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El Camarón del Guadiana tiene más peligro que el camalote

El Camarón del Guadiana tiene más peligro que el camalote

Yo no Salgo cubre las expectativas y confirma que lo de Mamarrachos no fue un éxito aislado

Miriam F. Rua

Jueves, 16 de febrero 2017, 16:47

Corrían el riesgo de que le metieran una pitada desde el inicio de la presentación. Llegaron al templo del Carnaval pacense como chirigota de Caí. Todos sabemos que en Badajoz reconocer que se ve el concurso del Falla es pecado mortal, una traición a tu tierra y un puñal en el corazón del murguerío pacense. Y aquí al final pasa como con las elecciones, que nadie vota al PP pero gana Rajoy.

A lo que íbamos, que terminó la presentación y ya le estaban gritando chirigota, chirigota. No descarto que en Semifinales salga un poeta en el patio de butacas para hacerle una rima.

El caso es que Yo no Salgo sacó al escenario una versión mejorada de los mamarrachos. Me explico. El año pasado fueron la revelación contando en 22 minutos lo que cualquier pacense vive en los cinco días de Carnaval, esa fue una de las claves de su éxito: hacer un repertorio con el que todos nos identificamos. Anoche, lo que llevaron al teatro fue aparentemente lo contrario, una chirigota gaditana Los Milpejetas, que les valió para reivindicar el Carnaval pacense. Fue un vacile, pero se hicieron entender y el público les compró la actuación.

Esto confirma que lo del año pasado no fue un éxito aislado. Yo no salgo marcará un antes y un después en el Concurso de Murgas, como en su día lo hicieron Los Niños o Dakipakasa. Demostraron que se puede hacer una murga cachonda además de con humor, con ironía y crítica dura, en algunos momentos de su actuación durísima (escuchen su segundo pasodoble), sin salirse del tipo. Se mojaron hasta las orejas, que para eso son camarones. Reforzando su identidad.

Vienen para azotar el concurso y aunque no tienen octavillas, ni altos, ni contraltos, ni tenores ni sopranos son la mejor aportación al Concurso de Murgas de los dos últimos años. El secreto: talento y trabajo. No se lleven a engaños, detrás de esa imagen desenfadada hay curro, si no de que. Y aire, aire muy fresco.

Los Water dosifican

Todavía no había llorado de risa hasta que llegaron ellos, quiero decir ellas, las Beyoncé de Divinity Water, aunque bailen como Masiel.

Vamos a dejarnos de tonterías. Que sí, que si anoche salen al escenario y vuelven a cantar como dictadores lo petan, que sí que sus pasodobles no fueron de nota, que sí que ayer no reconocimos sus voces, que sí... (ya estoy corriendo el riesgo de que me digan que copio la métrica de los pasodobles de Juan Carlos Aragón). Pero que no, que los Water manejan los tiempos y que saben que anoche no era el día de apretar los dientes.

Ellos también arriesgaron y lo tenían claro desde que eligieron el tipo. Por primera vez, en más de una década en el concurso se vistieron de mujer. Y eso significaba, teniendo en cuenta que es un grupo que clava sus tipos, que iban a tener que sacrificar sus voces. Cantaron con la voz impostada durante toda la actuación y eso les hace perder fuerza.

Pero su sello, el que tiene al público de Badajoz metido en el bolsillo, estaba. La cuarteta de la nana solo la podrían haber ideado los Water. Y su escenario es un espectáculo. Y con Marc Anthony en nómina.

No le quitemos la gloria tan rápido. Prudencia que lo mejor está por llegar.

Las Sospechosas se casan con el público

A punto estuvimos de vivir la primera boda en directo en el López de Ayala, pero en el último momento el novio salió por patas y las dejó literalmente plantadas (si no se han fijado en sus pies, vayan a la galería de fotos del hoy.es y ríanse).

Eligieron bien el tipo Las Sospechosas, compuestas y sin novios a los pies del altar, y estrujaron su papel de despechadas con tino. Son la murga femenina que más tira por la gracia del concurso y ayer su repertorio cuajó entre el público. Tienen el mérito además de haberse marcado el estribillo más chulo de lo que llevamos de concurso.

Necesitan romper esas voces, tirar para arriba con más fuerza y mostrar más seguridad, porque el desparpajo lo traen de serie. Yo apuesto por ellas en semifinales.

Y Los Hechiceros ¿cantaban así de bien?

Los Hechiceros fueron para mí una sorpresa. Confieso que tampoco les había prestado demasiada atención y que el año pasado me dejaron que ni fu ni fa.

Vienen de Almendralejo, se presentan como comparsa y su tipo este año es el de artistas callejeros. Su punto fuerte, fortísimo, son sus voces. ¡Qué espectáculo, qué riqueza! Suenan a gloria bendita.

Disfruté con sus pasodobles que los mecieron con muy buen gusto. Y me encantó su cuarteta de los cuatro cardenales: la sanidad, la economía, la educación y la cultura.

Los Chalaos y Los Indecisos completaron la tercera jornada de Preliminares, fueron los primeros en cantar, pero se quedaron a remolque al final de la noche.

Los Chalaos aparecieron como muñecas de trapo, pero se salieron mucho del tipo. Destacó el solo que se marcó uno de los guitarras en el arranque de su actuación, si todos cantaran como él, pues eso, otro gallo cantaría. Me encantó recordar la música de la presentación de Los Murallitas de Los que te la chupan por necesidad (ay la nostalgia, otra vez) en una de las cuartetas de su popurrí. Me alivia saber que, aunque no escuchen a Martínez Ares ni a Bienvenido, sí beben de mi murga favorita. Libertad de expresión para todos, por cierto.

Los Indecisos recogen el testigo de Los Zarigüelas. Flaco favor le haríamos a la murga si le regalásemos los oídos. Después de cinco años en el teatro no se puede ser condescendiente. Claro que todo el mundo tiene derecho a cantar en el teatro, para eso están las Preliminares sin filtros, pero eso no te da el respeto automático.

Cantaron mal, muy mal, y para colmo quisieron hacer un triple mortal sin colchoneta. Se complicaron solos: dividieron el grupo en dos, voces y guitarras separadas, lo que les impidió ir conjuntados, se quitaron la movilidad en el escenario colocándose detrás de una barandilla e intentaron, sin éxito, imitar el acento de un guiri hablando español que hizo que a ratos no se entendiera lo que decían.

No dudo que hayan trabajado, pero encadenaron demasiados desatinos como para dulcificar la crítica. Por cierto, eligieron muy bien la música, pero versionar a Extremoduro debería estar prohibido por ley.

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