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La brocha talavantina

La brocha talavantina

Nadie esperaba que una primera figura del toreo rompiera esa imagen idílica que cada tarde puede verse en los patios de cuadrillas

Pepe Orantos

Sábado, 2 de agosto 2014, 11:56

En un mundo en el que la hipocresía, las falsas lealtades y el miedo a no salir en la foto son moneda de cambio habitual, nadie esperaba que una primera figura del toreo rompiera esa imagen idílica que cada tarde puede verse en los patios de cuadrillas, en los que todos se reparten besos y abrazos, se preguntan por las familias y quedan para compartir jornadas de caza y chimenea cuando el invierno les rompa la rutina de hotel y furgoneta, en la que se ven envueltos durante la temporada. El problema es que este año, cinco de esas figuras fueron llamadas a levantar un andamio con el que construir el muro de una gran temporada, con la extensión, el grosor y la longitud que ellos marcaran y sin que nadie tuviera opción a alterarlo. Entre los cinco levantaron el andamio y todos se subieron a él. Llegaron fiestas y presentaciones en grandes salones y hubo quienes, con el disimulo y la experiencia que le caracteriza, comenzaron a bajarse del andamio, otro consiguió alzarse a lo más alto del muro gracias al arte, valor y torería que demostró dos tardes en el mejor escenario posible y , de repente, el encargado de encalar el muro con el prestigio, caché y trayectoria más reciente, se vio colgado de la brocha, sin andamio y con el muro a medio construir.

Pasaban las semanas y los contratos que cada año cimentaban ese muro no llegaban. El dueño de la brocha miraba a uno y otro lado y no veía más que a uno de los cinco con los que construyó el andamio. Este, además de paisano, sabía perfectamente lo que pasaba, porque todavía está pagando las letras del último andamio que montaron entre diez, hace un par de años.

Aprovechando que aún tenía la brocha y que el lienzo de las redes sociales siempre está preparado, una tarde de agosto decidió liarse a brochazos, pintando verdades con un trazo tan grueso que, por mucho que lo intenten, tardarán en borrarse con el tiempo.

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