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La trigésimo primera edición del Womad Cáceres es ya solo un recuerdo para las más de 107.000 personas que la han disfrutado este ... año con una novedad histórica: la desaparición del botellón, un formato que ayer aplaudían los vecinos de la zona y una buena parte de los hosteleros. La mayoría desean larga vida a una fórmula que, aunque deje fuera a la población más joven, logra que todo sea más cívico y más limpio.
Emilio Rey es el dueño del Pato Blanco, en plena Plaza Mayor. Él no tiene dudas. «Ha funcionado mucho mejor este Womad, y hemos vendido más». Cree que en general «el público ha sido más respetuoso». Él lo achaca a la subida en la edad de los asistentes.
Muy cerca de este local está La Botica, que se ha abierto recientemente en la Plaza Mayor y que gestiona Luis Rodríguez. «No tengo histórico porque he abierto hace poco, pero todo ha funcionado bien», señala. Indica que la venta en el festival de músicas del mundo ha compensado el no contar con la terraza desde las 16.30 horas. Cree que la seguridad ha estado garantizada y que los desperfectos dentro del local, en las personas que accedían para usar los lavabos, fueron «mínimos».
Pinta un panorama algo diferente Alberto Gascón, que gestiona el María Bonita y el Black María, en la parte baja de la Plaza Mayor. «Era evidente que había menos público, no ha sido un buen Womad», indica. Explica que el ambiente tardó en llegar. «Y al final necesitas más personas a horas más tempranas». En su caso, por su ubicación, no ha podido sacar las barras al exterior por una cuestión de seguridad.
Los precios de las bebidas han sido asequibles durante las jornadas de los conciertos. El refresco estaba a dos euros en la mayor parte de los locales, y el máximo por un litro de cerveza o de combinado con vino eran cinco euros.
Los vecinos de la ciudad monumental también firman que se repita el modelo que se ha llevado a cabo este año. La entidad ha hecho una encuesta rápida y aseguran que el 96% de los vecinos consideran que «el ambiente y el civismo han mejorado», tal y como explica Juan Manuel Honrado, el presidente de la asociación vecinal. De todas formas hay una pequeña parte de la población que vive en la ciudad monumental que no quiere el Womad ni siquiera con las mejoras aplicadas. Honrado indica que la ausencia de masificación ha mejorado «la seguridad» y «la limpieza», algo que se ha notado especialmente en el estado de los urinario.
Destaca este líder vecinal que el entorno de las plazas donde se desarrollaban conciertos (San Jorge y Santa María, además de la Mayor) también se ha mantenido limpio, y no ha habido un desplazamiento del botellón como se esperaba.
Quedan asignaturas pendientes en cuanto a civismo en un Womad en el que no ha podido homogeneizarse el uso del vaso único reutilizable algo en lo que, según Juan Manuel Honrado, haría ahorrar muchos residuos y avanzar hacia la sostenibilidad. Crear un vaso serigrafiado con el logotipo del Womad sería una buena forma de extender su uso, cree.
La empresa productora de Womad, Sonde3, aseguró que el sonido de la cita, uno de sus grandes problemas, mejoraría este año. Asistentes consultados por HOY señalan que algunos conciertos de la Plaza Mayor han sido buenos como el de Mr. Kilombo, pero que otros seguido sin escucharse bien. Entre otros motivos, en los que tiene que ver la limitación de los decibelios y el ruido del público, puede encontrarse que los grupos no llevan a cabo pruebas de sonido previas, algo impensable en cualquier concierto. San Jorge y Santa María han logrado una mayor calidad. Extraña también la falta de pantallas junto al escenario de la Plaza, que haría que se pudiera atender mejor lo que pasa en el escenario.
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