Dunar Arquitectos | Colegio Francisco Parras
Dunar Arquitectos | Colegio Francisco Parras
Irene Toribio
Domingo, 15 de diciembre 2024, 08:17
El colegio Francisco Parras, que ha presenciado casi un siglo de historia, se convierte en protagonista de una intervención arquitectónica que dialoga con su entorno y su pasado. Está ubicado en Losar de la Vera, en plena Sierra de Gredos, cuyo microclima favoreció el cultivo de tabaco, impulsando la construcción de secaderos con celosías de ladrillo que definieron el paisaje. Actualmente, el colegio adopta este material tradicional en un proyecto que lo reinventa con su nuevo núcleo vertical que permite la accesibilidad para todos. Así, el proyecto no solo moderniza la funcionalidad del edificio, sino que también rinde homenaje a la identidad cerámica de la comarca.
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El proyecto se basa en dos áreas principales de intervención: la reorganización de la escalera existente, para que las actuales tres plantas del colegio queden conectadas sin necesidad de salir del propio edificio; y la construcción de un núcleo de comunicación exterior que resuelve los problemas de evacuación del colegio en caso de incendio y permite, en una segunda fase, instalar un ascensor accesible.
Este nuevo volumen exterior, que se separa de la edificación preexistente, se formaliza con una estructura de hormigón armado con pilares apantallados. El esqueleto de hormigón resultante se cubre con una piel cerámica que configura un cerramiento continuo a modo de celosía. Esta celosía cerámica contiene una serie de aperturas que establecen diferentes conexiones visuales hacia el paisaje exterior durante el recorrido a través de las escaleras.
En cuanto a la ejecución del proyecto, se opta por simplificar la elección de materiales, recurriendo al hormigón para la estructura principal, el acero galvanizado para las barandillas y el ladrillo cerámico (apoyado sobre su canto) como cerramiento exterior.
El nuevo volumen construido se configura como un edificio que explota la dualidad exterior-interior, sin llegar a definir en qué ámbito exactamente se encuentra el usuario. La piel cerámica tamiza la luz y define el ámbito donde nos encontramos, pero no delimita claramente un espacio interior y un exterior. Esta dualidad también se refleja en la elección de los materiales, donde ante la rotundidad de la estructura de hormigón armado surge la ligereza de la celosía de ladrillo.
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