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ROSARIO PÉREZ
Domingo, 10 de abril 2022, 19:23
Calle Alcalá abajo se hablaba de toros. Como cada abril. Como cada mayo. Pero no, no era una tarde cualquiera. Un torero se enfrentaba al destino de seis toros. Su nombre: Emilio de Justo. Triunfador de la pasada temporada, con doble Puerta Grande consecutiva en Las Ventas, se retaba a media docena de bravos de distintas ganaderías. Este es el orden de lidia: Pallarés, Domingo Hernández, Victorino Martín, Victoriano del Río, Palha y Parladé.
De catafalco y plata apareció Emilio de Justo en el ruedo. Sobre la primera raya, la señal de la cruz y la mirada al cielo. Allí apuntó cuando los tendidos, casi llenos, le tributaban una ovación de gala.
Abrió plaza el de Palláres, un guapo cárdeno en el que el extremeño lentificó la embestida, templada ya.
Hervía la plaza ya desde el primer minuto. No andaba sobrado de fuerzas el toro, que en el segundo encuentro -ni para un análisis literalmente- partió el palo y al salir del peto se pegó un tremendo volatín. Pedía calma el matador. El quite de la tarde llegaría de Jesús Arruga a José Chacón en el último par. Los dos se desmonteraron. De Justo brindó al cielo. Era el brindis más íntimo: en el nombre del padre. Y se echó la muleta a la izquierda, que ese era el pitón. Altos vuelos trajo la primera serie. Entre intermitencias la faena, pero siempre con enorme pasión y el alma puesta, con la intensidad de los pases de pecho -colosales- y unas trincherillas superiores en la última tanda. Qué clase tenía Romano. Y qué clase la de Emilio, que se tiró a matar y sufrió una durísima cogida. Sobre el cuello cayó, y por ahí se metió el pitón en una dramática escena. Corrió De Justo del 8 al 6 y allí se desplomó. Ya de pie, lo revisaban las cuadrillas. Hasta que se lo llevaron a la enfermería. Con una estocada casi entera, murió el buen toro mientras al torero le pedían las orejas. Una le concedieron.
Pasados unos minutos, anunciaron por megafonía que, tras valorar su estado, no podía continuar la lidia. El «oooohhh» de decepción fue unánime. Continuó la tarde el sobresaliente Álvaro de la Calle -que brindó al herido- con el toro de Domingo Hernández, en el que buscó el temple en verónicas y chicuelinas. Quiso agradar con el serio toro en distintos terrenos pero alargó demasiado y, ya con el toro más aplomado, algunos se impacientaron. Dejó con habilidad una estocada muy defectuosa y a la décima acertó con el verduguillo. Silencio tras dos avisos.
Menuda papeleta por delante para el sobresaliente. Brindó al público el de Victorino, alejado de la belleza. Se dobló De la Calle con el cárdeno, que se desplomó antes que pronto.
Según el parte médico oficial, Emilio de Justo sufre un «traumatismo cervical severo pendiente de estudio radiológico. Pronóstico grave». Fue trasladado a La Fraternidad, de Madrid.
Según recoge Aplausos, el doctor Máximo García Padrós aseguró a los micrófonos del canal Toros: «Podría tener una lesión seria de columna vertebral, tenía un dolor muy intenso y puede haber una fractura vertebral, pero hay que esperar al estudio radiológico. Cuando ha entrado, por su propio pie, le hemos dado calmantes y antiinflamatorios y se ha inmovilizado el cuello».
Según el primer estudio radiológico realizado, Emilio de Justo sufre una «fractura de las vértebras C1 y C2 y una fisura en la base del cráneo».
Según el doctor García Padrós tras conocer este parte, «será valorado para ver qué tratamiento es el adecuado, pero no se descarta una intervención quirúrgica». El cirujano jefe de Las Ventas se aventuraba a pronosticar «de dos a tres meses de recuperación, pero es pronto, hay que esperar la evolución».
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