Estanislao Pérez Pita y Jerónimo Junquera | Escuela de Ingenierías Industriales de la Univerisdad de Extremadura
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Estanislao Pérez Pita y Jerónimo Junquera | Escuela de Ingenierías Industriales de la Univerisdad de Extremadura
Irene Toribio
Viernes, 15 de marzo 2024
En el punto más próximo del campus universitario de Badajoz al centro de la ciudad, emerge un inmueble discreto, sobrio y elegante, basado en una propuesta tipológica imperecedera. Un proyecto que fue promovido por la Obra Social de Cajabadajoz, convirtiéndose en su mayor inversión realizada hasta entonces.
Dos escalones embellecen la entrada principal, mientras que la accesibilidad se funde armoniosamente con el diseño, presentando una rampa-banco que no solo facilita el acceso, sino que también se convierte en un espacio de encuentro, resguardando con orgullo el cartel identificativo de la escuela. La ornamentación de la fachada resulta enormemente atractiva, acogiendo numerosas palmeras y piezas de maquinaria industrial trasladadas con cuidado desde la histórica Escuela de ITI en la Finca La Rosaleda, añadiendo un toque de historia y carácter al entorno.
El proyecto presenta una planta en forma de peine. Se despliega un módulo inicial en planta baja que alberga el vestíbulo, un generoso espacio de recepción con doble altura, la conserjería y la cafetería en la planta baja, mientras en las plantas superiores se encuentran las áreas de administración y dirección. Un coqueto salón de grados y el salón de actos, recientemente remodelado para eliminar barreras arquitectónicas, complementan este primer perímetro.
Los flujos de alumnos se distribuyen por el pasillo central, un espacio a triple altura con núcleos de escaleras y una secuencia de aulas orientadas al norte. La visibilidad y audición en ellas es notable, merced a sus proporciones y morfología. Como fin de perspectiva de este gran volumen interno, se localiza el binomio escalera-lucernario. Éste es de grandes dimensiones y permite la entrada de luz vespertina con tonos amarillentos.
Desde el núcleo de galerías medular, emergen tres brazos con patios de luz intercalados, destinados a los numerosos departamentos. En ellos se ubican los despachos para profesores, con dimensiones reducidas, si bien, individuales. Frente a ellos, los laboratorios de investigación.
El juego volumétrico de sus módulos jalona la estructura de un edificio austero con piel de ladrillo caravista. La luz natural desciende en el eje de relación como un manto a través de grandes ventanales.
En contraste con la belleza atemporal que cuidadosamente caracteriza a este edificio, las recientes intervenciones de reforma destinadas a sus adaptaciones han resultado menos acertadas. Aunque se busca mejorar, parece que estas modificaciones no terminan de estar a la altura del legado arquitectónico y la excelencia que este espacio había logrado alcanzar.
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Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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