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Fueron pioneras en incorporarse al mundo laboral y renovar el diseño en el teatro, la moda, la pintura, la decoración o la edición. Pero una historia escrita por varones sepultó su labor y sus logros. Ahora los rescata el Museo Nacional de Artes Decorativas (MNAD) ... en la muestra 'Al bies. Las artistas y el diseño en la vanguardia española'. El corte de la tela al bies, en diagonal con respecto al hilo, es la metáfora a la que recurren sus comisarias, Idoia Murga Castro y Carmen Gaitán Salinas, para reivindicar a estas olvidadas creadoras del tránsito del siglo XIX al XX. En cartel hasta el 31 de marzo de 2024, la exposición es de acceso gratuito.
Las comisarias analizaron el panorama de la vanguardia española para identificar a las artistas excluidas del canon, como Delhy Tejero, Victorina Durán, Matilde Calvo Rodero o Pitti Bartolozzy, cuyas producciones se consideraban «artes menores», junto a las pocas que sí fueron reconocidas, como Maruja Mallo, Ángeles Santos o María Blanchard.
Dan visibilidad a las artistas que inauguraron la modernidad con sus pinturas, esculturas, dibujos, ilustraciones, encajes, 'batiks', diseños de libros, alfombras, papel pintado, interiores, cerámicas, escenografías y figurines de moda y teatrales.
Articulada en seis secciones, la muestra recorre un momento de cambio del papel de la mujer en la sociedad y su lento tránsito del espacio íntimo al público. «El avance de las mujeres se reflejó en la creación de sus propios talleres, instituciones y organizaciones, que contribuyeron a su independencia y a la apertura de espacios en la sociedad de la época», dicen las comisarias.
Lo testimonia un lienzo de Maruja Mallo, que con otras artistas participó en la Exposición Internacional de Artes Decorativas de París en 1925. Fue un escenario de independencia y libertad para muchas actrices y bailarinas, algunas de las cuales diseñaron sus propios trajes, incorporando elementos modernistas y simbolistas. Los disfraces de carnaval les permitían también explorar nuevas identidades y personalidades, como denota el disfraz de hada lucido en una fiesta del Círculo de Bellas Artes.
Al tiempo que se preservaban modos tradicionales como el encaje y el bordado, se adoptaron técnicas innovadoras como el 'batik', un tipo de estampación sobre seda de origen asiático que Victorina Durán, practicó en diversos formatos que conserva el MNAD. Un influjo oriental que se aprecia en otras piezas, como mantones de Manila o kimonos.
Proliferaron nuevas prendas y complementos ajustados a los hábitos de las mujeres modernas. Muchas creadoras acuñaron sus propias marcas, como Jeanne Lanvin, artífice del vestido de cóctel incluido la sección dedicada al ámbito textil.
Aquellas pioneras prestaron atención especial al libro, a la ilustración de publicaciones y a la encuadernación, actividades muy demandados debido a la proliferación de prensa ilustrada y editoriales de libros y cuentos infantiles. Junto a las delicadas encuadernaciones en piel de Matilde Calvo Rodero, hay figurines de moda e ilustraciones de las revistas del momento, como el dibujo de Viera Sparza para la portada de Blanco y Negro con una mujer al volante que refleja los cambios sociales.
En las artes escénicas muchas mujeres hallaron un refugio para desafiar y transgredir las rígidas normas de género. Coreógrafas, compositoras, actrices y otras intérpretes disfrutaron de una desconocida libertad y autonomía. Escenógrafas, figurinistas y sastras desplegaron su creatividad entre bambalinas. Es el caso de Victorina Durán, nombrada en 1929 catedrática de Indumentaria en el Real Conservatorio de Música y Declamación, y autora de algunos de los figurines y decorados expuestos.
El ámbito doméstico era el destino tradicional y mayoritario para las mujeres. Dedicaron gran atención a ponerlo a su gusto y decoraron también nuevos espacios interiores, como el Lyceum Club Femenino o algunos Paradores de Turismo. Las mujeres no podían firmar aún en solitario el diseño arquitectónico -hasta junio de 1936 no se tituló la primera arquitecta, Matilde Ucelay- y debían colaborar con compañeros titulados. Es el caso de Delhy Tejero, que concibió conjuntamente el diseño y la disposición de los muebles el proyecto elaborado para el Hotel Condestable de Burgos.
Algunas apostaron por el arte al aire libre y pintaron paisajes de gran formato, integrando la naturaleza en la decoración interior. Los jardines, espacio intermedio entre lo privado y lo público, eran un entorno natural controlado y agradable, como refleja un lienzo de María Sorolla. Ellas contribuyeron así al disfrute de esos jardines con la concepción de elementos como una fuente diseñada por Matilde Calvo Rodero en colaboración con José Joaquín González Edo.
Esta visión al bies reivindica en especial a Victorina Durán y Matilde Calvo Rodero, cruciales para los orígenes del MNAD que a principios del siglo XX trabajaron gratis en el entonces llamado Museo Nacional de Artes Industriales. Experimentaron las técnicas que la institución trataba de recuperar y difundir, punto de partida para la reflexión sobre el papel de las mujeres en las artes en la época de las vanguardias.
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