![Badajoz tiene murgas para rato](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202302/11/media/cortadas/sopenabrujas-R04MDqhf5w0rxYfB7xCBpCO-1248x770@Hoy.jpg)
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Dice Alba Alayón, que tiene nueve años y esta mañana ha cantado con la murga 'Los Glacis van de Verde', que a ella lo que le gusta es cantar y ver a la gente desde el escenario del López de Ayala. «Me ha costado memorizar ... las letras, pero esta semana hemos ensayado tres horas al día y aunque estaba un poco nerviosa al final ha quedado bien». Como ella, cientos de niños iban saliendo ayer del teatro más carnavalero de Extremadura con la cara pintada y una enorme sonrisa en la boca, la de la satisfacción de una misión cumplida tras varios meses de ensayos.
En dos tandas, mañana y tarde, este sábado se han subido al López de Ayala murgas infantiles y juveniles de once colegios de la ciudad: Los Maristas, Los Glacis (dos agrupaciones), Enrique Segura Covarsí (dos), Enrique Iglesias (dos), Sopeña (dos), Puente Real, Sagrada Familia, Fátima y la Escuela de Música de Azuaga, que no quiso perderse una experiencia que, después del parón de la pandemia, vuelve a ir a más.
De piratas, de cortadores de jamón, de brujas, de dioses del Olimpo, ... los tipos han sido variados y el repertorio, en unas voces aún por madurar, han vuelto a sorprender con cuartetas llenas de ironía, pero también comprometidas con causas diversas como la inflación, el precio de la electricidad o una muy recurrente, la necesidad de cuidar el medio ambiente. El alcalde, en primera fila, también se llevó lo suyo, ya fuera porque tiene la ciudad llena de vallas o por su color de pelo. «El señor Gragera/se nos pasó en el horno/ por eso no salió/con el pelo tan rojo», le cantaron los dioses del Olimpo de los Glacis.
En su preparación para participar en el concurso de murgas infantiles y juveniles los escolares no solo han aprendido cosas de Badajoz, a entonar o a ser críticos sino que han hecho crecer un poco más esta fiesta popular que después de meses de ensayos han empezado a saborear.
En este certamen reina el compañerismo. Nadie gana ni pierde y a todos se les entrega un obsequio después de posar juntos. Para el concejal Feria y Fiestas, Francisco Javier Gutiérrez, «lo de hoy representa que el carnaval tiene futuro y que a la juventud le gusta esta fiesta. Y no hace falta que los padres sean murgueros porque para eso existen las aulas de carnaval, para enseñar que no solo hay un carnaval de calle únicamente sino otro que se canta y que se baila. Por otro lado, este concurso sirve para subir luego el nivel del certamen de adultos».
Javier Pache creó las primeras aulas de carnaval en 2015 junto a Luis Manuel Rodríguez, dos miembros de Murallitas que ahora integran una agrupación callejera. «De siempre se ha intentado que sean las murgas adultas las que lleven de la mano estas murgas infantiles porque no todos tienen esa experiencia en casa. La suerte es que siempre hay gente dispuesta en Badajoz a transmitir lo que saben», decía entre bambalinas encantado de ver en qué se había convertido esta idea por la que apostó hace años.
Roberto es monitor de carnaval desde hace seis años. Pertenece a la murga Los Peleles, que hace seis años que solo canta en la calle. «A mí este proyecto con niños me aporta mucha alegría y gracias a ellos vuelvo al López de Ayala. Las dos claves para dedicarse a esto es tener paciencia con los chicos y entenderlos porque los ensayos son en horario lectivo, pero también en el recreo. Al final los niños te transmiten la ilusión y si te gusta el carnaval te entregas con los ojos cerrados. Ver la evolución desde el primer ensayo hasta el último es una gozada», ha explicado esta mañana tras la actuación.
A su lado, Carmen Nacarino, de Los Glacis, estaba pletórica nada más terminar su actuación. «Me apunté a una murga porque me gusta mucho la sensación de cantar en un escenario y que la gente se ría con las cosas que hacemos. De uno a diez yo creo que un siete porque a veces nos hemos adelantado», decía desde el camerino antes de enumerar los próximos pases que tienen por delante: CPR, residencia de ancianos, su colegio, Plaza Alta,...
No hace falta decir que ayer el patio de butacas y el anfiteatro está a rebosar de padres y madres emocionados. Isabel Gómez acudió a ver a su hijo Hugo, en quinto de Primaria del colegio Enrique Iglesias. «Le ha encantado, estaba muy ilusionado. Este ha sido el segundo año porque le gusta mucho esto. En nuestra casa no hay tradición, pero lo acompañamos porque se pone nervioso al haber mucha gente viéndole», decía desde la butaca junto a su hija.
Una de las murgas que causó sensación por la mañana fue la del Sopeña (antiguo Oscus) pues la más pequeña de sus integrantes tenía tres años y, como bruja, no se arrugó en ningún momento. Lucía Carrasco, ex murguera en Las Polichinelas, los ha tutelado junto a Manuel García, que ha escrito parte de las letras de 'Niños a comer'. «Ha sido la primera vez y han disfrutado mucho de un trabajo que ha durado muchos meses pues empezamos en octubre como actividad extraescolar.
Según explicaban los monitores, tras esta muestra han roto el hielo y ahora las diferentes agrupaciones infantiles empezarán a ofrecer actuaciones por la ciudad y, por supuesto, en su colegio, donde están seguros de que la afición a esta vertiente del carnaval irá a más con los años.
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