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Toñi Cortés tuvo que esperar durante media hora al taxi que llamó desde la parada situada delante del edificio Norba, en la avenida de España. Entre las cuatro y las cinco de la tarde era misión imposible encontrar un taxi libre en la ciudad. Los ... 75 vehículos existentes estaban ocupados con viajes de ida y vuelta al Santuario.
«Llevo viniendo desde los diez años a ver la salida de la Virgen», cuenta esta mujer, que se desplaza cada primavera desde Santa Marta de Magasca. «Este año pensé que no llegaba y me he puesto un poco nerviosa», admitía. «Tengo mucha fe en ella, me la inculcó mi madre».
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María José Torrejón
Tradición y devoción empujan a los cacereños y personas de otras localidades, como Toñi, cada año a recibir a la patrona y a visitarla a diario en la Concatedral de Santa María, donde se celebra el Novenario.
Hacía 13 años que María José Domínguez no podía subir hasta el Santuario para ver la salida de la talla. Ayer lo consiguió. «Siempre me ha pillado fuera. Hoy –por ayer– me he venido sin comer porque no me ha dado ni tiempo. Pero no me lo quería perder. Vengo por tradición. Mi abuela y mi madre lo hacían. Y siempre que puedo voy al besamanto. Me encanta», reconocía momentos antes de las cinco de la tarde.
Palmira Baños y Ángeles Fernández se enfundaron ayer el refajo y participaron en el desfile recogiendo las flores con las que los asistentes obsequian a la patrona a su paso . «Vivo este día con devoción y con ilusión. Me gusta participar tanto en la procesión de bajada como en la de subida», admitía la primera, de 66 años. «Este día es una alegría. Todo deseamos que baje la Virgen», apuntaba la segunda.
La voz de Amparo Sánchez sonó en la explanada del Santuario a la salida de la Virgen de la Montaña. Sus vítores fueron seguidos por los asistentes. «Estoy muy emocionada. Vivo esto desde chiquitita y le debo mucho a la Virgen. Hemos pasado una época mala en casa y le he pedido mucho. Me ha ayudado con mi enfermedad y le debo mucho», comentaba esta funcionaria de Diputación, ya jubilada. «Para mí el Nazareno y la Montaña son lo máximo», añadía.
Palmira Baños
Amparo Sánchez
Una de las imágenes más sorprendentes que dejó la procesión de ayer fue la de Viktoriia Omelchunk, refugiada ucraniana en Cáceres, bajo las andas de la patrona. Cargó con la imagen en el tramo reservado para el público. También asistió a la salida de la imagen. «Cáceres tiene muy buenas tradiciones». Reside en la ciudad desde marzo de 2022 con su hija de 13 años. «Me llama la atención que haya tantos niños», admitía. «Le voy a pedir por el fin de la guerra en mi país».
El Novenario de la Virgen de la Montaña tendrá esta año un gesto con el pueblo ucraniano y le brindará un homenaje en Santa María el próximo 3 de mayo a las once de la mañana. En esta edición también se reconocerá a la Policía Local y al grupo de scouts Alezeia. La presentación de los niños es también otro de los actos destacados.
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