Había muchas ganas de ver salir a la Virgen de la Montaña desde su Santuario. Entre los devotos que este miércoles subieron hasta aquí para contemplar este momento se encontraba Julita Herrera. Para ella no es un año más. Es la primera edición que vive ... convertida en camarera titular de la patrona, tras el fallecimiento el pasado día 3 de abril de Pilar Murillo, que había ocupado el puesto durante casi tres décadas.
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Herrera es la encargada de vestir a la patrona con ayuda de Marisa Domínguez, camarera auxiliar. Durante el novenario el trabajo se multiplica porque el cambio de manto, que durante el resto del año se hace una vez a la semana, se produce cada día, a partir de las doce de la noche, cuando cierran las puertas de la Concatedral.
De ahí que los cacereños 'jueguen' a adivinar el color del manto que la patrona luce cada jornada en Santa María. El programa de mano del novenario incluye una selección con los once manos elegidos entre los 165 que atesora la Virgen de la Montaña. Salvo la pieza de bajada (el manto número 49), subida (el número 110) y la del besamanto (número 56), no se sabe cuál lucirá la talla cada día. En esta ocasión los mantos elegidos son el 14, el 65, el 70, el 88, el 101, el 145, el 160 y el 157.
«Me hace muchísima ilusión ver salir al fin a la Virgen; es impresionante», comentaba , al filo de las cinco de la tarde, la camarera de la Virgen. «En estos momentos también me estoy acordando mucho de Pili –como llamaba cariñosamente ante su antecesora en el cargo– porque vivía con mucha intensidad estos días».
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Es la primera vez que Mar Rebollo, hermana de la cofradía, acude en compañía de sus dos hijos a la procesión. Su hija pequeña, Celia, tiene 18 meses y es la primera bajada que vive. «Esto es muy emocionante. Hay que vivirlo», confesaba.
Desde Plasencia se desplazó Mari Ángeles Rodríguez. Es cacereña y ha compuesto una canción a la patrona que entonó justo al inicio de la procesión. «He vivido la bajada desde que era pequeña, cuando me traían mis padres», detallaba.
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Mientras tanto, Marisol Borreguero y otras integrantes de la cofradía, pertenecientes también al grupo de folk Trébol, acudieron ataviadas con el traje típico. «Sentimos mucha felicidad por poder acompañar a nuestra patrona de nuevo», indicaba. Este grupo de mujeres se encargó de recoger todas las flores que, a su paso, regalaron a la Virgen para reunirlas y entregarlas en la Plaza Mayor.
El recorrido de la patrona hacia la ciudad esta cargado de gestos y actuaciones que salpican, cada poco, la bajada. No faltó la intervención de la tuna en las Cuatro Esquinas, ni el recibimiento de las cofradías del Nazareno y la Sagrada Cena en Santiago. Agustín Margallo, que fue mayordomo de la cofradía del Amparo de 2014 a 2018, fue el encargado de hacerle la ofrenda floral en nombre de su cofradía. Y en la calle Caleros, hermana de honor de la hermandad de la patrona, el paso de la Virgen volvió a bailar para hacer su entrada al ritmo de 'El Redoble', todo un clásico.
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