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Pepe Orantos
Jueves, 26 de junio 2014, 08:09
La presencia de José Manuel Garrido en el cartel ya era atractivo suficiente para que los tendidos de la plaza de toros de Badajoz hubieran mostrado algo más de público que el escaso cuarto de entrada que ofrecieron ayer, pero entre el parón programado del lunes, el inesperado del martes y el día laborable, la afición pacense parece haber enfriado sus ánimos y ha desertado de las gradas del coso de Pardaleras.
Toros. Seis novillos de desigual presentación y juego.
Toreros. José Manuel Garrido oreja y oreja. Ginés Marín
Plaza. Último festejo de la feria de San Juan de Badajoz. Menos de un cuarto de entrada, en tarde más que fresca.
Aún así, se presentaba una tarde atractiva sobre el papel, con Garrido aún rememorando su Puerta del Príncipe, Ginés Marín con el regusto que dejó en Olivenza y Cáceres y Fernando Flores con el aval que siempre tiene ser el elegido por la Escuela de Tauromaquia de Badajoz para convertirse en novillero con caballos.
Salió Garrido en su primero consciente de que era su despedida de Badajoz como novillero y se lució con el capote al recibir 'Lebrijano' por delantales y hacerle un quite por tafalleras que conectó rápidamente con los tendidos.
Brindó al público la muerte de un novillo que pronto mostró sus cortas embestidas y obligó al novillero a perderle un par de pasos para darle el espacio que precisaban sus escasas fuerzas.
Siempre mantuvo 'Lebrijano' la cara alta para embestir sin clase a pesar de que Garrido se empeñó en taparle cuantos defectos mostraba hasta ligarle una gran tanda de naturales que demostraron a todos por qué el pacense ocupa el número uno del escalafón novilleril en la actualidad.
Nunca tocó el novillo la franela, pese a buscarla con toscos derrotes y una tanda de manoletinas cerró la faena que se convirtió en una oreja, tras matar Garrido recibiendo a su oponente.
A porta gayola se fue Ginés Marín a recibir al segundo de la tarde, al que probó luego su embestida pronta y sin clase por verónicas. Intentó el de Olivenza un quite por la espalda, tras el puyazo de su padre, pero el novillo perdió las manos y empezó a dar muestras de su escasez de fuerzas, mezcladas con una marcada cojera en su pata izquierda que acabó de encender al público de Pardaleras.
La novillada en imágenes
Marín brindó a su progenitor en el burladero de picadores y se dispuso a iniciar una faena que dio mejores resultados por el pitón derecho que por el izquierdo, en el que 'Elegido' paraba su embestida a mitad de recorrido, sin intención alguna de contribuir al lucimiento del novillero. Arrancó Ginés Marín muletazos sueltos de calidad a su contrario, antes de cerrar la faena con unas manoletinas previas a la media estocada que bastó para que el novillo se fuera morir, como buen manso, a la puerta de chiqueros
Fernando Flores debutó con picadores ante 'Duplicado', un novillo galopón de Luis Algarra al que recibió con una tanda de verónicas, que remató con una larga cordobesa.
Un quite por chicuelinas y dos pares de banderillas precedieron a una faena de muleta que el de Salvatierra de los Barros inició en los medios, para echarse la franela a la espalda rápidamente sin que su oponente demostrara más clase que ninguno de sus hermanos.
Tras varios intentos de hacer faena al natural y comprobar que la embestida era más larga por la derecha cerró una tanda por ese pitón con un pase de la firma que elevó el nivel de su actuación.
Una tanda más por la derecha, en la que 'Duplicado' tomó por primera vez la muleta por abajo, sirvió para concluir una faena que un pinchazo, un aviso y una estocada entera, sirvieron para que el debutante se hiciera acreedor a una oreja.
Voltereta de Garrido
499 kilos de peso marcaba el segundo de Garrido, de nombre 'Legañoso' y una amplitud de pitones que hasta ese momento no habíamos visto en sus hermanos. Fue recibido por el pacense por chicuelinas, que remató con una media de rodillas, antes de demostrar la tendencia a salir suelto que ha demostrado todo el encierro. Dos grandes pares de banderillas del gran subalterno en el que se ha convertido 'Fini' le obligaron a desmonterarse en el tercio, antes de que llegara el momento más dramático de la tarde.
Garrido se fue a los medios a iniciar su faena por estatuarios, sin mirar siquiera la embestida del toro. El animal lo arrolló y se lo echó a los lomos, haciendo por él en un par de ocasiones, sin empitonarlo de milagro. Tras la terrible voltereta, Garrido salió seriamente lastimado y evidenció una cojera que posteriormente confirmó el parte médico con un esguince de segundo grado en su rodilla izquierda. En ese momento comenzó la mejor faena de la tarde que comenzó con una tanda con la mano izquierda que cerró con un lucido trincherazo.
Con la derecha salió el novillero que Garrido lleva aún dentro y se montó literalmente encima del toro para acabar de calar con los tendidos. Con la espada ya montada, cerró con una tanda de ayudados por alto que remató con una trincherillas. Media estocada y un aviso valieron la segunda oreja, que el pacense paseó en una dolorida vuelta al ruedo.
De rodillas en el tercio paró Ginés Marín el quinto en el tercio, antes de que este se empleara de verdad en el caballo y el de Olivenza realizara un vistoso quite por chicuelinas. No le hubiera venido más un segundo puyazo a 'Placentero' que demostró en la muleta una viveza poco aconsejable para el lucimiento de Marín.
Algunos derechazos de mérito y una tosca embestida por la izquierda a media altura llevaron al de Algarra a enganchar la muleta de Marín de forma constante.
Unas bernardinas para cerrar faena antes de montar el acero en la muleta precedieron a cuatro pinchazos y una estocada que silenciaron su actuación.
El larguísimo rabo de 'Impresionado' -sexto de la tarde- y sus 505 kilos denotaban que llevaba tres años y ocho meses pastando en la finca de Luis Algarra, lo que a toda luces parecía demasiado para que Fernando Flores toreara su segundo novillo picado.
Brindó el alumno de la Escuela Taurina a Luis Reina, El Cartujano y Fernando Masedo Pacheco antes de iniciar una faena en la que acortó las distancias a su oponente sin que este alargara sus escasas embestidas. El arrimón final no impidió que el toro se acabara parando, pese a la tanda de manoletinas que precedieron a los dos pinchazos y estocada entera que acabaron con el animal.
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