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El arte del futuro ya está aquí. Es para todos los sentidos y alía las últimas tecnologías al servicio del inagotable talento creativo humano. Con casi cuatro mil metros cuadrados y dieciséis espectaculares piezas realizadas por quince de los primeros estudios y figuras del arte ... digital en el mundo se abre Digital Impact, la exposición más importante en su género realizada hasta ahora en España. En cartel hasta el 27 de agosto en el Disseny Hub Barcelona, constata que el arte futuro se crea ya en el presente; es multisensorial y quiere emocionar mezclando miríadas de datos, códigos, píxeles y algoritmos.
Los creadores digitales exprimen las inagotables posibilidades de las últimas tecnologías y de la inteligencia artificial, «pero son humanos y su arte, por tanto, también es humano», destaca el comisario de la muestra, Héctor Ayuso. «Más que una exposición, es una experiencia multisensorial: toda una ciudad para explorar y para trazar, además, un mapa de los creadores del arte del futuro que anticipan una gran revolución», agrega el coordinador del evento. Uno de sus empeños ha sido demostrar que «el arte digital no es frío», que «emociona y puede conmover e ilusionar. Que apela a todos los sentidos y rompe barreras».
La muestra ha sido todo un reto para el Disseny Hub Barcelona que dirige Mireia Escobar, cuyo empeño es hacer de este espacio el epicentro del arte digital en nuestro país. Trescientas personas han trabajado en la ambiciosa exposición durante más de tres años, pandemia mediante, para concebir, encargar y producir piezas firmadas por estudios y creadores internacionales como el pionero Refik Anadol, Universal Everything, Random International, Brendan Dawes y Field, además de los españoles Antoni Arola, Alba G. Corral y Domestic Data Streamers.
Un total de quince aristas y estudios de trayectoria global cuyas propuestas permiten al espectador formar parte de cada pieza, interactuar con ellas y reflexionar sobre el paradigma digital.
El arte digital utiliza el 'big data' para crear unas sorprendentes obras. Es posible dialogar con seres virtuales difícilmente distinguibles de un humano, entrar y salir de piezas de muy diverso formato: algunas con textura escultórica, otras que funcionan como gigantescos lienzos con millones de colores y que responden a los movimientos del espectador.
Es un arte «vivo y cambiante», que permite crear una instalación orgánica, como un bosque de telas que se mueven al paso del espectador, analizar mediante millones de imágenes las consecuencias y del cambio climático en nuestro planeta, recrear sus movimientos desde hace millones de años utilizando la base de datos de la NASA y predecir su futuro.
La paleta y el óleo son ahora los algoritmos, y los lienzos unas pantallas gigantescas con escalofriantes cifras de megapíxeles en eterna mudanza, y cúpulas de material sintético en las que se concentra el universo, el movimiento de los mares y sus profundidades, que modifican el estado de ánimo del espectador. «Son nuevas formas de crear y disfrutar del arte. El cambio supone lo mismo que supuso en su día la Revolución Industrial», calibra Mireia Escobar.
«Somos personas físicas y digitales. Aprendemos cada día participando de ambos mundos. Pero el mundo digital es un espejo de lo que somos, de modo que el arte digital también es humano. Las pantallas, las nubes, los datos, los códigos y las presencias 'online' nos rodean, y su tecnología es un lenguaje que creamos e interpretamos los humanos aunque lo presentemos a través de máquinas», agrega.
Digital Impact escenifica así a través de la vanguardia, el diseño, la tecnología, la poética y la interactividad, el impacto que el mundo digital tiene en nosotros y, sobre todo, el impacto que nosotros tenemos sobre el mundo digital. «Es una exhibición de arte con obras creadas a partir de algoritmos que emocionan y conectan con el público», concluye Pep Salazar, director de Digital Impact.
Antoni Arola, Premio Nacional de Diseño, ha creado para la muestra 'Oasis (Archivo de los cielos)', un espacio meditativo bajo una de las cúpulas de esta tecnificada ciudad del arte donde poder observar el color y las luces de una aurora boreal, un atardecer, una tormenta de arena en un viaje sensorial por la cúpula celeste.
Alba G. Corral une en 'Mercuri' tres conceptos relacionados con el mercurio, el dios romano, el planeta y el elemento químico, en una onírica pieza audiovisual que experimenta con formas y texturas abstractas.
'Infinity' es una de las propuestas del colectivo británico Universal Everything, una obra videográfica sin final con el interminable trasiego de criaturas únicas nacidas a partir de códigos. Un desfile de miles y miles de figuras más o menos antropomorfas que recrea el trasiego de una gran avenida y permite ver figuras nuevas a cada instante.
Hay cuatro humanos digitales creados por la agencia creativa Lowkeymoves, con los que se puede interactuar y que quieren ser un punto de conexión y reflexión sobre nuestra relación con la tecnología.
Ramdom International presenta 'Public (II)' como «un entorno de objetos monolíticos capaces de sentir». Hechos con tejido, a escala monumental y colgados del techo en una formación lineal, los monolitos de tela responden colectivamente a quienes acceden a su entorno, acercándose a ellos o alejándose de una sutil danza. Brendan Dawes convierte datos en poesía en 'Passengers: BCN Domestic Data Streamers, Una cartografía de la conexión humana' y Refik Anadol convierte archivos de misiones espaciales en una obra mutante en 'Machine Memoirs'.
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