![Alejandro Rivero, Fran Amaya y Eric Olivera abandonan la plaza de Olivenza a hombros. :: pakopí](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/201903/08/media/cortadas/135311477--624x414.jpg)
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No faltó la lluvia a la cita con los toros en Olivenza y ante la previsión de buen tiempo para el fin de semana no quiso perder la oportunidad de hacerse notar durante la novillada en clase práctica a la que concurrieron el alburquerqueño Alejandro Rivero, el malagueño Fran Jerez, el villanovense Eric Olivera y el chelero Fran Amaya para matar cuatro novillos de la ganadería de El Freixo, criados por El Juli en su finca oliventina del mismo nombre.
Demostró Alejandro Rivero con el primero que era el más placeado de los novilleros y aprovechó con solvencia la nobleza de las embestidas de su oponente para cuajar una buena faena que, a pesar de un pinchazo y una entera trasera y caída, fue recompensada con dos orejas.
uToros Cuatro novillos de El Freixo, nobles y de juego desigual.
uToreros Alejandro Rivero, dos orejas; Fran Jerez, una oreja; Eric Olivera, dos orejas; Fran Amaya, dos orejas.
uPlaza Novillada en clase práctica como aperitivo de la Feria de Olivenza en una tarde lluviosa con un cuarto de entrada gratuita.
El segundo novillo de la tarde, con igual nobleza pero menos recorrido que su predecesor, correspondió al malagueño Fran Jerez, que inició su faena de muleta por estatuarios y vio como poco a poco fue quedándose sin enemigo para acabar su actuación algo atropellado en la cara del animal. Una serie de manoletinas precedieron a media estocada, trasera y caída por la que recibió una oreja.
El villanovense Eric Olivera fue el encargado de enfrentarse al tercero de El Freixo, con el que fue muy aplaudido al capote antes de recibirlo de rodillas en el tercio con la muleta. Aprovechó Olivera el pitón derecho del astado para arrancarle todas las embestidas que no pudo sacarle por la izquierda. Cerró su faena por manoletinas como preludio a un pinchazo y una estocada casi entera que le valieron dos orejas.
A Fran Amaya le tocó cerrar plaza con el novillo más complicado de la tarde, que quizás hubiera precisado algo más de experiencia en su estoqueador. Lo recibió el de Cheles a porta gayola y fue arrollado sin que el percance le impidiera posteriormente armar un buen saludo capotero. Banderilleó con solvencia y afrontó la faena de muleta para enfrentarse a las complicadas embestidas de su oponente que echó la cara arriba cada vez que se encontraba con la franela de chelero. Al final, un bajonazo y un descabello no impidieron que la tarde se cerrara con dos orejas más.
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