Encarna Sánchez y su grupo de amigos decidieron vestirse de mariachis, «por los niños, para que ellos disfrutasen del Carnaval». Para desfilar por San Juan compraron el bombo de un chico que tenía una batería, «que no tenía ni parche debajo». Ella, además, decidió ... sorprender a su marido y regalarle una caja. Así salieron por Badajoz y disfrutaron tanto que decidieron repetir al año siguiente. Poco a poco sus trajes fueron ganando en calidad y en el 89 crearon un atuendo caribeño con el nombre 'Las Estrellas del Caribe' y se les quedó el nombre. Hoy, Caribe suma dos primeros premios, infinidad de reconocimientos más y tiene un grupo de músicos que podría grabar un disco profesional.
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Eduardo Fernández explica que los miembros de la Asociación de Coros y Danzas decidieron salir juntos en Carnaval, pero que cada uno se puso un disfraz distinto, «lo que teníamos en casa». Cuando alguien de la organización se les acercó y les preguntó quienes eran, no tenían nombre. «Les dije: De todo un poco». Al año siguiente, este mismo grupo, ganó el primer premio como Movida Carioca y después adoptaron su nombre definitivo, Vendaval, una de las agrupaciones más veteranas.
Mari Pepa Orantos formaba parte de Vendaval hasta que en 1989 un grupo se separó y fundó Los Desertores. Esta comparsera, pregonera de los Carnavales en 2016, recuerda con nostalgia los inicios aunque está feliz con el nivel que han alcanzado las comparsas. «Antes era más informal, no nos imaginábamos en lo que se iba a convertir. Eramos grupos de amigos o familias que salíamos juntos, uno se ocupaba de las telas, otro hacía un estandarte, otro compraba el complemento. Ahora las comparsas tienen directiva, una comisión de traje, otra de coreografía. Es impresionante y así se consiguen esas cosas«.
Estos tres veteranos echarán de menos el Carnaval en 2020, una fiesta totalmente ligada a sus vidas. Encarna Sánchez solo ha faltado un año de sus 40 ediciones porque murió su hermano, Fernando Rodríguez, miembro de Jarana. Recuerda como anécdota, y con orgullo, que su hija desfiló solo 9 días después de sufrir una cesárea y su nieta recién nacida también, «le hice yo el saco para que fuese con nosotras».
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Las comparsas no podían imaginar en 1981 que 40 años después formarían parte de un fenómeno que mueve 51 grupos, 9.000 personas y un desfile de más de ocho horas. El nacimiento de las comparsas fue espontáneo. Solo eran grupos de amigos o familias que se coordinaban para disfrazarse y desfilaban en San Juan entre el resto de pacenses. Años después comenzaron a incorporar un bombo, una caja e improvisar unos cuantos pasos de baile. En los años 90 el fenómeno explotó con una veintena de agrupaciones, 3.0000 componentes, disfraces de fantasía y un elemento que se volvió muy característico de Badajoz, los gorros espectaculares.
La evolución de las comparsas siempre ha sido ascendente. De las primeras que abrieron el camino como Vendaval, Caribe, Caretos Salvavidas o Infectos Acelerados cada vez hay más, con más miembros y mayor calidad. A día de hoy el desfile del domingo en Badajoz es único en el mundo con cuerpos de bailes de un centenar de personas que muestran coreografías de 20 minutos, disfraces con cientos de elementos de las temáticas más arriesgadas y agrupaciones con 50 músicos que tocan como una verdadera orquesta.
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