El 18 de agosto de 1503 el papa Borgia, Alejandro VI, muere en extrañas circunstancias en el Vaticano después de varios días de agonía. El poderoso pontífice es encontrado muerto sobre un charco de sangre con la que antes de expirar había escrito la palabra 'puttana' sobre el blanco mármol de las galerías vaticanas. Los rumores apuntan a un envenenamiento.
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El pesquisidor Fernando de Rojas deberá investigar el caso por encargo de su tío, el embajador de los Reyes Católicos en Roma. Rojas tendrá que estar atento a lo que ocurre en el cónclave que ha de elegir al nuevo pontífice, pues son muchos los intereses en juego para España y Francia, que en ese momento se están disputando el reino de Nápoles. Para la resolución del caso contará con la ayuda del clérigo Francisco Delicado, autor de 'La Lozana andaluza', y de la propia Lozana, la prostituta de más fama en una Ciudad Eterna convertida en el gran burdel de la cristiandad.
Este es el 'teatro de operaciones' en el que discurre 'El manuscrito de sangre' (Espasa), la nueva entrega (la séptima ya) de Luis García Jambrina (Zamora, 65 años) a la exitosa serie que inició con 'El manuscrito de piedra' (2008) –que acumula más de 40 ediciones– y que esta vez sitúa al protagonista de la saga, el perspicaz Fernando de Rojas, autor de 'La Celestina', lejos de Salamanca, su territorio natural y en el que mejor sabe manejarse.
Intriga e historia en la Roma del Renacimiento es lo que Jambrina, profesor en la Universidad salmantina, propone en su última novela, que arranca con la muerte entre vómitos de sangre de Alejandro VI, nacido como Rodrigo de Borja en Játiva (Valencia) y conocido como el papa Borgia tras italianizar su apellido, un hombre que ejercía el poder de manera despótica y entregado a los placeres de la carne, aunque según Jambrina «no fue peor que los papas que lo precedieron o lo sucedieron. Todos se acostaron con muchas mujeres y tuvieron hijos, reconocidos o no».
Borgia tenía muchos y poderosos enemigos por lo que poner a Rojas a investigar su muerte es el reto «más difícil, complicado y peligroso» al que Jambrina ha enfrentado a su avispado pesquisidor. «Tendrá que descubrir qué es lo que se está cociendo en ese momento en el Vaticano, donde hay grandes luchas de poder por hacerse con la tiara papal y donde se están jugando los intereses de las grandes potencias del momento, sobre todo de España y Francia», apunta el autor.
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También tendrá que plantar cara a César y Lucrecia Borgia, hijos de Alejandro VI, una familia perseguida por la leyenda negra que, para Jambrina, tiene que ver con el contexto social y político en el que tuvieron que desenvolverse. «El odio a los Borgia se corresponde con el odio que muchos italianos, incluidas las grandes familias y los cardenales, sentían hacia los españoles en ese momento».
Así, recuerda que Rodrigo Borgia, un papa de grandes ambiciones políticas, apoyó con sus bulas el proyecto de Isabel y Fernando, a los que concedió el título de Reyes Católicos. Su hijo, el temible César Borgia, al frente de los ejércitos pontificios, inspiró a Maquiavelo en 'El príncipe', y en cuanto a la «muy culta e inteligente» Lucrecia Borgia, la leyenda cuenta que se acostaba con su padre y la muestra como una mujer fatal y terrible, «pero en realidad fue víctima de los intereses de su padre y su hermano, que la utilizó en su política de alianzas».
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La ciudad de Roma, un nido de espías en aquellos inicios del XVI, es también protagonista de 'El manuscrito de sangre', con un Vaticano tan poderoso como obscuro y corrupto. «Es tal vez la época de mayor esplendor y de mayor corrupción de la historia de la Iglesia. No es casual que surgiera Lutero, que comienza atacando a los papas por la venta de bulas y la corrupción que ello conlleva. La simonía, el nepotismo, la ambición de poder y el desenfreno eran el pan nuestro de cada día en el Vaticano».
En ese entorno envenenado se mueve Rojas, un tipo audaz y de una ética insobornable. «Es una persona de principios, aunque tenga debilidades. En la novela está fascinado por Lucrecia Borgia y la Lozana andaluza», detalla el autor, que describe Roma como la Sodoma y Gomorra de la cristiandad, con cortesanas procedentes de todo el mundo. «'Roma puttana', la llamaban».
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Jambrina confiesa que disfruta escribiendo sus 'Manuscritos', en los que hace confluir su afición a la historia y la literatura y su fascinación por personajes como los Borgia. Ya tiene en mente la octava entrega protagonizada por Rojas, con la que cerrará la serie. Antes pondrá de nuevo a investigar a Miguel de Unamuno, a quien convirtió en detective en 'El primer caso de Unamuno' (2024). «Rojas y Unamuno son dos de nuestros más grandes escritores, pero también son personas de acción, que arriesgan su vida y su carrera por descubrir la verdad».
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