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Conchita Viera habla por teléfono con la voz firme. A sus 88 años parece llena de energía. Está contenta por poder ver con sus ... propios ojos algo que deseó desde que tiene recuerdo: dar sepultura digna a su padre, el alcalde republicano Amado Viera, asesinado en septiembre de 1936, poco después del estallido de la Guerra Civil. «Es emocionante», señalaba este sábado poco antes de que empezaran los actos en recuerdo de los fusilados en la mina Terría, en Valencia de Alcántara, 49 personas cuyos cuerpos quedaron sepultados a más de 25 metros de profundidad y que fueron rescatados en 2018. Banderas republicanas, un violoncelo tocando el himno de Riego y las voces emocionadas de los familiares iniciaron ayer los actos de memoria y honra a estos vecinos en la plaza de la Constitución. Después de la investigación en la UEx este domingo trasladan sus cuerpos a un mausoleo común en el cementerio. Se cierra una herida abierta para sus familias después de muchos años de lucha.
«He vivido una infancia muy dura, no solamente fue el crimen de mi padre, sino también los abusos, nos desahuciaron de la casa en la que vivíamos, no puede olvidarse eso», cuenta Viera. Ella, que perdió a su padre cuando tenía tres años, vislumbró la posibilidad de poder recuperar su cuerpo gracias al historiador Julián Chaves, una de las mayores autoridades en la investigación de la Memoria Histórica, que dio los primeros listados de represaliados por el Franquismo en la demarcación cacereña, en su tesis doctoral publicada en 1995. «Julián me ha ayudado muchísimo y José Manuel Corbacho como presidente de la asociación para la recuperación de la Memoria Histórica», indica. «Son los que han sacado esto a flote», apunta agradeciendo también su implicación al alcalde de la localidad, el socialista Alberto Piris. Tal y como señalan los que la conocen y han estado implicados en este proceso la propia Conchita ha sido la palanca, la cara visible de los familiares de este proceso. «No he sido yo sola, yo sola no hubiera podido». Conchita intervendrá este domingo públicamente en la reinhumación que se llevará a cabo en el cementerio. «Me falta mi hermano, que tenía ocho años cuando ocurrió esto», remarca.
El historiador Julián Chaves fue uno de los protagonistas indiscutibles de la jornada en la que, tras el acto de recuerdo en la plaza de la Constitución con la participación de la violoncelista Carmen Benito (que se retransmitió en directo por redes sociales) pronunció una conferencia sobre la represión franquista en esta comarca. Laura Muñoz, la directora de esta excavación, ofreció una charla en la que dio detalles sobre la excavación de Terría. Además de José Manuel Corbacho una docena de familiares participaron también en este acto emotivo, en el que se pasaron imágenes de algunas personas represaliadas. «Nunca empuñaron un arma, ejercieron los derechos y libertades que les garantizaba la constitución de 1931», destacó Belén Viera, abogada y politóloga y nieta de Amado, que fue la primera en intervenir. La nieta de Jacobo Melara describió a su abuelo como «alegre y emprendedor» y dio las gracias a todos los que han hecho posible llegar a este momento, en especial a Conchita. «Se puede morir por las ideas pero no matar por ellas, que sus nombres no se borren de la historia», señaló. La presidenta de la Diputación de Cáceres, Charo Cordero, fallecida en 2020, también fue recordada por su apoyo a este proyecto.
conchita viera
Hija de represaliado
alberto piris
Alcalde de Valencia de Alcántara
julián chaves
Historiador
«El análisis de los huesos se ha hecho desde la Universidad de Extremadura, han estado en el laboratorio de la facultad de Filosofía y Letras», destaca Chaves. Los actos que se están llevando a cabo este fin de semana se han preparado con tiempo, entrando en contacto con el Ayuntamiento y con los familiares. «Familias, Ayuntamiento, asociación de la Memoria Histórica y la Universidad nos hemos coordinado para celebrar algo que debería haberse celebrado antes pero que no se ha podido por la covid».
Chaves indica que durante estos meses de organización ha habido un patente sentimiento de «concordia y entendimiento». El Ayuntamiento y la Diputación de Cáceres han financiado un mausoleo y parte de este evento. «La sensación general es de descanso, de dar dignidad a las personas que la perdieron impunemente y de hacer un acto de justicia y de reparación». Es un lugar de recuerdo en el que, tal y como sucede en otros mausoleos similares en Extremadura, los familiares llevan flores, recuerda Chaves. Para el alcalde de la localidad Alberto Piris, que abrió ayer en estos actos, las dificultades han sido una constante en el proceso de sacar los cuerpos de la mina Terría. Para él este broche puede ayudar a diluir ese velo de oscurantismo y silencio sobre estos hechos.
La complejidad del acceso a la mina y el estado en el que se hallaban los cuerpos ha hecho imposible que los cuerpos reciban sepultura de forma independiente, tal y como explica Alberto Piris, el alcalde de la localidad. «La parte ósea de estos 49 cuerpos están entremezclados», indica. Los nombres de cada una de estas personas, varones, cargos públicos y obreros tanto de la localidad como de la zona de la sierra de San Pedro y con una edad media de 30 años provienen de fuentes documentales, de los testimonios de las familias y de algunas partidas de defunción que mostraban el nombre de mina Terría.
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