![Atrio con arcos de cantería junto a los restos de la iglesia del poblado de Zamarrillas, en el término municipal de Cáceres.](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2024/04/02/zamarrillas-Raboy7B8y6un2vofKMiWnfJ-1200x840@Hoy.jpg)
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C. Mateos
Cáceres
Miércoles, 3 de abril 2024, 07:40
El poblado de Zamarrillas, a unos 20 kilómetros al sureste de Cáceres junto al pantano de Valdesalor, vivió su época de mayor esplendor entre finales del siglo XVII y principios del XVIII, cuando llegó a contar con cerca de 200 habitantes. A partir de ahí ... inició un rápido declive y su abandono definitivo se precipitó tras ser arrasado por los franceses en la Guerra de la Independencia.
Desde entonces Zamarrillas ha permanecido deshabitado y ha llegado hasta nuestro días como un conjunto de edificaciones en estado de semirruina, pero algunas de ellas con un grado de conservación aceptable que les han valido la declaración por parte de la Junta de Extremadura como Bien de Interés Cultural (BIC), la cual ha sido publicada en el Diario Oficial de Extremadura de este martes y garantiza, al menos en teoría, su mantenimiento a partir de ahora. Desde noviembre de 2014 se encuentra en la Lista Roja de la asociación Hispania Nostra, donde fue incluida tras detectarse hundimientos en los edificios y por el peligro que el conjunto corría de acabar desapareciendo por completo.
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El pleno de la pedanía cacereña de Valdesalor fue el primero en solicitar la declaración como BIC de Zamarrillas, en febrero de 2005. Esta asentamiento tiene su origen en el medievo y sus primeras referencias documentales datan del siglo XIV. «Constituye una privilegiada muestra de poblado medieval que ha llegado hasta nuestros días en un estado de conservación aceptable, y que resulta esencial por tanto para comprender los procesos históricos de repoblación y explotación de la tierra y un ejemplo de heredamiento-poblado medieval y moderno único en su género», se puede leer en la declaración publicada en el DOE.
También aparece un extracto del informe realizado por los servicios técnicos de la Dirección General de Bibliotecas, Archivos y Patrimonio Cultural de la Junta, que sitúa el origen de Zamarrillas posiblemente en las décadas siguientes a la conquista leonesa (1229), cuando empezaron a crearse asentamientos para defender las cabañas ganaderas pertenecientes al Concejo, en este caso de Cáceres, villa a la que siempre ha estado adscrito el poblado. Aunque nunca tuvo término propio, llegó a gozar de cierta prosperidad, si bien no tanta como otros del entorno con un origen similar y que sí consiguieron emanciparse de Cáceres y convertirse en municipios.
La propiedad de las tierras adscritas a Zamarrillas, inicialmente en manos de los colonizadores que se asentaron allí, se fueron poco a poco concentrando en unas pocas familias nobles cacereñas, como los Ovando, los Ulloa, los Paredes o los Mayoralgo. De hecho, según los investigadores, el declive demográfico en el siglo XVIII se produjo «como consecuencia de ser terreno de señorío, con muy poca atención a los habitantes del poblado, que debían contribuir con impuestos a pesar de arrendarse las tierras a cultivadores forasteros». «Sus habitantes, sin duda, marcharían a la Villa en busca de mejores perspectivas de vida, sumiendo al caserío en el abandono en el que se encuentra desde hace 200 años», señala el informe.
El conjunto que se conserva hoy en día está formado por varias casas, entre ellas el llamado Palacio de los Muñoces y la Casa Grande, ambas con más de 10 habitaciones, además de varias más pequeñas. Hay también restos de la iglesia, que estaba bajo la advocación de Nuestra Señora de la Esclarecida, donde destaca un atrio con arcos de cantería.
Desde la iglesia al poblado transcurre una vía ancha que mantiene su antiguo empedrado, y en la cumbre destaca la llamada Casa Fuerte de los Duranes, construida entre los siglos XIV y XVI y abandonada en el XVIII. En el punto más alto del conjunto se encuentra un edificio de base cuadrada que pudo haber sido en su día la torre del homenaje.
Los autores del estudio destacan además la Casa de los Ovando-Ulloa y la Casa de la Chimenea, además de un escudo de granito que hay bajo un alfiz con las armas de Ovando, Ulloa, Mogollón y Carvajal.
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