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No muchos pacenses saben que Trinidad y Tobago, un país formado por dos islas en pleno Caribe, tiene mucha influencia en el Carnaval de Badajoz porque es el origen de alguno de sus instrumentos.
Los tubos de PVC funcionan como un bajo y, aunque se llame tamborada, no todos los instrumentos que usan las comparsas son tambores, de hecho, algunos ni siquiera son de percusión. El domingo decenas de miles de personas disfrutarán de un pasacalles de más de ocho horas en del que hay una música muy peculiar, el ritmo de esta fiesta. Sin embargo, no es fácil saber qué se está escuchando porque hay mucho más que tambores.
Hace dos décadas la percusión no tenía nada que ver con la de ahora. Entonces las comparsas pacenses llevaban lo que se conoce como percusión de samba, es decir, de tambores, sin llevar una melodía. Servía para ambientar y bailar, aunque tampoco las coreografías podían ser tan complejas. Con el paso del tiempo entraron en las agrupaciones los metalófonos (metal) o xilófonos (madera) que permitieron convertir los ritmos en canciones. En la actualidad el equipo musical de las comparsas ya es una auténtica orquesta que incluye los famosos steal drum (los instrumentos metálicos en forma de olla) o los tubos de PVC. Las normas, además, permiten llevar dos instrumentos que no sean de percusión, por lo que ya es común ver saxofones o violines.
El cuerpo musical de las comparsas ha crecido tanto, las hay desde 25 a 50 músicos, que ahora las agrupaciones llevan un carro de instrumentos. Se trata de una estructura metálica con ruedas en la que se apoyan los tambores, las baterías, los metalófonos y demás. En los últimos años, además, se ha convertido en tendencia decorar los carros de la misma temática de la comparsa ese año, por lo que se ven verdaderas maravillas. Todo el mundo recuerda, por ejemplo, el barco Titanic que llevaron Los Colegas de Miajadas, una estructura de 22 metros de largo que pudo ser una de las piezas que les dio la victoria.
Hay quién defiende que esta parte de la comparsa, el decorado del carro, debería tener una categoría propia en los premios dado el nivel de complejidad que está alcanzando.
Lo que tiene entidad y prestigio propio es la música. Introducir instrumentos que permiten llevar una melodía, no solo un ritmo, ha permitido a las comparsas que sus coreografías ganen en complejidad y vistosidad y, además, unir la temática del traje y la ambientación musical. Por ejemplo, el año pasado Los Lingotes acompañaron su disfraz vencedor inspirado en China con melodías orientales, o Los Colegas hicieron sonar la banda sonora de la película Titanic cuando escogieron esta temática.
Hay propuestas realmente sorprendentes. Por ejemplo, el montaje de Achikitú hace dos años dio la vuelta al mundo por vestirse y recrear las canciones de Freddy Mercury. Los componentes de Queen les felicitaron a través de las redes sociales. Lo mismo le ocurrió el año pasado a Los Colegas, que apostaron por ser la banda Mago de Oz y se llevaron el aplauso de estos roqueros.
Este año, en Cambalada las melodías tendrán que ir con uno de los personajes más conocidos de los cómics y del cine, un villano que, sin embargo, cae bien. Se trata del Joker. El vocal de música de la comparsa, Sergio Regalado Fariña, tiene 30 años pero acumula 25 de experiencia en el cuerpo de música porque su padre le introdujo en el Carnaval en cuanto pudo sujetar las baquetas. Hoy en día es él quién observa cómo ensayan los menores de su comparsa para el desfile infantil. Tienen que subirse a cajas para llegar a la batería y los tambores, pero tocan con una facilidad pasmosa.
Regalado da un paseo por los instrumentos de su comparsa, un buen ejemplo que cualquier pacense puede seguir para reconocerlos en el desfile. Delante suelen colocarse los instrumentos que llevan la melodía. El más llamativo son los steal drum, que aunque sean desconocidos son los responsables del sonido metálico que anuncia a todas las comparsas. El origen de estos instrumentos en forma de olla metálica son las islas de Trinidad y Tobago. Allí se forman grandes grupos con estas 'ollas' y golpean con suavidad las hendiduras interiores, que son las que hacen sonar distintas notas.
Según detalla Regalado, llegaron a Badajoz hace unos ocho años y ahora están en casi todas las agrupaciones. Además suelen montar toda la tamborada en función de los steal. Primero se hace la melodía con ellos y luego se viste. Uno de los instrumentos que los acompaña son los metalófonos y xilófonos que suelen ir detrás.
Los tubos de PVC también llegaron hace poco y son imprescindibles. Se tocan con paletas golpeando los orificios. Están fabricados por las comparsas y afinados como quiere cada grupo, por lo que ninguno de estos órganos hechos de plástico suena igual. Los hay que solo llevan una escala de notas y otros varias. En el sonido, los tubos hacen el efecto de un bajo, es decir, complementan la melodía principal. Los tubos a veces están en medio y otros en la parte trasera.
Lo que siempre suele estar atrás son los tambores. Aquí hay mucha variedad, cada comparsa hace los que quiere. Suelen llevar baterías de tambores, algunas completas que también incluyen platos. Los instrumentos más grandes son los surdos (tambores gigantes) que sirven para dar los graves que hacen que se escuche a la comparsa desde lejos.
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