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Badajoz, más armas que en Vietnam
Crónica negra

Badajoz, más armas que en Vietnam

El asesinato de dos hombres condenados por narcotráfico ha sacudido la tranquilidad de una capital de provincia que había permanecido ajena a la gran delincuencia

Domingo, 16 de febrero 2025, 07:03

«Aquí hay más armas que en Vietnam». Esa frase marca un antes y un después para la delincuencia en la ciudad de Badajoz, una tranquila capital de provincia (150.570 habitantes, en la frontera entre España y Portugal) que hace ahora 14 años comenzó a ser consciente del peligro que suponía tener entre sus vecinos a unas pocas familias armadas hasta los dientes.

El autor de la frase, recordada por muchos, fue el entonces alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán Matute, un político con carisma y sin pelos en la lengua que no dudaba en levantar la voz cuando algo le preocupaba.

Corría el año 2011 y en mayo se había producido una batalla campal en Suerte de Saavedra, una barriada de viviendas sociales en la que se produjo un violento enfrentamiento entre los vecinos y la Policía en el que incluso fue lanzada una olla a presión desde un balcón.

Seis meses después, las piedras y las cacerolas fueron sustituidas por las armas y un hombre resultó herido en una pierna por apuñalamiento. Pero los vecinos denunciaron abiertamente el uso de armas y quien entonces era alcalde exigió una respuesta policial.

Hubo detenciones, pero los tiroteos han continuado desde entonces. La prueba está en las tres horas que tuvo que permanecer cerrada la otra barriada de viviendas sociales de Badajoz, Los Colorines, cuando en octubre de 2023 se produjeron tres tiroteos en apenas 24 horas. Las detonaciones se escucharon por docenas.

En estos últimos meses, el «aquí hay más armas que en Vietnam» ha vuelto a cobrar actualidad tras la ejecución en Badajoz de dos hombres (yerno y suegro) que hace no demasiado tiempo fueron condenados por narcotráfico en una sentencia que incluyó a una veintena de personas relacionadas con su familia, conocida como el Clan de los Rocho.

El primer asesinato, a tiros y por la espalda, tuvo como escenario la cafetería de una gasolinera que atiende cada día a cientos de conductores, a 700 metros de la redacción del Diario HOY en sentido centro. El segundo, también a tiros, fue materializado a las puertas de una urbanización situada junto a la dehesa en la que Badajoz celebra la romería de San Isidro, a 6 kilómetros del casco urbano.

En una ciudad costera tipo Marbella o en una gran metrópoli como Madrid, Barcelona o Valencia, tal vez sea lo acostumbrado. Pero en Badajoz las muertes violentas son muy escasas –las últimas memorias de la Fiscalía publicadas recogen que en todo 2022 no hubo ningún asesinato en la provincia pacense– y esas dos muertes en el plazo de diez meses han generado una honda preocupación.

Sin datos oficiales es complicado saber quién está detrás. Pero todo parece apuntar a que fueron sicarios a sueldo que estudiaron a conciencia los movimientos de sus víctimas.

El primer suceso tuvo lugar el 29 de febrero de 2024. Eran las 10.10 de la mañana cuando Jesús García, alias Tutu, que tenía 34 años, entró en la cafetería Vaquerizo junto a su pareja para desayunar. Ese negocio está en el cruce de la travesía de Badajoz con la carretera que conduce a Sevilla.

Ambos ocuparon una mesa junto a la barra, sin sospechar lo que iba a ocurrir. En ese momento había varios clientes en el local, pero media hora más tarde sólo quedaban en el interior un matrimonio de personas mayores, un joven y un camarero tras la barra.

Cafetería donde sucedieron los hechos de este asesinato. HOY

Nadie se había percatado de que fuera del establecimiento permanecía estacionado desde hacía tiempo un coche blanco ocupado por varios individuos. De pronto, uno de ellos bajó del vehículo, se acercó a la cafetería, apuntó a Jesús y lo acribilló.

Tras consumar el asesinato, volvió al coche y el vehículo permaneció en paradero desconocido hasta que fue localizado en 'Maloscaminos', una zona agrícola a las afueras de la ciudad salpicada de chalets en la que es frecuente encontrar quemados los coches que se utilizan para delinquir en Badajoz y su entorno.

Del asesinato se hizo cargo la Policía Nacional, cuyos agentes conocían perfectamente a la víctima, condenada por narcotráfico en abril de 2023 durante un juicio en el que fueron procesados otros 28 miembros de su familia. Entre ellos el padre de su pareja, Jesús Rocho, acribillado también a tiros el 30 de diciembre de 2024.

El modus operandi de esta segunda ejecución fue distinto. El vehículo de la víctima circulaba a las 2 de la tarde en dirección a la urbanización de Tres Arroyos cuando los autores se colocaron a su altura para dispararle en varias ocasiones, se cree que con un arma repetidora. Los tiros fueron certeros, la víctima perdió el control y su coche terminó empotrado contra la valla metálica de un chalé y un acceso de hormigón.

Estado del vehículo en el que circulaba la víctima del segundo asesinato. HOY

El lugar donde ocurrió dista 6 kilómetros del casco urbano y eso determinó que la investigación fuese asumida por la Guardia Civil, cuyos agentes trabajan desde el primer momento con la hipótesis de que esa muerte esté relacionada con la ocurrida en la cafetería Vaquerizo y con otros tiroteos ocurridos en la ciudad durante los últimos años. Sin descartar otras hipótesis.

Porque estos tiroteos mortales ocurridos en el plazo de diez meses sólo son dos capítulos en un preocupante serial jalonado por una sucesión de enfrentamientos que los juzgados de instrucción relacionan con otras disputas a tiros protagonizadas por dos familias radicadas en la ciudad: la de Jesús Rocho y la de Cristóbal F.S.

Del enfrentamiento entre estos dos clanes habla el juicio que hace apenas tres semanas se celebró en la Audiencia Provincial de Badajoz, donde fue condenado un hijo de Jesús Rocho y un primo suyo por intentar matar a tiros a Cristóbal en el año 2019.

Aquel incidente ocurrió en la barriada de Suerte de Saavedra, a sólo 600 metros de la cafetería Vaquerizo, en una calle repleta de viviendas sociales que lleva el nombre de Olof Palme, un político sueco que en 1986 recibió a título póstumo el Premio de la Paz Albert Einstein. Triste paradoja para una calle donde se han producido decenas de tiroteos y enfrentamientos.

En la sentencia donde se condena el intento de homicidio de Cristóbal, el tribunal consideró probada la participación de Jesús (el hombre asesinado en febrero de 2024 en la gasolinera Vaquerizo), un hijo de Jesús Rocho y un primo de este segundo procesado.

Tras ese suceso que casi termina en muerte, volvieron a silbar las balas un año después en el popular barrio de San Roque de Badajoz. Ese día Cristóbal llamó a la policía para denunciar que los autores del tiroteo eran los mismos que habían intentado acabar con su vida, pero en el juicio de esos hechos el condenado por disparar fue el primo de Cristóbal.

El juicio donde se condenó al primo de Cristóbal también fue complicado. El día que se iba a celebrar se produjo una reyerta en el recibidor de los juzgados de Badajoz en la que volaron sillas y se utilizaron barras de hierro.

Eso sucedió el 8 de noviembre de 2023 y dentro de unos meses se celebrará un juicio en el que diez miembros del Clan de los Rochos serán acusados de golpear a Cristóbal y a su primo en presencia de un guardia civil.

Cuando esa pelea en los juzgados se produjo, Cristóbal ya había decidido trasladar su domicilio al Polígono Ganadero de Cáceres, donde el pasado verano sufrió un asalto a tiros por el que fueron detenidos, entre otros, el hijo de Jesús Rocho que ha sido condenado por intentar matar a Cristóbal en Suerte de Saavedra.

Ese tiroteo del Polígono Ganadero en el que no se conocen víctimas ni heridos, unido a otro que se había producido en ese mismo polígono, hizo despertar a los cacereños: ahora ya saben que su ciudad no es ajena a los tiroteos que durante años han tenido como escenario la ciudad de Badajoz.

Los autos judiciales explican que durante el asalto a la vivienda de Cristóbal la puerta de la vivienda fue arrancada por un vehículo de alta gama del que bajaron tres encapuchados que portaban un subfusil y armas de fuego cortas.

Los sospechosos del asalto fueron detenidos en Badajoz y el juzgado instructor vinculó el tiroteo de Cáceres con el asesinato del bar Vaquerizo de Badajoz.

El abogado habla con los acusados. HOY

Esa supuesta relación fue plasmada en un auto, pero un año después de la muerte en la cafetería Vaquerizo no se han producido detenciones y tampoco se conocen avances en la investigación del asesinato de Tres Arroyos.

Y a diferencia de lo que ocurrió en 2011 cuando las balas silbaron en Badajoz, en estos últimos meses nadie ha levantado la voz y solo el silencio habla de una ciudad en la que, ahora sí, hay más armas que en Vietnam. Y están siendo utilizadas con una extremada precisión.

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