Concurso de murgas del Carnaval de Badajoz 2024

El dinero sí da la felicidad

Los Water subieron a un yate a Amancio Ortega, Mohamen VI, Jeff Brezos, Mark Zuckerberg, Florentino Pérez y una decena más de magnates del dinero. Y el resultado fue delirante. Mención especial merece su pasodoble a los que echan de menos la esencia del Carnaval de los años 80 y su cuplé a Pablo Motos, puro Water. «Todo el mundo a la puta calle» puede ser el estribillo del año y eso que es el primer día.

Sin duda este veterana agrupación ha sido la más destacada. Tampoco decepcionaron los otros cabeza de serie, Marwan. Son un circo de los fenómenos que incluye mujer barbuda, gigante, enano, hombre peludo, forzudo, vidente, etc. La propuesta es elegante y los disfraces están muy conseguidos, aunque es difícil de vender y no se comprende que pinta un fauno, eso sí, un fauno espectacular.

Lo mejor de Marwan, como se esperaba, las voces. Lo peor, que no dominan el humor aunque lo intentan. Lograron un buen punto sobre Daniel Bravo en el popurrí, pero no saben cerrar cuplés. Otra pega es que suelen destacar por sus críticas o sus pasodobles de «pellizco» (emocionantes), pero se centraron tanto en hablar de ellos mismos, de lo que piensan de ellos y del concurso en el que están ellos que se perdieron esa parte básica de Marwan.

En general a su actuación, siendo original y elegante, le ha faltado el carisma que sí tuvieron sus sastres en 2023.

La sorpresa más agradable de la noche la dieron Los Lingartos. Ya apuntaban maneras en su debut en 2023 como porteros de discoteca, pero eran muy nuevos. Con su segundo año confirman que son muy jóvenes, falta madurez, pero que pueden llegar a ser una gran murga del Carnaval si siguen por ahí. Hicieron un gran repaso de la actualidad, con acidez, y son frescos.

En este 2024 son hombres recién operados de fimosis. Y es increíble, pero funciona y eso que llevan un pene vendado en la actuación. Hay que ser muy bueno para presentar eso sin caer (casi nada) en la vulgaridad. Resultó cómico, divertido y ligero. Eso sí, cuando cantan rápido, se pierde mucha letra, se los come la percusión. Toca pulir eso, pero ojalá saliesen diez murgas jóvenes como Los Lingartos.

También hacen falta más jóvenes como Los Mini Folk. En su caso están muy pulidos, de hecho, dan una verdadera lección de música. Se demuestra con escuchar sus guitarras. Sus voces tampoco desmerecen.

La única murga superviviente de la cantera, disfrazados de astronautas, destacaron por meter más contenido en sus pasodobles que muchos veteranos. Los dedicaron al maltrato a la cantera que tan bien conocen y al maltrato infantil. Les falló que quizá su tipo era un poco soso y algo visto, pero Los Mini Folk encontrarán su estilo, porque está claro que seguirán adelante, y eso les dará lo que les falta. Su calidad, de todas formas. puede permitirles repetir actuación este año.

La oveja negra de la noche, y es una lástima, fue La Mascarada de Almendralejo. Hay que darle las gracias este año porque su inscripción inesperada, junto con el debut de Las Espartanas, ha salvado que haya tres fases en el concurso de Badajoz, pero con todo el dolor hay que decir que son insufribles. La idea de ser caballitos pony en un carrusel no era mala, pero lucieron un repertorio rancio y han desafinado con rabia.

Al popurrí le sobraba hasta la música, no eran canciones. Todo fue teatrillo. El pony cojo que de repente corría, el pony gay, el pony catalán… ¿El niño Alfalfa en bici? Incomprensible. Una pena de actuación muy lejos de los mejores años de esta murga como de matanceros.

Mención aparte merece el machismo que destilan. Las mujeres de la murga eran caballos rosas, los hombres marrones y negros y ¿adivinen de qué color era el caballo homosexual? No fue lo más lamentable. Dedicaron un cuplé a lamentar lo caro que había pagado Rubiales un pico. Las agresiones sexuales no tienen mucha gracia. La Mascarada tampoco.