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Entre los turistas y los devotos en la Plaza de Santa María no cabía este viernes ni un alfiler. Devoción y costumbre se mezclan y la fila para besar el manto de la Virgen de la Montaña llegaba hasta el Arco de la Estrella, ... una aglomeración de personas que esperan, pacientes, a que llegue su turno. No es un año más, hacía cinco que, por motivos sanitarios después de la pandemia, no se podía estampar un beso propiamente dicho en el manto de la imagen sagrada, sino que había que hacer una genuflexión como símbolo de respeto. Así que este viernes los labios de los devotos se posaban sobre la tela del manto, que es el número 126 y de color rojo, brocado de satén y adornado en oro y plata, donado en 2014 por una particular. En este caso no hay intriga por saber cuál era porque este está anunciado.
Los devotos de avanzada o cierta edad ganan por goleada a la juventud en este tipo de rituales. Pero hay excepciones. Víctor Mangut y Raúl Delgado, de 21 y 20 años son miembros de la cofradía de la Virgen de la Montaña y de otras de Semana Santa. «Intentamos venir siempre, es la patrona de Cáceres y también por tradición familiar», explican. Y sí, les parece que hay mucha gente por la mañana pero esperan que haya más por la tarde. Algunos carritos de bebés se cuelan también en la marea humana de devoción que marca la jornada.
A sus 88 Carmen Moreno Bravo tampoco se pierde este día grande del Novenario, que continúa también el sábado. «Aunque haya que esperar no nos importa», señala pertrechada de dos familiares. «Le tiene mucha devoción».
Goyi Duque nació en Salorino pero le tiene también querencia a la Virgen de la Montaña. «Suelo venir todos los días, es por devoción, espiritualidad, un poco de todo, suelo pedir…». Ella ha esperado media hora en la fila en una jornada no demasiado calurosa pero agradable.
Hay tradiciones unidas a este besamanto como la venta de roscas de la Virgen. Se encargan alrededor de 3.000. Son panes redondos con anises similares a los de las cofradías de San Blas o de los Santos Mártires. «Se suelen vender todas, si no se terminan hoy viernes y quedan algunas se terminan vendiendo mañana». No solo se besan mantos en esta jornada. El Banco de Alimentos está también apostada en la Plaza de Santa María para recoger alimentos y productos de primera necesidad.
La cofradía de la Virgen de la Montaña ha encargado 40.000 estampas y 50.000 pulseras de tela conmemorativas del centenario que repartirá, de manera gratuita, entre los participantes en el besamanto. La estampa con la imagen de la Virgen lleva en el reverso una oración dedicada a la patrona de Bernardito C. Auza, nuncio del Papa, que participó el pasado día 24 en la procesión de bajada.
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