Rafael Mateos se presentó con cuatro grandes compromisos a las elecciones municipales de mayo de 2023. Tres de ellos están en marcha, al cuarto le está costando arrancar. Los tres primeros son un centro deportivo en Casa Plata, la reforma de Virgen de la ... Montaña y el acondicionamiento de la Plaza Marrón. La redacción de los proyectos de los dos últimos ha entrado en licitación estos días. Más de tres millones de euros hay sobre la mesa para esas obras. Pero falta ese cuarto compromiso que se alarga en el tiempo y que el actual alcalde asumió como propio cuando solo era candidato: la rehabilitación del arroyo del Marco y su entorno.
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La Ribera sigue esperando y quienes la defienden también. El pasado 15 de enero el colectivo de Amigos del Marco se reunió con el concejal de Infraestructuras y le trasladó tres medidas de urgencia.
Se trata de acciones inmediatas, las más necesarias, poco costosas pero que permitirían visualizar los primeros avances. Son un canal de desagüe para evitar el efecto de erosión de la Ronda Sureste sobre los caminos hacia el arroyo y dos puentes de madera que mejoren la accesibilidad de uno de los puntos más frecuentados.
Esas tres propuestas son el resumen de un documento que se había elaborado meses antes, tras muchas rondas de contactos y conversaciones entre los integrantes de estas asociación. En agosto el texto contaba con cerca de una veintena de iniciativas. Sin embargo, los promotores son conscientes de que cualquier gran intervención requiere tiempo y en muchos casos dinero.
Por eso, en la entrevista que tuvieron con el concejal Víctor Bazo decidieron ir al grano. Aluden a «tres propuestas de mejora sobre la base del informe más amplio elaborado por la Asociación de Amigos de la Ribera del Marco», reseñan.
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El compromiso del Consistorio es actuar. El Gobierno insiste y repite que se está tomando en serio la Ribera del Marco, pero por ahora ese proyecto sigue en el cajón. No ha entrado un solo papel en contratación, al contrario que ha sucedido con otros considerados estratégicos.
Un primer paso sería la elaboración del Plan Director, un plan especial que como recuerda el biólogo y miembro de Amigos de la Ribera, Juan Ramos, resulta «primordial», aunque está pendiente desde 2005. «No es necesario disponer de cuantiosos medios económicos para actuar», ha puntualizado ya en alguna ocasión Ramos, que alude a esas tres actuaciones concretas.
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En el documento sobre las mismas que firma el presidente, Pedro Moreno Rey, se constata que «no precisan elevados recursos para corregir el estado de dejadez y abandono en que se encuentra desde hace décadas» este lugar emblemático.
Cualquiera que transite con cierta frecuencia por el espacio intermedio entre la Ronda Sureste y la Ribera puede comprobar los efectos de devastadores que ha dejado la deficiente canalización de la variante en los huertos próximos.
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La gran pendiente y las lluvias del invierto hacen el resto. «La responsabilidad ahora es municipal, una vez que se ha cedido la titularidad de la Ronda al Ayuntamiento, aunque esa deficiencia corresponda a quien hizo la obra, la Junta», afirma Pedro Moreno Rey.
Hay caminos llenos de surcos que se convierten en socavones. A la entrada de la finca que colinda con el sendero y la zona próxima al hospital San Pedro de Alcántara se puede observar. Esa erosión es intensa y provoca «la inundación de las fincas próximas al cauce», añade el presidente de Amigos de la Ribera. Esa «acción erosiva, aclara, se corregirá si se habilita un canal de desagüe. Contaría con unos 150 metros de longitud y permitiría evacuar el agua a la propia Ribera por la margen derecha.
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Las dos siguientes medidas que están en el guión, y también a la espera, son los dos puentes de madera. Uno sustituiría a las pasarelas de piedra existentes. Son tan inestables que ya han provocado la caída de más d de un paseante al agua.
El segundo puente es el del callejón de la Gula. Existe ya uno de hormigón, pero genera un «efecto tapón» que cuando llega el agua con fuerza desborda el cauce e inunda las huertas de la margen izquierda, sugiere este colectivo. Aquello se convierte en un depósito de toallitas, mascarillas, compresas y aguas fecales. Amigos de la Ribera advierte de la existencia de un socavón junto al arroyo con el consiguiente «riesgo de accidente» para los que cruzan. La pelota está desde enero en el tejado del Ayuntamiento, que todavía no ha respondido.
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