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José Garrido, a hombros. VÍDEO:: Resumen del festejo:: A.M.
Todos fallan a espadas y Garrido se lleva el triunfo

Todos fallan a espadas y Garrido se lleva el triunfo

HOY.es retransmite esta tarde (a partir de las 17.45 horas) la encerrona de El Juli a favor de los niños con cáncer | El pacense corta una oreja a cada uno de sus enemigos en Cáceres en una tarde marcada por el mal manejo de los aceros

Pepe Orantos

Domingo, 31 de mayo 2015, 08:42

La corrida que abrió ayer la feria de San Fernando de Cáceres fue lo más parecido a una partida de tute en la que alguien hubiera decidido jugar con una baraja en la que faltaran todas las espadas, a excepción del dos. Con ese dos de espadas, que le permitió entrar dos veces a matar al tercero y dar dos descabellos al sexto, José Manuel Garrido se llevó la partida de su presentación ante el público extremeño como matador de toros, en una tarde en la que demostró con creces que ha llegado para quedarse y que preparación, entrega y torería no le van a faltar para dar mucha guerra a quienes llevan años instalados en el 'establishment' de la fiesta.

FICHA DEL FESTEJO

  • Toros. Dos toros de Carmen Lorenzo para rejones que colaboraron con el lucimiento de Ventura y cuatro de 'El Capea' para la lidia a pie de juego desigual y muchas dificultades para los toreros. Destacó el tercero, que fue ovacionado en el arrastre.

  • Toreros.

  • Diego Ventura ovación y oreja. Miguel Ángel Perera

  • Plaza.

  • Primer festejo de la feria de San Fernando de Cáceres. Tres cuartos de entrada en tarde primaveral.

El festejo lo abrió a caballo Diego Ventura con su habitual manera de calentar los tendidos al utilizar todo su espectacular repertorio, en el que destacó el depurado galope de costado de 'Sueño' con el que enceló a Sardinero, el primero de Carmen Lorenzo, que colaboró con el lucimiento del lisboeta.

La temperatura de la faena fue creciendo con las banderillas al quiebro a lomos de Maño y las rosas colocadas a los lomos de Detalle que hacían presagiar un indudable triunfo. Sin embargo, cinco pinchazos con el rejón de muerte dejaron su recompensa en una ovación.

En el cuarto, mejor aún que su hermano, Diego Ventura quiso resarcirse enseguida con la exhibición de Nazarí y su cabalgar a dos pistas, que puso en pie a los tendidos de la plaza de Cáceres. Las banderillas colocadas su lomo y las clavadas al violín a lomos de Remate, volvieron a abocar su actuación a un triunfo indudable, pero un rejón de muerte algo trasero y tres descabellos a pie dejaron el premio en una oreja y la ovación para el toro de Carmen Lorenzo en el arrastre.

Sangre de toro y oro

Perera regresaba a la plaza de Cáceres vestido de sangre de toro y oro para enfrentarse a los astados de la ganadería de su familia política, a los que supo entender en todo momento, tapó sus carencias y administró el toreo que su técnica y gran capacidad acostumbran.

El primero salió suelto y sin fijeza e hizo un par de extraños en el capote cuando el de Puebla del Prior quiso administrarle un quite por chicuelinas. Inició la faena de muleta 'Listoncito' con una embestida descompuesta, a la que Perera contrarrestó colocando la muleta en su sitio, para encelarlo con temple por abajo, hasta conseguir ahormar una manera de embestir que nadie hubiera imaginado al verle salir por toriles. Por el pitón derecho el de 'El Capea' desarrolló mayor intención y obligó a Perera a dejarle la muleta en la cara para tapar su brusca embestida. Una buena estocada no bastó para que 'Listoncito' doblara con prontitud y el retraso en su muerte enfrió algo al público, que no consiguió que el presidente de la corrida concediera más de una oreja a Perera.

Con el quinto de la tarde, de nombre 'Bolillero' el yerno del dueño de la ganadería volvió a tener que tirar de catálogo para corregir su falta de celo. Tan pocas fuerzas le vio Perera a 'Bolillero' que impidió que Juan Sierra le colocase el tercer par de banderillas, con gran disgusto del respetable. Se dobló el tercio para iniciar la faena de muleta, lo que no impidió que el de 'El Capea' protestara cada derechazo que Perera trataba de administrarle con gran temple. Buscó cambiarle los terrenos pero no consiguió más que meritorias tandas de derechazos que no acababan de conectar con el tendido. Por el pitón izquierdo sí arrancó algún que otro muletazo profundo que llevó al torero a acortar las distancias para formar el lío de la tarde. Montado en la cara del toro, Perera abrió el tarro de las esencias del toreo de cercanía e hizo con 'Bolillero' lo que quiso. Muletazos con el envés de la franela, bernardinas, manoletinas y un sinfín de lances que pusieron al público en pie y al toro a los pies del torero.

Cuando todo barruntaba a triunfo apoteósico, tres pinchazos, una estocada que hizo guardia, dos descabellos y un aviso dieron al traste con cualquier premio.

Presentación y triunfo

Salió al ruedo 'Lagartijo', tercero de la tarde, con la intención decidida de despejar el callejón y asomó su morro en un par de ocasiones por encima de las tablas, causando el lógico pánico entre los privilegiados habitantes de sus burladeros.

Ante tan saltarín enemigo, Garrido inició su faena de muleta de rodillas y enseguida todos los presentes en el coso de la Era de los Mártires comprobaron que estaban ante el toro de la tarde.

Con un buen ritmo de galope y una embestida noble y clara, el toro se fue fundiendo con la muleta de Garrido hasta dibujar dos grandes tandas con la mano derecha. Con el pitón izquierdo menos dúctil, Garrido consiguió hilvanar varios naturales de mérito que no bastaron para que se diera cuenta que las orejas estaban en el derecho.

Cerró la faena por bernardinas que lograron meter al respetable por completo en la faena. A pesar de todo, dos estocadas y un descabello dejaron la recompensa en una oreja. El de El Capea', eso sí, fue ovacionado en el arrastre.

Al que cerraba plaza, Garrido lo recibió de rodillas con el capote antes de que su picador se quedara corto al administrarle la medicina de puya que hubiera requerido.

Con mejor pitón izquierdo que derecho y con peores ideas que sus hermanos, 'Flor' obligó a José Manuel Garrido a mantenerse muy firme ante su cara y tratar de ganar centímetro a centímetro cada línea de una batalla que se acabó llevando con rotundidad, hasta acortarle las distancias y acabar entre sus pitones, para deleite del público presente en la plaza de Cáceres.

El tremendo arrimón hubiera merecido mayor premio de no ser porque la primera estocada fue escupida por el toro y éste precisó de dos descabellos para acabar de doblar. Aún así, Garrido cosechó una oreja que le permitió abrir su primera puerta grande como torero en Extremadura.

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