![La murga como herramienta pedagógica](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/pre2017/multimedia/noticias/201702/19/media/108950591.jpg)
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A. GILGADO
Domingo, 19 de febrero 2017, 08:37
Paco Chicote, murguero en los Espantaperros hasta hace tres años, ayer estaba más feliz que el día que ganaron el concurso con su exitosa dentadura. «Vienes a otro mundo. Haces feliz a la gente».
Recomienda la experiencia. El Carnaval para Chicote ha dejado de ser competitivo, ahora explora su vertiente educativa. A principios de curso empezó a trabajar como monitor en el colegio Sagrado Corazón de Olivenza. Trabaja el Programa Rema, el que ofrece refuerzo y motivación a los niños de familias más desfavorecidas. Tras el puente de la Constitución, los responsables del centro le anunciaron que tenían previsto participar este año en el concurso de murgas juveniles del López. Su pasado murguero le convertía en el más indicado para montar el grupo. «Hablé con los dos profesores de música, el de Primaria y el de Secundaria y reunimos a los chicos». Eligieron como tema El Principito, una de las lecturas que se trabajaban desde la biblioteca del centro. De este cuento sacaron los personajes, las letras y la historia.
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Dos meses de ensayos con ocho niñas y cuatro niños de tercero y cuarto de la ESO para diez minutos de actuación. Ayer, todavía al bajarse del escenario hablaba con la adrenalina disparada por el entusiasmo. «Esto es un chute de valores». Trabajo en equipo, respeto, igualdad y todos esos padrenuestros a los que se alude siempre para bendecir una actividad escolar caben en la agrupación carnavalera del colegio. «La complicidad que se crea entre los niños no tiene precio». Su debut no pudo ir mejor, quedaron segundos, por detrás del colegio Santa María Assumpta, los ganadores también del año pasado. En el antiguo Compañía de María, la murga es una actividad extraescolar más. En septiembre, explica Rosalía, la monitora, ya se organizan los grupos, se empieza a componer la música y salen las primeras letras.
El círculo de acción tiene mucho que ver con los problemas propios de los adolescentes. Acoso escolar, políticas educativas incompresibles, abuso de las redes sociales... «Es una forma más de trabajar problemas que les afectan directamente». En total, nueve agrupaciones juveniles pasaron ayer por la tarde por el López de Ayala. El seminario San Atón y su grupo gospel, las dos agrupaciones del Compañía de María o las de los Maristas y Guadalupe. Sin perder el adn murguero de acidez y sátira, reconforta ver a chicos de quince años indignados porque les cambian continuamente los horarios, que ven en los adultos a unos irresponsables que machacan su futuro o se acuerdan de los niños enterrados en los conflictos bélicos.
Por la mañana, el turno fue para los más pequeños. Hubo once minimurgas. Centros como el Arias Montano, el Pastor Sito, el Cerro de Reyes o el Enrique Iglesias trabajan con agrupaciones desde Primaria. No se trata solo de trabajar la cantera y de garantizar el relevo generacional, la inclusión de las murgas en el cole va mucho más allá. Más de cuatrocientos niños y adolescentes tuvieron ayer su particular experiencia escénica gracias al exitoso programa Aulas de Carnaval que se puso en marcha hace tres años.
En el de infantil no hubo jurado ni valoraciones. Hay tiempo para competir.
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