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Cáritas conmemora el próximo domingo, día 29, el día de las personas sin hogar. José Galiano acudió en pleno invierno al centro de emergencia social que la organización tiene en la calle Ríos Verdes, junto a la Plaza Mayor de Cáceres, para buscar una ... cama en la que pasar la noche y protegerse del frío.
Más tarde, se trasladó al centro de acogida situado junto a Renfe, donde le prestaron ayuda psicológica, le devolvieron la autoestima perdida y le brindaron formación. Y ahora es uno de los inquilinos de los pisos de vida autónoma que Cáritas tiene en la capital, el último escalón para que las personas sin hogar de la ciudad recobren la total normalidad.
Este venezolano de 64 años ha utilizado todos los recursos que la institución brinda a esos ciudadanos que están en situación de calle. Por eso no es de extrañar que este lunes Galiano fuera el elegido por Cáritas para contar su experiencia durante la presentación de la campaña de las personas sin hogar, cuyo lema este año es 'Comparte tu red. No dejes que se queden fuera de cobertura'.
Galiano ha estado viviendo un año y tres meses en la calle. Ahora tiene un trabajo en un restaurante de la ciudad y busca piso de alquiler para emprender una nueva etapa. Atrás queda el año 2020, cuando su viaje por turismo acabó por convertirse en una pesadilla. «Vine a España en situación de turismo. Me vi atrapado por la pandemia y tuve que quedarme en este país. Acabé viviendo en la calle», relata.
Llegó en el mes de enero junto a su pareja. «Me vine por tres meses nada más. Llegamos a Madrid, a Vallecas. Empezamos a ver los diarios y hablaban de una enfermedad que venía de China. Y poco tiempo después nos vimos atrapados. Mi vuelo lo eliminaron y no hubo vuelo para mi país. Venezuela cerró las fronteras y me tuve que quedar acá», cuenta.
«Pedí asilo y me lo concedieron. Y después vino la odisea de quedarme sin dinero –viajó con 5.000 euros–. Me vi pidiendo ayuda a diferentes oenegés. No había trabajo para mí», enumera. Se movió por diferentes ciudades antes de recalar, hace año y medio, en Cáceres. Pasó por Málaga, Torrevieja y Salamanca.
«Nunca pensé que mi vida iba a cambiar abruptamente de la noche a la mañana», comenta. «En Venezuela yo tenía mi carro, mis motos, un gimnasio, un apartamento... Y perdí todo. En mi apartamento entraron y lo desvalijaron. Ahora viven unos okupas. Tenía esperanza de volver a mi país, pero ya no puedo porque dicen que somos unos traidores a la patria por habernos ido. No hay libertad», expone. Galiano trabajaba como visitador médico antes de venir a España.
Su voz se quiebra cuando evoca su vida errante. «Estaba muy desorientado. Vi a personas que se peleaban por dormir en cajeros automáticos. Cuando estaba en la calle me sentía como un patito feo», describe. Por suerte, José ha pasado página. «En Cáritas he encontrado una familia», zanja. La organización ha atendido hasta el mes pasado a 159 personas sin hogar, la mayoría hombres.
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