La primera noche de Preliminares hay que empezarla por el final. Los Mirinda, la última murga que actuó el lunes, se marcó una actuación que los posiciona directamente en la final (salvo improbable patinazo en Semifinales). El compañero Paco González de El Estribillo, que de murgas sabe un rato, me puso sobre aviso antes de escucharlos y no se equivocó. Los Mirinda cumplieron con lo que nos habían vendido este año y dieron un pelotazo.
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Se sacaron de la manga un personaje que para coplas del Carnaval está hecho a medida: el pelota, ese tipo que besa el suelo por donde pisa su patrón, el señor Barneto (que yo diría que en la calva lo que luce son dos pezones).
Con un look que está a caballo entre los que cantaban 'Amo a Laura' y Los Lacios del Selu, aparecieron con su chalequito de rombos, sus gafas a juego con los zapatos y sus coloretes pintados. Un tipo con el que el público le entregó la cuchara a la murga desde la presentación.
Parece lejana ya su actuación como aficionados taurinos en el concurso del año pasado, que les valió la final pero que fue muy contestada. Ayer hubo unanimidad, Los Mirinda se llevaron la noche.
Su actuación fue redonda de principio a fin: bien cantada, muy rítmica, exprimiendo al tipo, derrochando crítica e ingenio en las letras, aprovechando los pasacalles para mantenerse arriba todo el tiempo y moviéndose con la soltura que dan los años y el descaro que les caracteriza.
Fue además la única murga de la noche que hizo un repertorio cien por cien humorístico, destacando en los pasodobles, en los que dan el golpe con una vuelta de tuerca.
Se fueron entre aplausos
A Contragolpe, que junto a Los Mirinda fueron los cabezas de serie de la noche (las diez mejores murgas del concurso del año pasado, se reparten cada noche para equilibrar las fuerzas de todas las jornadas), ensancharon su espacio en el concurso. También apostaron por un personaje estereotipado, en este caso, se metieron en la piel de un seductor de los de antes, de galantería estudiada. Un don Juan con un expediente de conquistas a la altura de Bertín Osborne, Julio Iglesias o Arturo Fernández.
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A este galán le dedicaron buena parte de su repertorio, que derrochó humor. Su actuación tuvo tres momentos claves: su primer pasodoble dedicado a las abuelos, que fue la letra más bonita de la noche. Su pasacalle literal, cuando sacaron carteles con nombres de calles de Badajoz que fueron rulando de mano en mano. Y una cuarteta del popurrí en la que versionaron la letrita de los Water Closet que decía 'Todo el mundo a mí me sonríe, todo el mundo a mí me saluda, pero cuando me doy la vuelta se escucha: y el hijo de puta', de su actuación ganadora como dictadores.
En el popurrí también hubo un música que me recordó a Los Niños, el año de marteses. Detrás de estas referencias no sé si hay parodia, homenaje o inspiración, pero en cualquier caso han elegido dos buenos espejos donde mirarse.
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Suenan a Carnaval, han encontrado su sitio y si el año pasado se quedaron a las puertas de la final, este año traen un actuación que bien podría meterles entre los ocho primeros. Si quieres felicitarlos, llámalos, el número de teléfono que lucían en la espalda lo atienden ellos.
Pixa la Fulaneska se quitó las telarañas del año pasado y salió a escena con todas sus bazas: una preciosa escenografía firmada por Arturo Lucas, un apoteósico Santi Linares que introdujo al público en la historia de su personaje como flautistas de Hamelin, una sonoridad que es música celestial y la recuperación de Cantero en la primera línea.
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Que me perdone Ote, que también volvió a las tablas anoche, pero la vuelta de Cantero al concurso de murgas tras dos años en blanco fue una de las alegrías de la noche. Sensiblemente emocionado, este murguero curtido en las tablas, recibió anoche muchos abrazos. No te vayas más.
Pixa afiló los cuchillos anoche y repartió críticas a derecha, a izquierda y al centro. Su popurrí fue exactamente la lectura cantada de un periódico. Destacó la cuarteta que le dedicaron a Susana Díaz y su pasacalle con el famoso barullo de Rajoy del alcalde, los vecinos y vuelta la burra al trigo.
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Flojearon en los cuplés, la copla que mejor mide la habilidad humorística de toda murga, pero en general, resultaron más graciosos que otros años, mucho más.
Su actuación tuvo una nota negra que puede empañar su progresión en el concurso. Las guitarras y la percusión sonaron muy por encima de las voces. No sé si porque no quisieron arriesgar y subir el tono o fue cuestión del sonido (pero en honor a la verdad, hay que decir que la sonorización del teatro es la misma para todas las murgas). Tienen margen para ajustar esto en Semifinales.
A Los Callejeros les tocó abrir el concurso. Bajo ese nombre, actuaron como debutantes en el concurso de murgas, pero sus voces revelaron desde la presentación que en sus mochilas traían muchas noches de coplas.
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Se presentaron como hombres lobos que acaban de bajarse de una Harley Davidson (esto último es interpretación mía), cantaron bonito pero desperdiciaron una oportunidad de oro. Como primeros de la noche, podrían haber hecho un despliegue de letras de actualidad y hacer el primer chiste del concurso sobre los resaltes de Sinforiano Madroñero. Aprovechando eso de que quien pega primero pega dos veces. En cambio, presentaron un repertorio enlatado que bien podría estar escrito desde abril del año pasado.
Se marcaron una letra preciosa en su cuarteta de la bella y la bestia, pero les sobraron los dos figurantes que distraían más que aportaban.
Lo mejor, sin duda, volver a escuchar al Vasco y ver en segunda fila a uno de los componentes con muletas, con una pierna bien fastidiada, pero echando el resto.
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Su estribillo me llevó directamente a la actuación de Los Murallitas de 2010 como vampiros. Me puede la nostalgia, lo reconozco.
Debutó también la murga femenina 20 D'Copas, que vivieron su estreno con todos los nervios del mundo. Han tenido que llegar ellas para introducir en el concurso el lenguaje de signos y ojalá no se quede en un gesto aislado y hagamos el Carnaval más inclusivo, como cantaron. Laura, la intérprete, ensayó la actuación con la murga durante tres días y desde una esquina del escenario anoche cantó con gestos.
Salieron al teatro hablando con el enemigo porque se pusieron el disfraz de Gila y se bautizaron como toca cometiendo todos los errores de un novato: cantaron muy bajito, en momentos descoordinadas, les faltó vocalizar más en las letras más rápidas y se equivocaron. Pero en esta murga hay madera, a la que solo le falta el barniz de las tablas. Bienvenidas.
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Mención especial merece Leonor, murguera de Las Ladies, que se marcó al teléfono dos simpáticos pasacalles.
Dejo para final a Krma. Su actuación fue un despropósito. El tipo era carnavalero, como cantantes de ópera, pero sus maneras, su forma de moverse y sus voces recuerdan al concurso de los ochenta.
Lo mismo son unos incomprendidos como los Viriviriflantas pero está claro que por ahí no llegan ni rascan.
Sí hay que reconocerle una cosa, tocaron temas que probablemente no vuelvan a escucharse en el teatro: como la marcha de Germán López Iglesias dejando huérfano de mediador a Fragoso o el lapsus de la Presidenta de la Asamblea en un recuento de votos.
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