Imagen del local que albergaba la tienda de la secta que fue desmantelada por la Guardía Civil. JORGE REY

«Trabajé en la tienda de la secta en Nuevo Cáceres y allí había un revólver»

La primera víctima que denunció a la asociación desmantelada por la Guardia Civil sufrió explotación laboral y el robo de sus joyas

Cristina Núñez

Cáceres

Viernes, 18 de octubre 2024, 07:13

Se enganchó a la secta 'Ahora estás en casa' en un momento de bajón emocional y terminó formando parte del equipo de confianza de su líder, Antonio Gómez Martín, fallecido en enero de 2024. Tanto, que llegó a dejar su ciudad y a trabajar gratis. ... Ana, nombre ficticio, fue la primera persona que denunció en Jaén a esta asociación, desarticulada en el mes de septiembre en la operación Hervasio de la Guardia Civil y que había llegado a estafar cerca de un millón de euros a casi un centenar de personas en distintos puntos de España. Bajo un envoltorio de espiritualidad y autoayuda se escondía una red que se dedicaba a recaudar donativos entre sus seguidores a comprar armas como protección «ante amenazas externas».

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Ana vio un vídeo de Antonio en 2018 y le cautivó. «Me convence su experiencia cercana a la muerte en la que dice ver a Jesucristo, tiene un poder de convicción impresionante y me resulta creíble». Hizo todo lo posible por conocerle en persona y en diciembre de ese año fue a Nerja a una conferencia. Luego pagó 50 euros por una entrevista cara a cara. «Le conté todos mis problemas no hacía otra cosa que escucharme y sonreírme», explica por teléfono. «Aprovechó su experiencia cercana a la muerte para lucrarse y para autoproclamarse Jesús de Nazaret, pero eso es algo de lo que te das cuenta después». Al principio el enganche continuó y Antonio y su mujer estuvieron tanteándola para ver si podían incluirla en el grupo de confianza. «Cuando se dieron cuenta de que estaba entregada en cuerpo y alma fue cuando me captaron y me hicieron miembro del equipo».

Encargada

En julio de 2021 Ana se vino a vivir a Cáceres junto a su hijo, hasta febrero de 2022. Le proporcionaron un piso en la Cruz de los Caídos compartido con otra colaboradora. Empezó a trabajar como encargada aunque sin cobrar sueldo en el local de la calle Jerusalén del Nuevo Cáceres, llamado 'Alma con alma. Sublimación', una tienda de artículos merchandising y reprografia en la que se vendían también los cinco libros de Gómez Martín. «Yo me lo tomaba como una misión, estaba trabajando para que se cumpliera el mensaje de Jesucristo», describe Ana.

«Cuando se dieron cuenta de que estaba entregada en cuerpo y alma me captaron y me hicieron miembro del equipo»

«Aprovechó su experiencia cercana a la muerte para lucrarse y autoproclamarse Jesús de Nazaret»

En esos momentos ella estaba cobrando el paro y así siguió, trabajando en la tienda sin contrato y además ofreciendo su propio coche. «Él lo que quería era sacar dinero, que el negocio funcionara bien y ramificarlo, quería poner más locales, él quería estar dentro del sistema para cambiarlo, decía que quería dar trabajo a la gente, proponía un mundo idílico que toda buena persona querría». En el establecimiento, como ya habían percibido los vecinos, no había profesionales al frente. «Me quedaba hasta las tantas estudiando cómo utilizar las máquinas, yo venía de otro sector, no sabía nada».

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La relación de esta secta con las armas era muy evidente para Ana, que se sacó la licencia y que practicaba tiro deportivo con Antonio. «En la tienda del Nuevo Cáceres había un revólver guardado en una caja fuerte y tenía armas en el herbolario de Jaraíz». Aunque nunca sufrió violencia de ningún tipo, sí «manipulación» y control emocional.

En las quedadas que se hacían en Hervás se vendían objetos de merchandising con la cara de Jesús y lienzos por los que se pujaba «hasta 6.000 y 7.000 euros». Las dudas empiezan a acechar a Ana. «Yo me paraba y decía, cómo va a querer Jesús de Nazaret esto».

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Abandonó Cáceres en febrero de 2022, pero antes le pidió a Antonio que le devolviera unas joyas, piezas de oro de su madre que este le había guardado. «No me las devolvió, dijo que las había perdido y luego incluso llegó a acusarme de montaje», explica. La Guardia Civil las encontró en uno de los registros que demostraron la existencia de esta secta. Su denuncia en Jaén fue vital.

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