Juan de Dios de la Hoz | Convento de La Puerta de Coria
Juan de Dios de la Hoz | Convento de La Puerta de Coria
Irene Toribio
Domingo, 9 de febrero 2025, 12:48
En sus orígenes, fue un beaterio, posiblemente el más antiguo documentado en la ciudad. Ubicado junto a las murallas y cerca de la puerta que conducía a Coria, de ahí su nombre, su estructura se compone de varios cuerpos dispuestos en paralelo a la muralla, con la mayor parte de sus estancias organizadas en torno a un patio central. Su acceso principal está en la travesía de Santa María, a través de la iglesia, que, aunque parcialmente en ruinas, conserva detalles arquitectónicos de gran valor.
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Esta iglesia, de estilo gótico tardío, cuenta con una sola nave y cabecera ochavada. Aún se pueden ver los restos de sus bóvedas de crucería, pilares fasciculados y capiteles, así como esgrafiados en los muros que datan del siglo XVIII. El claustro se construyó en el siglo XVI y, en el XVII, se realizaron ampliaciones para adaptarlo al creciente número de religiosas. Sin embargo, la invasión francesa y la desamortización de 1836 provocaron que las monjas fueran exclaustradas, dejando el edificio en un estado de prolongado abandono.
Por eso, en 1970, Carmen y Xavier de Salas iniciaron su recuperación, restaurando el edificio con técnicas tradicionales en un extraordinario esfuerzo por recuperar un edificio en ruinas. Se reprodujeron técnicas de albañilería, cantería, herrería o carpintería, permitiendo poner a salvo numerosas piezas rescatadas de la propia ruina y así conseguir la recuperación total y la puesta en uso y valor de casi todo el inmueble.
Nuevas intervenciones
Poco a poco se fueron incorporando nuevas intervenciones para consolidar las tareas más deterioradas. La intervención más reciente y valorada llevada a cabo en el monumento fue la de dotar de acceso a las personas con movilidad reducida, una actuación reconocida con el premio Otaex, destacando la mejora de su accesibilidad gracias a la instalación de un ascensor y una silla salvaescaleras.
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En junio de 2024 se realizó un nuevo trabajo para mejorar las condiciones de conservación de los arranques de todas las bóvedas que aún se conservan en la iglesia ante el riesgo de desprendimientos. Se limpiaron las nervaduras, se reforzaron las piedras con varillas de fibra de vidrio y mortero de cal hidráulica, y se sustituyeron los rejuntados en mal estado. Con todo esto se buscó garantizar la conservación del convento, respetando su estructura original y asegurando su estabilidad para el futuro.
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