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Pepe Orantos
Domingo, 19 de octubre 2014, 08:50
badajoz. Dicen, quienes han pasado por este trance, que al toro del cáncer hay que mirarle a los ojos y decirle desde el primer momento que te vas a poner delante, que sabes que te puede llevar al hule, pero que no se va a llevar un muletazo menos de los que le corresponden.
Toros.
Novillos donados por Alejandro Talavante, Miguel Moreno, Bernardino Píriz, Jesús Ballesteros, 'El Juli' y Luis Terrón.
Toreros.
Javier Solís (oreja), Ambel Posada (ovación), Julio Parejo (ovación), Luis Manuel Terrón (dos orejas), Javier Arrobas (dos orejas), Joao Moura (ovación)
Plaza.
Portátil de Las Vaguadas. Tres cuartos en tarde primaveral.
Cuentan que siempre hay que ir a por faena, que nunca humilla, que te mira de arriba a abajo y busca tus muslos con la intención de arrancarte la femoral para siempre, pero que si te enfrentas a él, cada vez hay más posibilidades de que se lleve una estocada hasta la bola. Aun así, nunca hay que perderle la cara y ser consciente de que, demasiadas veces, se ha levantado en la puntilla. Con este toro sólo puedes abandonar la plaza por dos puertas y hay que buscar, hasta la última tanda, salir con las manos ocupadas.
Dicen también que estar arropado por tu cuadrilla es fundamental, que ellos tratarán de colocarte el toro en suerte, te ayudarán a picarlo y banderillearlo y, pase lo que pase, saldrán contigo por la puerta grande o te acompañarán siempre en la enfermería.
Por desgracia, para ponerte delante de este toro también hace falta dinero y no todo el mundo tiene de dónde sacarlo. Lo normal es que, cuando lo necesitemos, a todos nos hagan un hueco en el cartel 'del seguro' pero muchas veces un sitio donde vestirse de torero, un plato entre tanda y tanda de tratamiento o simplemente un subalterno que hacerte un quite cuando más lo necesitas. Para eso está la Asociación Española de Lucha Contra en Cáncer, a cuyo beneficio brindaron ayer su trabajo todos y cuantos participaron en la tercera edición de Festival de Las Vaguadas. Desde los profesionales que se pusieron delante de los novillos donados por los ganaderos, el empresario que ofreció su portátil, el club hípico que abrió sus instalaciones o los hosteleros que convirtieron la jornada en una gran convivencia.
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