El nombre de Pilar Murillo, camarera durante casi tres décadas de la Virgen de la Montaña en Cáceres fallecida el pasado mes de abril, estará unido para siempre al Santuario de la patrona. Así lo ha decidido la junta de gobierno de la cofradía, que acaba de dar el visto bueno al proyecto para crear en la antigua tienda de recuerdos un museo donde exhibir el patrimonio de la patrona y que este espacio se llame Pilar Murillo.
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Esta ha sido la principal decisión adoptada en la reunión celebrada ayer en la que también la hermandad ha hecho balance del novenario. «Ha sido positivo por la afluencia de público, aunque esperábamos algo más de recaudación después de dos años, en torno a un cinco por ciento más», resume Juan Carlos Fernández Rincón, mayordomo de la cofradía.
La creación de un museo para exponer los bienes de la patrona y la cofradía es una vieja aspiración de la hermandad. Parece que ahora se hará una realidad. La cofradía quiere iniciar las obras de adaptación durante el verano para inaugurar la nueva dotación a comienzos de septiembre.
En este espacio, que está situado a la entrada del Santuario, se podrá ver una muestra de la colección de mantos de la Virgen de la Montaña. No cabrán todos y por eso irán rotando mensualmente. Se habilitará un apartado para proyectar un vídeo en el que muestren imágenes de las procesiones de bajada y subida de la patrona, las fases de construcción del Santuario, así como otros momentos relevantes que la cofradía considere oportuno. Y, además, la oferta se completará con vitrinas en la que exhibirán piezas importantes de la Virgen y la hermandad. La cofradía desconoce, de momento, el importe exacto de la intervención.
La Virgen de la Montaña cuenta en la actualidad con 165 mantos y no para de crecer. La colección se custodia en una sala del Santuario, donde hay piezas antiguas, procedentes hasta de armarios de reinas, y otras más contemporáneas. Hay mantos realizados con hilos de oro y plata y otros hechos con tejidos más humildes. Detrás de cada una de estas piezas hay una historia. Mantones de manila, colchas, vestidos de novia y hasta capotes de toreo se han empleado para confeccionarlas. Gestos de agradecimiento, promesas o recuerdos en memoria de algún familiar fallecido respaldan las donaciones.
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El manto número 1 es el más antiguo de la colección. Fue donado por la reina Isabel II. Con esta pieza fue coronada canónicamente la patrona en 1924. Es de raso blanco y está recubierto totalmente de encaje de fondo de malla e hilo de oro y plata, con aplicaciones de flores bordadas en seda de color.
La idea inicial de la cofradía era hacer esta sala visitable, pero debido a su difícil acceso la hermandad ha optado por abrir el museo en la antigua tienda de recuerdos, un espacio que ha quedado libre después de que la tienda se haya trasladado a la zona de la galería.
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