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El concurso de murgas puede perder el juicio

El concurso de murgas puede perder el juicio

Natalia Reigadas

Jueves, 16 de febrero 2017, 21:13

Las quinielas acertaron. La murga unión de Niños y Murallitas tenía el pelotazo del año. Se llama Inocente Rodríguez, un abogado que hizo perder el juicio al público en su primera aparición y que puede ganarlo todo.

Sus pasodobles y sus cuplés estuvieron muy por encima del nivel del resto, al menos por el momento, y tienen un popurrí en el que merecen la pena hasta las comas. Hay que escucharlos y no vale con una sola vez porque las risas impedirán escuchar toda la letra.

Los abogados de 'Esto está ganao' eclipsaron por completo al resto de grupos de la noche que tuvieron la mala suerte de coincidir con un gigante. Solo La Mascarada logró que se hablase de ellos, pero por el enfado que mostraron en su regreso al concurso. Un cabreo que no fue bien acogido por el público.

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Las Polichinelas, muy completas

Las Polichinelas abrieron la cuarta jornada de preliminares con un tipo muy gamberro, el tío la vara, de Jose Mota. Está buen conseguido, tienes buenas letras y las defienden con soltura con un buen sonido. De viejas criticonas ya gustaron y dan un paso más. Tienen un repertorio muy completo.

Lo mejor, los pasodobles. Unas letras muy recomendables. Volvió a subirse al escenario una intérprete del lenguaje de signos y de nuevo con una murga femenina. Tienen un gran estribillo con mención al presidente regional y hay que tener en cuenta que solo es su cuarto año. Es decir, les queda mucho por decir, y ojo, porque van por un gran camino.

Murguer Queen desafina con ganas

Las comparaciones son odiosas y a Murguer Queen no le benefició salir detrás de Las Polichinelas. Desafinaron con ganas desde el minuto uno y hasta la despedida que les costó muchísimo sacar adelante.

Ha tenido una gran idea, representar un Síndrome de Diógenes carnavalero, un personaje que acumula recuerdos de comparsas y murgas. Su traje era malo pero lo mejor de su actuación ha sido entretenerse identificando los elementos del escenario. Ha sido una búsqueda del tesoro entretenida para superar la actuación plana de Murguer.

Por cierto, el figurante que llevaba el traje de hijo de Flash de los Water (no era Pedrito, el original), está bien a pesar del golpe que se pegó al cruzar el escenario corriendo.

Lo mejor, los pasodobles. Unas letras muy recomendables. Volvió a subirse al escenario una intérprete del lenguaje de signos y de nuevo con una murga femenina. Tienen un gran estribillo con mención al presidente regional y hay que tener en cuenta que solo es su cuarto año. Es decir, les queda mucho por decir, y ojo, porque van por un gran camino.

Para perder el juicio

El público se puso de pie ante el que puede ser el pelotazo del año. Este año la murga de Los Niños y Los Murallitas lo clavan. Su Inocente Rodríguez, un abogado muy malo y algo sinvergüenza es lo mejor que ha pasado por el escenario hasta el momento.

El personaje está exprimido a tope y un cuplé, un pasodoble o una cuarteta del popurrí valen casi un repertorio entero. En preliminares ya han tocado temas que nadie había recordado como el falso payaso de Menacho, Villafranco del Guadiana o las tuberías del Paseo Fluvial.

Tienen estribillo, un popurrí para escuchar 10 veces y seguir disfrutando de los puntazos y muchísimo ritmo. Se esperaba un pelotazo y lo confirman. Solo con 20 minutos son candidatos a llevárselo todo. Son para perder el juicio. Dan ganas de llegar a casa y volver a escucharlos.

La Mascarada vuelve con mucho pique

Tras el descanso regresó La Mascarada de Almendralejo al concurso de Badajoz tras un año de ausencia. Llegaron hablando de picor por sus piojos y, desde luego, picados están. Se quejaron del público, las otras murgas, el jurado, la prensa. No quedó colectivo sin su bronca. Cada uno con lo suyo, pero no es forma de reconciliarse.

El frío fue muy frío con ellos pero no fue tanto por la bronca como porque su actuación resulta plana. Mejor que sus últimas apariciones en Badajoz, pero sin la chispa de los mejores años de La Mascarada, como sus matanceras.

Tuvieron sorpresas como la presentación con música de Los Cobardes de Martínez Ares, un atrevimiento que no pasó desapercibido para los asistentes. También fue curioso que tocasen el tema de los payasos asesinos y sus voces, que además de mejorar, han incorporado dos mujeres. El toque mixto queda bien.

Los Taifas aún están muy verdes

Y llegó el turno de Los Taifas. Es su quinto año y aún están muy verdes, pero mucho. Son náufragos. Se fueron de tono mucho, especialmente al principio y no supieron rematar bien varios puntos. Son un grupo que suele pasar desapercibido y este año no será una excepción.

Esta murga tiene buenas ideas, se les vieron formas en el popurrí, pero aún no han encontrado la actuación que les haga crecer. Sorprendieron al público con un pasodoble a Manuela Chavero.

Los Espantaperros dan miedo

La noche la cerraron los Espantaperros con un disfraz impresionante de gremlins. Juan y punto, nuevo en la agrupación, es Gizmo y el resto sus hermanos malos. La murga está irreconocible y no sólo por disfraz, sino por el cambio de estilo, quizá propiciado por sus fichajes.

Fueron a por el humor con resultados desiguales, aunque con mejor tono que en sus últimos años. Dejaron al público frío. Eso sí, protagonizaron uno de los momentos más emocionantes al cantarle un pasodoble a Toni Gastón, el bollo de La Cubana, el diente de oro. Su componente más popular que no ha salido con ellos en esta edición porque está enfermo. Sus compañeros le animaron a luchar, el se levantó en el patio de butacas y el público ovacionó.

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