la venta de trasteros en el mismo edificio.

Medio siglo de trayectoria

El cierre del imperio cacereño de las golosinas se produce el mismo año en el que la empresa celebra su 50 aniversario. Su dueño, Ángel Sánchez Cortés (Cáceres, 1942) decidió crearla junto a su hermano en 1972. Comenzó a funcionar como almacén y distribuidora de golosinas y frutos secos en un local situado cerca de la antigua estación de autobuses (que estaba en la calle Gil Cordero). Sánchez Cortés conocía el negocio porque había sido delegado regional de la empresa Chupa Chups y fue despedido junto a otros 350 trabajadores de toda España.

La primera tienda de golosinas se abrió en Antonio Hurtado. En una entrevista concedida a HOY, el empresario admitía que el mayor riesgo lo asumió entre 2008 y 2010, periodo en el que invirtió 600.000 euros en abrir seis establecimientos nuevos en plena crisis.

Varias trabajadoras irán a juicio contra la empresa el próximo 20 de octubre

Sánchez Cortés ha cerrado su última tienda pero a la empresa todavía le queda una asignatura pendiente en los tribunales. Varias trabajadoras, seis en concreto, irán a juicio el próximo 20 de octubre para reclamar a la firma una indemnización por despido y el pago de las nóminas pendientes (cuatro o cinco meses en función de cada caso) que la marca les adeuda, según su versión.

Se trata de las últimas seis empleadas que han permanecido atendiendo la tienda de la galería de Cánovas. Defendidas por la letrada María José Iglesias, iniciaron el año pasado un proceso judicial. Reclamaban, en concreto, ante el Juzgado de lo Social de Cáceres que sus contratos fueran rescindidos para mantener así el derecho a las indemnizaciones previstas para el despido improcedente. Adoptaron esta decisión en vista de la difícil situación que atravesaba entonces la empresa (que ya había cerrado cinco tiendas) y el miedo a un eventual cese de la actividad de las que quedaban abiertas.

El pasado mes de marzo la justicia dio la razón a la empresa y estas trabajadoras tuvieron que seguir en su puesto de trabajo. Denuncian que han sufrido «represalias» por las acciones emprendidas ante los tribunales.

Se quejan, además, de que han sido despedidas mediante el envío de un burofax en el que la empresa justifica su salida por la jubilación del propietario. En este caso, exponen, la indemnización es bastante inferior (solo un mes) a la que recibirían por despido improcedente. Por eso están dispuestas a batallar en los tribunales.

Acto de conciliación

De manera paralela a estas seis empleadas (que han seguido acudiendo a la tienda en jornadas reducidas), hay una treintena de trabajadores que hace unos días participaron en un acto de conciliación que se ha saldado con un acuerdo. En este caso, sí se les ha reconocido un despido improcedente y podrán optar a una indemnización que asumirá el Fogasa en el caso de que el empresario sea insolvente. Sánchez Cortés es una empresa unipersonal y su propietario responde con su propio patrimonio ante las obligaciones contraídas.

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