Llevábamos ya unos cuantos años de democracia en España cuando el mítico consultorio radiofónico de Elena Francis dejó de emitirse. Fue en enero de 1984, 37 años después de su arranque. La dinámica consistía en responder las atribuladas cartas de las oyentes, mujeres en su mayor parte, y aconsejarlas sobre qué camino tomar. «La sociedad española ha cambiado mucho últimamente, y la mujer actual, mayor de edad a los 18 años, gusta de ejercitar su libre albedrío extrayendo de sus propias experiencias su norma de conducta». Así se despedía Francis en su último programa. La misteriosa figura de esta especie de guía espiritual del franquismo inspira el próximo estreno del cómico J.C. Corrales, productor de 'Querido amiga', una comedia musical que llega el viernes a las 20,30 al Gran Teatro de Cáceres, la primera obra que se desarrolla con el aforo completo después de marzo de 2020. 100% de butacas.
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El adoctrinamiento y los valores machistas que inculcaba Francis, la revisión a esos años 80 en los que España se transformó y la diversidad son temas centrales de una obra que hace reír pero que tiene «un toque dramático», según explicaba ayer Corrales acompañado del director de escena, José A. Raynaud y el elenco completo de actores: Daniel Lázaro, Alba Cayuela y Jorge Rivero. Miguel Murillo es el autor de esta obra, que coproduce la Junta de Extremadura y que iniciará gira tras el estreno.
Como todo lo que toca J.C., miembro de la irreverente compañía Labotika, hay un importante punto de locura en este montaje. Es el último programa de Elena Francis y no llega, por lo que tiene que ponerse en marcha un plan-B. Canciones de los años 80 y una trama enloquecida que va in crescendo se adueñan de un escenario en el que podrán escucharse voces de artistas y periodistas extremeños que han protagonizado «cameos» para esta obra.
Corrales afronta el estreno con ese «miedo» clásico de las primeras veces. «Sobre todo quiero que la gente lo pase muy bien y si se llevan además un mensaje, mejor». El actor, nacido en 1978 recuerda unos años 80 rurales, «muy diferentes a como podían ser en la ciudad, los pueblos iban como una década más retrasados, recuerdo cómo se utilizaba el insulto de rojo y maricón». Por ello, dice este cómico, hay que evitar retrocesos en las libertades. «Se está adulterando este concepto, pero no puede haber marcha atrás».
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