José María Vera | Gimnasio del colegio Cruz del Río

Arquitectura de Hoy | Una selección de Francisco Hipólito
Un espacio para integrar todos los sentidos

El gimnasio del colegio Cruz del Río de Villanueva de la Serena, obra del arquitecto José María Vera, trata de crear un ambiente atractivo para los más pequeños a través de diferentes elementos estructurales

Irene Toribio

Domingo, 3 de noviembre 2024, 07:51

La ubicación del gimnasio responde a la necesidad del centro de contar con un espacio que permita su uso en horario docente y no docente, sin requerir el acceso a todas las instalaciones del recinto. Por eso, este gimnasio se sitúa entre el edificio de primaria y el cerramiento oeste, en un terreno prácticamente llano y como una extensión del colegio, retirado del perímetro y en una zona completamente accesible, lo cual facilita su uso y mantiene una conexión directa con la zona de pistas.

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El edificio junto al colegio se plantea con una clara vocación de fachada, a modo de hito dentro del centro escolar, planteándose como un volumen blanco, aislado, de base rectangular, y dos alturas en sección; la mayor acoge la sala del gimnasio, volcándose al exterior del recinto, y la altura menor, el resto del programa de apoyo, zona de comunicación, vestuarios y almacén.

El acceso al interior se realiza a través de sendos porches de comunicación al que se llega desde las zonas exteriores del centro y que permite un uso tanto en horario docente como en horario extraescolar sin necesidad de entrar en el recinto docente. Desde este porche se entra al vestíbulo del edificio, que comunica con la zona de vestuarios y la zona de pista.

La cubierta del colegio parece volar del contenedor principal gracias a unos huecos de policarbonato alineados con las paredes de cerámica que lo rodean perimetralmente. El espacio presume de luz natural a través de aberturas de generosas dimensiones en el techo y en la parte superior de los cerramientos, gracias a vidrios reforzados tipo u-glass, dispuestos en un patrón de cuadros llenos y vacíos. La apertura de otro gran hueco en la fachada que da a la pista genera la continuidad del interior con el exterior.

La piel de las fachadas son de color blanco con zócalo a base de aplacado cerámico gris. El enrasamiento del policarbonato con la fábrica produce un volumen prismático, que se rompe con la apertura del gimnasio al recinto escolar, gracias a una superficie acristalada potente. Presenta un sistema de de lamas de aluminio perforado que la protegen y tamizan la luz.

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Juego de luces

Al interior se produce un juego de luces y colores, que desde fuera no se adivina. En la parte del volumen más bajo, en la zona de vestuarios, despacho de profesor y almacén, los espacios se iluminan cenitalmente con lucernarios de policarbonato con lámina interior coloreada.

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En la zona de los pasillos la iluminación se realizará mediante superficie acristalada recogida por lamas de aluminio perforado que permite el juego visual. En la pista, el juego se produce a través del contraste de colores entre el suelo y el techo.

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