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Lidia Carvajal
El crimen del pescador de Cabo de Gata y el asesino en serie de casas rurales
Crónica negra

El crimen del pescador de Cabo de Gata y el asesino en serie de casas rurales

Etienne Dedroog, que cumple cadena perpetua por estrangular a un matrimonio en Bélgica y a una mujer en Francia, es el único sospechoso de la muerte de un jubilado en Almería

Juan Cano

Málaga

Domingo, 9 de marzo 2025, 07:34

Tomás repitió la misma rutina de cada mañana desde que se jubiló. Se levantó temprano, cogió las cañas, el cebo y cargó todo en el coche. A las 6.20 horas paró a tomar café en el bar Los Delfines, en Almería, que está al lado de su casa. Tras despedirse de sus amigos, condujo su Peugeot 205 hasta Cala Rajá, en Cabo de Gata, donde acostumbraba a ponerse en un saliente del acantilado para lanzar la caña. Había buena pesca allí. Sargos, doradas y de vez en cuando alguna lubina para la cena.

A las 12.50 horas de aquel 16 de noviembre de 2011, una patrulla de la Guardia Civil encontró el cuerpo sin vida de Tomás Martínez. Le quedaban cinco días para cumplir 75 años. Junto a él, hallaron el túper de quisquillas, los volantines y otros aperos. Pero faltaba su coche. Los agentes tuvieron claro desde el primer minuto que había sido una muerte violenta porque presentaba un fortísimo impacto en la parte posterior de la cabeza con una piedra de grandes dimensiones que se localizó en el lugar. Le habían destrozado el cráneo.

Tomás Martínez, a punto de cumplir 75 años, fue asesinado el 16 de noviembre de 2011 mientras pescaba en Cala Rajá, Almería (España)

Junto a él, estaban el túper de quisquillas, los anzuelos y otras pertenencias

Tomás Martínez, a punto de cumplir 75 años, fue asesinado el 16 de noviembre de 2011 mientras pescaba en Cala Rajá, Almería (España)

Junto a él, estaban el túper de quisquillas, los anzuelos y otras pertenencias

Tomás Martínez, a punto de cumplir 75 años, fue asesinado el 16 de noviembre de 2011 mientras pescaba en Cala Rajá, Almería (España)

Junto a él, estaban el túper de quisquillas, los anzuelos y otras pertenencias

Tomás Martínez, a punto de cumplir 75 años, fue asesinado el 16 de noviembre de 2011 mientras pescaba en Cala Rajá, Almería (España)

Junto a él, estaban el túper de quisquillas, los anzuelos y otras pertenencias

Han pasado más de 13 años y el autor del crimen de Tomás sigue impune. No ha habido juicio, ni siquiera una acusación formal. Pero sí hay un sospechoso. Se llama Etienne Dedroog. Probablemente su nombre no les diga nada, pero está considerado un asesino en serie que mató al menos a tres personas en Francia y Bélgica durante un viaje homicida por Europa. Ahora cumple cadena perpetua y, aunque llegó a estar investigado por matar también al pescador de Cabo de Gata, el juez de Almería que instruye el caso no vio suficientes pruebas para sentarlo en el banquillo y lo archivó provisionalmente.

Esta es la historia del asesino de las casas rurales y su paso por España.

En la muerte de Tomás no hubo testigos, ni tampoco cámaras de seguridad. Cala Rajá está en medio del parque natural de Cabo de Gata y al lugar donde lo mataron sólo se puede acceder tras una pequeña caminata. Los investigadores de la Unidad de Policía Judicial de la Comandancia de Almería tuvieron claro desde el principio que la única pista de la que podían tirar era el viejo Peugeot 205 blanco que le robaron al jubilado almeriense. Pero no encontraron ni rastro del vehículo en las semanas siguientes.

A las 12 del mediodía del 10 de diciembre de ese mismo año, agentes de la comisaría de la Policía Nacional en el puesto de La Junquera, en Gerona, hallaron aparcado en una explanada el coche de Tomás Martínez. El autor o autores del robo -y para la Guardia Civil, también del crimen- lo habían abandonado allí antes de cruzar la frontera entre España y Francia. El equipo de la investigación se desplazó inmediatamente desde Almería a la localidad gerundense con la esperanza de encontrar en el automóvil alguna pista que permitiera esclarecer el homicidio.

El 9 de marzo de 2012, el laboratorio de la Guardia Civil informó de que se había encontrado un perfil genético en el volante del coche de Tomás y que había un 'match' en las bases de datos de Interpol. El ADN pertenecía a un hombre de 40 años nacido en un pequeño pueblo de Bélgica. Era Etienne. A los investigadores les heló la sangre ver sus antecedentes y las fechas. Estaba preso por un asesinato cometido en Francia en octubre de 2011 -un mes antes de la muerte de Tomás- y por un doble asesinato cometido en Bélgica a finales de noviembre de 2012, apenas dos semanas después del crimen del pescador almeriense.

Etienne Dedroog, único sospechoso del asesinato de Tomás Martínez. R.C.

Los agentes recabaron toda la información posible de estos casos. La investigación situó a Dedroog en Francia en octubre de 2011, donde tuvo un incidente con el gerente de un hotel. Según su ficha policial, el delincuente le contó que le habían robado sus documentos y su tarjeta bancaria, por lo que el responsable del establecimiento le prestó dinero. Etienne hizo un 'simpa': se marchó sin abonar la habitación y sin devolverle lo que le había dejado. En total, unos 900 euros.

El día 11 del mismo mes, Véronique Crettaz, de 57 años, fue hallada muerta en su domicilio de Bouchet (Francia). El autor estranguló a la víctima sin llegar a matarla y finalmente le cortó el cuello con una navaja. Tras ello, robó sus tarjetas de crédito y también le sustrajo el coche. Véronique era propietaria de una casa rural donde Etienne Dedroog se había alojado el verano anterior.

El otro antecedente data del 28 de noviembre del mismo año, 2011. Marin y Mia Blankaerts, una pareja de jubilados que regentaban un bed and breakfast (habitación y desayuno) en una casa rural en Grandvoir (Bélgica), fueron hallados muertos en su domicilio. Etienne Dedroog se alojó en el B&B del matrimonio haciéndose pasar por un fotógrafo de National Geographic y Discovery Channel. Los estranguló para robarles el coche, que abandonaría después en Brujas. Se entregó a la policía el 2 de diciembre.

La prensa no tardó en bautizarlo como 'El asesino de las casas rurales' o 'El asesino de los alojamientos'. Mientras la justicia belga y francesa lo procesaban por esas tres muertes, las autoridades españolas trataban de amasar pruebas contra él por el crimen de Tomás Martínez en Cabo de Gata. Y para eso era importante situarlo en España.

Los agentes de la Guardia Civil descubrieron que Etienne Dedroog había sido interceptado en un control rutinario de la Policía Nacional en la ciudad de Valencia el 17 de noviembre de 2011, es decir, un día después de la muerte del pescador almeriense. Como en ese momento no tenían nada contra él, lo dejaron marchar. El siguiente rastro en las bases de datos policiales lo encontraron el 25 de noviembre del mismo año. Igual que en Valencia, Dedroog fue identificado en otro control rutinario también de la Policía Nacional en la localidad de Canfranc, en Huesca.

Pero aún les quedaba ubicarlo en el lugar de los hechos. Esa pista la encontraron las autoridades francesas al investigar el teléfono móvil de Etienne Dedroog, que reveló que había realizado varias conexiones a Internet desde Almería el 14 de noviembre de 2011, es decir, dos días antes de la muerte de Tomás. Los siguientes registros de su IP fueron el 17 de noviembre en Valencia, lo que coincide con la fecha en que lo interceptó la Policía Nacional.

Además, en la papelera de la casa rural del matrimonio asesinado en Bélgica, la policía encontró una factura a nombre de Etienne Dedroog emitida el 16 de noviembre por un hotel de Benidorm. Tomás murió a primera hora de la mañana, aunque su cadáver no se localizó hasta cerca de la una de la tarde. Tiempo suficiente para llegar a Benidorm.

«Esta información -concluyeron los investigadores- es de sumo interés para el procedimiento judicial abierto en España contra Etienne Dedroog, ya que las conexiones de IP en Almería el 14 de noviembre certifican la estancia del investigado en esa provincia en la fecha de los hechos». A ese indicio hay que sumar el ADN hallado en el volante y que, en común al resto de casos, el robo del coche de las víctimas subyace como posible móvil de los crímenes.

El Tribunal de lo Penal de Arlon (Bélgica) condenó en noviembre de 2014 a Dedroog a cadena perpetua por el doble asesinato del matrimonio Blankaerts. El juicio en Francia fue más complejo. Reconoció haberse hospedado en la casa rural de Véronique Crettaz en julio de 2011 y manifestó que volvió en octubre para recuperar un reloj que le había dejado en prenda en verano. Aunque negó haber cometido el crimen, las pruebas presentadas por la policía fueron suficientes para que sumara otra sentencia a 25 años de cárcel.

Los forenses que se entrevistaron con él lo describieron en el juicio como un «psicópata» que muestra un «egocentrismo morboso» y un perfil de «manipulación de los demás». Según la prensa local, Etienne Dedroog tenía una estrecha relación con su madre, que murió en 2007, y en ese mismo periodo se divorció. En 2008 sufrió un cuadro de agotamiento mental y, como confesó a los psiquiatras, «la caja se abrió y la bestia fue liberada». Y añadió: «La bestia es el diablo, yo mismo».

Según la policía belga, el 1 de diciembre de 2011, Dedroog envió un mensaje por Facebook a su sobrina en el que le confiesa que «no se reconoce a sí mismo» y añadió: «No me merezco que me llames hermano, he hecho cosas más graves que Ronald Janssen». Se refería al 'monstruo de Lovaina', un profesor de secundaria belga que confesó ser un asesino en serie que mató a tres jóvenes y cometió una decena de violaciones.

Sin embargo, el caso español, el de Tomás Martínez, no siguió los mismos derroteros. El procedimiento se archivó varias veces, aunque la persistencia del abogado almeriense José Ramón Cantalejo, que ha representado a la familia todo este tiempo, permitió reabrirlo otras tantas. En mayo de 2018, el Juzgado de Instrucción número 5 de Almería dictó una orden internacional de detención contra Etienne Dedroog -que estaba preso en Bélgica- por el homicidio/asesinato de Tomás Martínez.

En julio de 2021, a petición del letrado, se logró interrogar al sospechoso en relación a la muerte del pescador mediante una videoconferencia desde la cárcel de Lantin (Bélgica). Igual que hiciera en el caso de Véronique Crettaz, admitió haber estado en Almería en esas fechas, pero negó ser la persona que mató a Tomás Martínez.

Pese al ADN del volante del coche del pescador y a su paso por la provincia andaluza en esas fechas, el juez que instruye el caso decidió archivar provisionalmente la causa contra él en enero de 2022 al considerar que, con esos indicios, el sospechoso podría beneficiarse de una sentencia absolutoria en un juicio.

En la actualidad, el crimen de Cabo de Gata sigue sin castigo.

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