Plensa abre al cielo el Teatro Real

Los Reyes Felipe y Letizia serán privilegiados espectadores de la innovadora obra de Plensa cuando acudan este martes a la primera representación de 'Medea', de Luigi Cherubini (1760-1842), con la que el Real inaugura la Temporada 2023-2024. En lo sucesivo se podrá contemplar y disfrutar de la pieza en todas las representaciones de la programación del coliseo.

'Cielo' propone al espectador «un viaje onírico al firmamento madrileño, en sereno y continuo movimiento», según su autor. Quiere Plensa que el espectador haga «un ejercicio de abstracción, reposo y serenidad que permita la transición de los devenires cotidianos a la experiencia íntima del arte total que es la ópera que comienza cuando se alza el telón». Que como hacíamos de niños «busquemos y juguemos con la forma de las nubes».

La pieza es la proyección del rodaje en alta resolución (4k) del cielo de Madrid desde la misma azotea del Teatro. Se realizó en los días centrales de junio, y recoge el movimiento de las nubes en un devenir continuo y real. Hay siete grabaciones que se proyectarán alternativamente en la cúpula de la sala principal del Real, gracias a cuatro sofisticados proyectores de 20.000 lúmenes. Lo harán desde el momento en el que el público accede a la sala hasta el comienzo de la representación, con una duración aproximada de veinte minutos.

La pretensión de Plensa era «romper la opacidad de la sala, abrir visualmente el tondo central y convertir este elemento arquitectónico en una cúpula virtual que nos conecte directamente con el maravilloso cielo de Madrid». «La forma tan especial del techo del Teatro Real, unida a su baja altura en algunas zonas, me predispuso enseguida a evitar cualquier volumen que pudiera cegar el campo visual del espectador desde cualquier punto del teatro, respetando sus elementos arquitectónicos y minimizando cualquier intervención física en la sala», explicó Plensa.

«Mi proyecto no utiliza la pintura sino la luz. La proyección cubre completamente la superficie del tondo de madera y rodea la gran lámpara central creando la ilusión óptica de una gran ventana abierta a un cielo que evoluciona en luz y color siguiendo las distintas horas del día: amanecer, mediodía, atardecer, crepúsculo, noche….». La pintura luminosa de Plensa sincroniza la proyección del video con la iluminación de la sala, controlando el efecto de oscurecimiento que debe preceder el inicio del espectáculo «creando un tránsito paulatino y natural, como el paso del día hacia la noche».

Con su intervención, el artista quiere «recuperar la gran tradición pictórica del clasicismo que, habitualmente, representaba en las cúpulas, imágenes de nubes habitadas por seres míticos que sobrevolaban en cielos imaginados». Ofrece así gracias a las potentes herramientas digitales «una hermosa metáfora de la transformación permanente de la acción teatral y musical, de la experiencia artística y de la sociedad misma».

El cielo en movimiento filmado en alta resolución consigue «la saturación de color propia de la pintura mural en sus azules y blancos y «un movimiento fílmico y lumínico de gran lentitud que aporte a cada espectador una sensación espiritual de reposo y serenidad»

El Real quiere ofrecer al espectador «una sorpresa emocional que le reciba, envuelva y rescate de la realidad hasta el momento en el que, lentamente, desaparecerá como desaparece la luz de la sala». «Todo se oscurece porque ya empieza la obra, es este momento mágico también, todo el mundo guarda silencio, se vuelve todo oscuro, sale el director, lo iluminan, todo el mundo lo aplaude y empieza la ópera», enumeran.

La obra es la materialización de una propuesta surgida en 2007, paralizada por la crisis y rescatada el pasado año por Gregorio Marañón, presidente del Teatro Real, quien ofreció a Plensa «una oportunidad única», en palabras del artista. «Las nubes de Plensa forman un universo que pide, como escribió Juan Ramón Jiménez, que las alas arraiguen y las raíces vuelen. El cielo ha entrado en el Teatro Real», se felicita Gregorio Marañón.

El proyecto ha sido posible gracias al apoyo del mecenas y empresario Juan Antonio Pérez Simón y a la Fundación Amigos del Teatro Real. «Siempre he tenido nostalgia de mi país. Cuando volví desde México a España, ya como un adulto, apreciar la verdadera dimensión de su riqueza artística y comprobé que los cielos de Sorolla y de Velázquez eran reales, auténticos, como lo son los que podemos contemplar desde ahora en el Teatro Real gracias a Jaume Plensa, se felicita Pérez Simón, magnate de las telecomunicaciones, mecenas y dueño de una colección de arte español de más de 1.700 piezas.

Para elaborar esta «pieza coral» el artista catalán ha contado con la colaboración de los equipos y departamentos técnicos del Teatro Real, encabezados por Natalia Camacho y Celeste Carrasco; con Juana Jiménez, en la dirección de fotografía de la película; la realización de posproducción y color fueron realizados por Luciérnaga Color; la instalación y montaje de los proyectores estuvo a cargo de Cinemanext, y el estudio técnico de mapping de Yoic Lambert.