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Olegario Montero acude cada día con su perra, Maya, al circuito de entrenamiento canino que se ha estrenado en la ampliación del parque. Jorge ReY
El Príncipe, el parque que nos une

«Ahora vengo con el perro, pero siempre hemos paseado a diario»

Olegario Montero | Profesor jubilado ·

Retirado ya de las clases del Centro de Adultos, Olegario Montero aprovecha su jubilación disfrutando al aire libre en el parque del Príncipe

Lunes, 21 de diciembre 2020, 07:09

Olegario Montero, dedicado toda su vida a la enseñanza en el Centro de Adultos de Cáceres, disfruta hoy de una jubilación plácida y sosegada paseando por el parque del Príncipe, una de sus aficiones. Si antes lo hacía a diario con la familia –«por las tardes, en invierno y primavera, y por las mañanas, en verano»– ahora sale dos veces cada día con la perrita que hace poco adoptaron en casa. Maya, que así han bautizado al pequeño can, un cruce entre chihuahua y fox terrier de 18 meses, es algo «miedosa», asegura su dueño. A diferencia de otros perros, es reacia a subirse a las rampas y pasarelas del circuito de ejercicios y salvar obstáculos de este área canina abierta en la ampliación. Pero no por ello la perra rechaza relacionarse con el resto de animales, al contrario, juguetea vigorosa y sin complejos con las otras mascotas que acuden junto a sus dueños al recinto de entrenamiento 'agility', convertido en un nuevo punto de encuentro en el parque.

«Me ha parecido magnífica y está muy bien diseñado; todos los días hay padres con niños»

Ampliación

«Cuando no teníamos perro veníamos fundamentalmente para andar y pasear, era nuestro objetivo porque somos jubilados. Ahora con el perro venimos a esta zona que ha quedado muy amplia y está bien habilitada para los animales. Es agradable pasar un rato aquí, tanto con las personas como con los perros, que se lo pasan estupendamente», comenta este vecino de la cercana avenida Virgen de Guadalupe, oriundo del Valle del Jerte, que se muestra encantado con la intervención que se ha realizado.

«Me ha parecido magnífica. Es cierto que hay zonas que por la tarde-noche están un poco oscuras pero a mí me ha parecido extraordinaria. Está muy bien diseñado y creo que tiene muchísimo éxito. Vengo todos los días y veo a montones de padres con niños en las actividades recreativas que hay ahora para ellos».

Olegario y su perrita, Maya, detrás de uno de los obstáculos. J. Rey

Olegario ha sustituido su rincón favorito en la parte final del parque antiguo, más tranquila y silenciosa que el transitado paseo central por el que corre el regato de agua, por el esparcimiento que ofrece el actual. «La zona nueva te permite mayor facilidad de movimiento y de distracción, caminar... Se está poniendo de moda», afirma el jubilado, que considera que la obra le ha aportado «modernidad» a la capital cacereña. «Le da otra dimensión a la ciudad, parece algo interesante e importante. Es una ciudad con bastantes zonas verdes pero esto es un pulmón más».

«Es una perra muy miedosa y no sube a los obstáculos pero siempre hay perros con los que jugar»

Área canina

Lo cierto es que en el terreno añadido, se han instalado dotaciones que están atrayendo a numerosos usuarios, especialmente al colectivo más joven. «Creo que las generaciones venideras van a disfrutarlo. He visto que a los jóvenes les gustan mucho las actividades deportivas, aunque se quejan de que hay una zona poco iluminada por la noche, pero por las mañanas hay bastante gente. En primavera y otoño hay muchísimos grupos de chavales que vienen a pasar la tarde al acabar las clases. Es un sitio grato y abierto a la naturaleza», recalca.

Con un hijo ingeniero informático y una hija, también profesora, que residen fuera de Cáceres, cuando regresan con sus retoños, el Príncipe es visita obligada para la familia Montero. «Siempre que mis nietos vienen, venimos al parque, forma parte de nuestra rutina, de nuestra actividad normal, porque prácticamente todos los días del año estamos paseando por él, con perro, sin perro...». Para Olegario las temperaturas «suaves» de la capital cacereña le permiten pasear por aquí en invierno y en verano. «Es una zona muy agradable», concluye mientras se aleja con Maya.

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hoy «Ahora vengo con el perro, pero siempre hemos paseado a diario»