![«Si van a tirar la casa, tendrá que ser conmigo dentro»](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2023/04/06/javier-RRD3LN6gz3Gx0fYygfqgPtO-1200x840@Hoy.jpg)
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Las gallinas corretean por el jardín y desde la entrada de la finca se contempla la Ribera del Marco, con sus huertas en el esplendor de la primavera. La casa está en un paraje privilegiado, a pocos metros del conventual San Francisco, con unas vistas ... magníficas y apenas a cinco minutos del centro. Sus dueños aseguran que nadie les ha dicho que aquello vaya a ser demolido. Pero la suya es una de las 32 edificaciones que aparecen en el proyecto para transformar el entorno de Fuente Fría en parque, así como para construir un bloque de 415 viviendas algo más hacia el sur, en el Espíritu Santo.
La aprobación del proyecto de urbanización San Francisco 06 dispara la preocupación entre los vecinos del Alto de Fuente Fría y aledaños cuyas casas está previsto derribar. Así aparece en la memoria técnica, un documento de más de 1.300 páginas que ya ha pasado por comisión de urbanismo y por el pleno. La incertidumbre sobre lo que viene a partir de aquí sobrevuela por el barrio entre los afectados. «Tengo una tubería en mal estado y ya no sé si tengo que avisar para que la reparen. A mí oficialmente no me ha llegado nada nuevo, pero lo que me dicen es que nos echan de casa». El relato corresponde a Patxi Cañamero, de 54 años, que vive en el Alto de Fuente Fría y que eligió meterse en una hipoteca para instalarse allí, en plena naturaleza y a la vez a pocos metros del hospital, donde acude a las revisiones tras sufrir un cáncer.
Ahora Patxi, que se dedica a la música, se cuestiona si tendrá que buscarse la vida y, sobre todo, una nueva casa cuando tiren la suya. Es un caso parecido al de María José, otra vecina. O Javier, que tiene su estancia a pocos metros de allí y se dedica a la restauración. Saca su espíritu más combativo: «Si van a derribar la casa, tendrán que meter las máquinas conmigo dentro. No se lo voy a poner fácil», advierte.
Desde la cocina de María José, en cuya casa nacieron sus padres y por la que han pasado sus hermanos e hijos, se divisa la ciudad monumental. La muralla, las torres, los palacios... Cuenta que sentarse allí por las noches es un placer. No se paga con dinero, reconoce, por mucho que en su momento le llegase una oferta. El caso lo ha puesto en manos de un abogado y de momento ha pedido reunirse con el alcalde y con la directora de la Oficina de Desarrollo Urbano. Es una de las propietarias que ha recibido una notificación oficial con la decisión que se tomó en el último pleno celebrado en marzo.
El proyecto de urbanización implica que habrá que derribar algo más de una treintena de edificaciones. Las hay en estado de ruina, absolutamente abandonadas, como las que se ven en el entorno del camino hacia la Huerta del Conde por la Ribera. Otras como la de Javier y algún vecino más están en perfecto estado. La casa de Paxti es de planta baja, con un patio adicional en las traseras. La vivienda de María José es de doble planta. Techos de bóveda, suelos de mármol, terraza... Cuando hizo las reformas pagó su licencia de obras. Su duda es por qué no la avisaron del derribo entonces.
Javier Luengo vive con su pareja y está de alquiler. Lleva casi un año rehabilitando la casa. Es restaurador y decorador. «La dueña no sabe nada. No tiene sentido tirar esto. Al contrario, habría que potenciar un barrio tradicional. Se caen la lágrimas solo pensarlo», lamenta.
En el proyecto, que ya arrancó en 2005 aunque se interrumpió, se utiliza un sistema de compensación urbanística por el que ahora se liberan para el Ayuntamiento unos 51.000 metros cuadrados desde antes de llegar a la Huerta del Conde y hasta pasar Fuente Fría. Por allí está Vicente con sus ovejas. Protagoniza una de las escenas más insospechadas en una capital. Con sus perros y su rebaño y con las viviendas de fondo. Como los galgos, las gallinas y el resto de protagonistas del paisaje agrícola de la parcela de Clara.
En realidad, no son los terrenos de Clara, ni de Vicente sino de la AIU, la Agrupación de Interés Urbanístico que hace ahora dos años encargó a la empresa Agrofarma que vallase las fincas para dejar el perfecto estado de revista el terreno. Pasa a ser propiedad del Ayuntamiento y a su vez, se habilita suelo para construir viviendas entre las avenidas de Cervantes y San Francisco.
«Yo fui al pleno de marzo porque quería saber qué se trataba allí pero ningún concejal dijo nada. Se aprobó y no hemos sabido nada más», relata Patxi . Insiste en que no quiere salir de su casa. «No sabemos si nos van a echar. No nos han ofrecido nada». No obstante, hay vecinos que sí han recibido la notificación. También ha habido publicaciones en boletines oficiales como el DOE o el BOE, en este último con el listado de los afectados que no han sido localizados.
El documento técnico incluye un estudio de demoliciones. Según el Plan General Municipal (PGM), la zona corresponde al Área de Planeamiento Incorporado (API) 32.01 SF 06. Allí está previsto un parque público sobre cuyos plazos y contenido no se han dado detalles. El Ayuntamiento ha defendido el objetivo de potenciar los usos tradicionales vinculados a la Ribera. La AIU dejará despejado el terreno de la zona verde y recibe el aprovechamiento urbanístico en el solar municipal del Espíritu Santo. «Hasta después del verano» no habrá movimientos», revelan vecinos que han contactado con la propiedad. Son días de incertidumbre en el Alto de Fuente Fría.
Los vecinos con los que ha contactado HOY defienden que se permita mantener las edificaciones más tradicionales en lugar de demolerlas. Javier Luengo incluso plantea un centro de interpretación de la Ribera. «Hace años ya pasó algo parecido pero luego se paró. Ojalá sea igual ahora», señala Patxi. «Si nos quieren echar que vengan y nos lo digan a la cara. Nadie dice nada», reprocha. El BOE, en un suplemento de notificaciones ya da nombres y apellidos. Junto a él. otros 13 interesados. Como Joaquina, Eduardo, María José, Ana...
«Estamos preparando una pancarta de protesta. Nos vamos a hacer escuchar. En las elecciones. O cuando pase la Virgen», advierten. Mientras tanto, la amenaza de la piqueta se cierne sobre sus casas y sus propias vidas, que van a sufrir un cambio notable con este proyecto urbanístico.
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